Las bolsas asiáticas se desploman: Honk Kong registra el mayor descenso desde la crisis de 2008
Asia ha arrancado la semana con un desplome generalizado de sus Bolsas, las cuales empiezan a poner precio a los aranceles universales impuestos el pasado miércoles por Donald Trump, que suponen el mayor golpe al libre comercio en décadas, así como a la disposición batalladora de China. Los catorce principales índices de la región se han teñido de un rojo uniforme, con al menos once de ellos marcando sus mínimos anuales antes del cierre de la jornada. El Nikkei 225 japonés ha caído un 7,8% , el Kospi surcoreano un 5,5%, el TAIEX taiwanés un 9,7%, el S&P/ASX 200 australiano un 4,2%, el Strait Times singapurense un 8,1%, y el Nifty 50 indio un 4,6%. Un elemento constitutivo de este nuevo orden internacional es la confrontación creciente con China, que el pasado viernes se convirtió en el primer país en contraatacar, imponiendo a EE.UU. aranceles equivalentes del 34%. Tampoco sus mercados se han salvado de la sangría: el índice de Shanghái ha perdido un 7,3% , el de Shenzhen un 9,6% y el CSI 300 un 7,%. En ocasiones solo las referencias históricas proporcionan la medida adecuada: el Han Seng de Hong Kong –territorio incluido en las tarifas contra China continental– se dejaba media hora antes del cierre un 13,7%, su mayor hundimiento desde el estallido de la crisis financiera global en octubre de 2008. Las empresas tecnológicas se cuentan entre las más afectadas en el parqué hongkonés, evidencia cuantitativa del impacto en un mundo hiperconectado del proteccionismo y la tensión entre las dos superpotencias. JD.com se ha hundido un 15,7%, BYD un 15,9%, Alibaba un 18,2%, Xiaomi un 19,9% y LeNovo un 22,9%. Pero no son las únicas: todas las ochenta y tres firmas representadas han cerrado, sin excepción, en territorio negativo. «La represalia de Pekín ante la ofensiva arancelaria de Trump del 2 de abril fue una jugada política astuta para China, pero una mala noticia para la economía mundial, tal y como demuestra la venta masiva de activos en los mercados asiáticos del lunes por la mañana», ha señalado Arthur Kroebe, cofundador y jefe de investigación de Gavekal, en un comentario difundido esta tarde. «Tras haber pasado los últimos cinco años preparándose para la presión estadounidense, China confía en poder resistir más tiempo en una guerra económica. Ahora le corresponde a Trump decidir si quiere escalar el conflicto o sentarse a negociar con China, y a los demás grandes socios comerciales de EE.UU. determinar hasta qué punto desean imitar la estrategia de resistencia china. Por ahora, Trump parece poco interesado en negociar , y China se centra casi exclusivamente en la autodefensa, en lugar de intentar forjar una coalición con los numerosos países perjudicados por la guerra comercial de Trump», añadía Kroebe. Ahora bien, la sangría es tal que otros analistas apuntan en sentido contrario. «Sospechamos que incluso un combativo Trump debe entender que esta vez ha ido demasiado lejos», comentaba Paul Ashworth, economista jefe para Norteamérica de Capital Economics, en referencia a la mengua del 10% experimentada por el índice estadounidense S&P 500 tras el anuncio presidencial. «No quiero que nada caiga, pero a veces tienes que tomar medicina para solucionar algunas cosas», aseguraba Trump a su regreso de un fin de semana dedicado al golf en Florida. «Aunque la incertidumbre sigue siendo muy alta, lo más probable es que Trump anuncie pronto algunos “acuerdos” que rebajen los aranceles recíprocos más desproporcionados para algunos de los países más afectados», continuaba Ashworth. «Nuestra previsión es que, en los próximos meses, Trump cerrará “acuerdos” con varios países, aunque China podría ser la excepción. Una vez que quede claro que está dispuesto a aceptar concesiones relativamente menores a cambio de reducir esos aranceles, los mercados bursátiles deberían repuntar».
