«La impotencia de trabajar y luego tener que pelear para que te paguen»: denuncia al bar en el que echaba 54 horas semanales
«La impotencia de trabajar y luego tener que pelear para que te paguen». La afirmación del influencer valenciano Jesús Soriano resume lo que siente una camarera que ha denunciado al bar en el que -además- echaba 54 horas semanales hasta que pactó un despido. Lleva desde enero esperando cobrar su última nómina. Su relato deja pocas dudas: «No, no me responde, incluso me bloqueó y yo lo dejé enero, avisé con un mes de antelación, llegamos a un acuerdo ». También da detalles como que «era una de las encargadas» y su salario era de 1.400 euros librando sólo un día a la semana y trabajando nueve horas al días. «Cerrábamos y abríamos, nunca teníamos las horas de descanso correspondientes », asegura. Lo peor ha venido después de dejar la empresa, porque según ha denunciado, se han desentendido de abonarle esos últimos ingresos, tal como ha mostrado con múltiples mensajes que les ha enviado para reclamar esos atrasos. «Me da hasta vergüenza tener que estar reclamando algo que es mío», le llegaba a decir a su antiguo empleador, por este « increíble » retraso. «Lamentablemente, aquí todo va muy lento, esperé hasta marzo para ver si me pagaban, pero como vi que no, decidí denunciar, no quería llegar hasta ahí, pero no me dejaron otra opción», razona esta trabajadora. Entre las primeras reacciones en el hilo abierto por el influencer de la cuenta @soycamarero , un seguidor apunta su reflexión al horario, sin opinar sobre la morosidad y la deuda con la afectada: «Si el Gobierno quiere reducir la jornada laboral , debería empezar por lo de librar sólo un día a la semana». Otro internauta subraya que «lo peor de todo es que esto es muy, muy común...», mientras que otro generaliza con el problema («y así es como crean riqueza las empresas»). También hay quien equipara a la trabajadora y al empresario de este caso como « listillos » por las condiciones del despido acordadas, una práctica usual de garantizar el derecho al subsidio por desempleo.
«La impotencia de trabajar y luego tener que pelear para que te paguen». La afirmación del influencer valenciano Jesús Soriano resume lo que siente una camarera que ha denunciado al bar en el que -además- echaba 54 horas semanales hasta que pactó un despido. Lleva desde enero esperando cobrar su última nómina. Su relato deja pocas dudas: «No, no me responde, incluso me bloqueó y yo lo dejé enero, avisé con un mes de antelación, llegamos a un acuerdo ». También da detalles como que «era una de las encargadas» y su salario era de 1.400 euros librando sólo un día a la semana y trabajando nueve horas al días. «Cerrábamos y abríamos, nunca teníamos las horas de descanso correspondientes », asegura. Lo peor ha venido después de dejar la empresa, porque según ha denunciado, se han desentendido de abonarle esos últimos ingresos, tal como ha mostrado con múltiples mensajes que les ha enviado para reclamar esos atrasos. «Me da hasta vergüenza tener que estar reclamando algo que es mío», le llegaba a decir a su antiguo empleador, por este « increíble » retraso. «Lamentablemente, aquí todo va muy lento, esperé hasta marzo para ver si me pagaban, pero como vi que no, decidí denunciar, no quería llegar hasta ahí, pero no me dejaron otra opción», razona esta trabajadora. Entre las primeras reacciones en el hilo abierto por el influencer de la cuenta @soycamarero , un seguidor apunta su reflexión al horario, sin opinar sobre la morosidad y la deuda con la afectada: «Si el Gobierno quiere reducir la jornada laboral , debería empezar por lo de librar sólo un día a la semana». Otro internauta subraya que «lo peor de todo es que esto es muy, muy común...», mientras que otro generaliza con el problema («y así es como crean riqueza las empresas»). También hay quien equipara a la trabajadora y al empresario de este caso como « listillos » por las condiciones del despido acordadas, una práctica usual de garantizar el derecho al subsidio por desempleo.
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