Asia ha arrancado la semana con un desplome generalizado de sus Bolsas, las cuales empiezan a poner precio a los aranceles universales impuestos el pasado miércoles por Donald Trump, que suponen el mayor golpe al libre comercio en décadas, así como a la disposición batalladora de China. Los catorce principales índices de la región se han teñido de un rojo uniforme, con al menos once de ellos marcando sus mínimos anuales antes del cierre de la jornada. El Nikkei 225 japonés ha caído un 7,8% , el Kospi surcoreano un 5,5%, el TAIEX taiwanés un 9,7%, el S&P/ASX 200 australiano un 4,2%, el Strait Times singapurense un 8,1%, y el Nifty 50 indio un 4,6%. Un elemento constitutivo de este nuevo orden internacional es la confrontación creciente con China, que el pasado viernes se convirtió en el primer país en contraatacar, imponiendo a EE.UU. aranceles equivalentes del 34%. Tampoco sus mercados se han salvado de la sangría: el índice de Shanghái ha perdido un 7,3% , el de Shenzhen un 9,6% y el CSI 300 un 7,%. En ocasiones solo las referencias históricas proporcionan la medida adecuada: el Han Seng de Hong Kong –territorio incluido en las tarifas contra China continental– se dejaba media hora antes del cierre un 13,7%, su mayor hundimiento desde el estallido de la crisis financiera global en octubre de 2008. Las empresas tecnológicas se cuentan entre las más afectadas en el parqué hongkonés, evidencia cuantitativa del impacto en un mundo hiperconectado del proteccionismo y la tensión entre las dos superpotencias. JD.com se ha hundido un 15,7%, BYD un 15,9%, Alibaba un 18,2%, Xiaomi un 19,9% y LeNovo un 22,9%. Pero no son las únicas: todas las ochenta y tres firmas representadas han cerrado, sin excepción, en territorio negativo. «La represalia de Pekín ante la ofensiva arancelaria de Trump del 2 de abril fue una jugada política astuta para China, pero una mala noticia para la economía mundial, tal y como demuestra la venta masiva de activos en los mercados asiáticos del lunes por la mañana», ha señalado Arthur Kroebe, cofundador y jefe de investigación de Gavekal, en un comentario difundido esta tarde. «Tras haber pasado los últimos cinco años preparándose para la presión estadounidense, China confía en poder resistir más tiempo en una guerra económica. Ahora le corresponde a Trump decidir si quiere escalar el conflicto o sentarse a negociar con China, y a los demás grandes socios comerciales de EE.UU. determinar hasta qué punto desean imitar la estrategia de resistencia china. Por ahora, Trump parece poco interesado en negociar , y China se centra casi exclusivamente en la autodefensa, en lugar de intentar forjar una coalición con los numerosos países perjudicados por la guerra comercial de Trump», añadía Kroebe. Ahora bien, la sangría es tal que otros analistas apuntan en sentido contrario. «Sospechamos que incluso un combativo Trump debe entender que esta vez ha ido demasiado lejos», comentaba Paul Ashworth, economista jefe para Norteamérica de Capital Economics, en referencia a la mengua del 10% experimentada por el índice estadounidense S&P 500 tras el anuncio presidencial. «No quiero que nada caiga, pero a veces tienes que tomar medicina para solucionar algunas cosas», aseguraba Trump a su regreso de un fin de semana dedicado al golf en Florida. «Aunque la incertidumbre sigue siendo muy alta, lo más probable es que Trump anuncie pronto algunos “acuerdos” que rebajen los aranceles recíprocos más desproporcionados para algunos de los países más afectados», continuaba Ashworth. «Nuestra previsión es que, en los próximos meses, Trump cerrará “acuerdos” con varios países, aunque China podría ser la excepción. Una vez que quede claro que está dispuesto a aceptar concesiones relativamente menores a cambio de reducir esos aranceles, los mercados bursátiles deberían repuntar».
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