La casa de muñecas a tamaño real escondida en el centro de Madrid: el secreto que casi nadie conoce

Madrid es una ciudad llena de sorpresas. Algunas se presentan en forma de grandes palacios, otras con el bullicio de sus mercados o también, no nos podemos olvidar de la majestuosidad de sus museos. Pero hay otras que se esconden a simple vista, casi camufladas en el paisaje urbano, como si quisieran que solo los … Continuar leyendo "La casa de muñecas a tamaño real escondida en el centro de Madrid: el secreto que casi nadie conoce"

Abr 28, 2025 - 07:38
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La casa de muñecas a tamaño real escondida en el centro de Madrid: el secreto que casi nadie conoce

Madrid es una ciudad llena de sorpresas. Algunas se presentan en forma de grandes palacios, otras con el bullicio de sus mercados o también, no nos podemos olvidar de la majestuosidad de sus museos. Pero hay otras que se esconden a simple vista, casi camufladas en el paisaje urbano, como si quisieran que solo los ojos curiosos las descubrieran. Una de esas joyas secretas se encuentra justo en el corazón del Paseo de Recoletos, y a pesar de estar ahí desde hace más de un siglo, casi nadie conoce su historia. La casa de muñecas escondida en Madrid y de la que te ofrecemos ahora todos los detalles.

Una casa de muñecas a tamaño real, que está incrustada dentro del jardín del Palacio de Linares, actual sede de la Casa de América. A simple vista, parece una construcción sacada de un cuento de los hermanos Grimm: de ladrillo rojizo, con un pequeño torreón, ventanas diminutas y abrazada por una enredadera que parece protegerla del paso del tiempo. Sin embargo, lo que a ojos del visitante puede parecer una fantasía infantil hecha realidad, es en realidad una pieza de historia envuelta en misterio. Durante décadas, ha permanecido cerrada y olvidada, sin una función clara ni apenas documentos oficiales que la mencionen. Pero su existencia no es fruto de una leyenda urbana. Esta casita fue construida con una intención muy concreta y, aunque con el tiempo nacieron teorías contradictorias, la verdad sobre su origen resulta cuanto menos sorprendente y para muchos, encantador.

La casa de muñecas escondida en Madrid

La construcción (que resulta gigante si la comparamos con las casas de muñecas reales) se encuentra dentro del Jardín Gabriel García Márquez, una zona verde situada justo detrás del Palacio de Linares. Pese a su cercanía con uno de los edificios más imponentes de la ciudad, esta casa pasa fácilmente desapercibida. No tiene cartel, ni guías que la presenten. Sólo quienes pasean con calma por el jardín (un espacio gratuito y abierto al público) tropiezan con ella, quizá preguntándose si es real o parte del decorado.

Y sí, es real. Pero no, no fue concebida como una mera casa de muñecas ornamental. Según los pocos testimonios y estudios disponibles, este espacio fue creado para que una niña pudiera jugar. No una niña cualquiera, sino la ahijada del mismísimo marqués de Linares. Su nombre era Raimunda Avecilla, y con el tiempo heredaría el palacio. Fue ella quien recibió esta casita como lugar de recreo personal, un lujo al alcance de muy pocos y un gesto de cariño que ha resistido el paso del tiempo.

Del espacio de juegos a estar casi escondida

Durante muchos años, se pensó que esta casa tenía una finalidad mucho más práctica. Una versión popular sostenía que servía como almacén para herramientas de jardinería o que simplemente ocultaba la antiestética medianera con el edificio contiguo. Esta teoría se apoyaba en la idea de que, al ser una construcción anexa y sin conexión con el edificio principal, no tenía un uso noble.

Sin embargo, las investigaciones más recientes y los testimonios recogidos por algunos medios desmienten esa idea. Fue el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, conocido por otras obras destacadas como el Museo Numantino o el Hospital de Santa Cruz de Toledo, quien diseñó esta casa. La construyó a imagen y semejanza de una vivienda romántica, con un estilo muy similar al de la Casa de la Vieja en los Jardines del Capricho, aunque en este caso a escala humana.

Y aunque con el paso del tiempo su uso se desdibujó, todo apunta a que su origen fue puramente lúdico y emocional. Un regalo en forma de arquitectura para una niña privilegiada.

Lo más curioso de esta casa es que, pese a su evidente presencia, casi no hay documentos que hablen de ella. Desde la propia Casa de América reconocen que no existen archivos detallados sobre la construcción ni su uso posterior. La mayoría de datos proceden de recortes antiguos, testimonios de cronistas y alguna que otra referencia bibliográfica casi olvidada. Entre ellas, destacan las de Miguel Lasso de la Vega y Pilar Rivas, quienes la describen como una edificación de recreo dentro del jardín del palacio, junto a otras instalaciones más funcionales como las antiguas caballerizas.

En uno de los pocos artículos periodísticos que la mencionan, publicado en 1923 por Las Provincias, se alude a doña Raimunda Avecilla como heredera del inmueble y se describe el palacete como un espacio cerrado que solo se abría en contadas ocasiones debido a la salud de los condes, que residían en Málaga. Desde entonces, poco más se ha sabido sobre el destino de esta casa.

El jardín que la protege

El espacio que alberga esta casa fue reinaugurado en 2015 como homenaje a Gabriel García Márquez. Hoy, se le conoce como Jardín Gabriel García Márquez y, además de acoger esta joya arquitectónica, cuenta con fuentes, esculturas y una placa conmemorativa en honor al Nobel colombiano. En ella se puede leer una de sus frases más recordadas: «Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidar es difícil para quien tiene corazón».

El busto de García Márquez, obra de Milton Bernal, preside discretamente este oasis urbano, desde donde se divisan los perfiles del Palacio de Linares. Esta casona, uno de los máximos exponentes del neobarroco francés en la capital, fue durante décadas una residencia aristocrática hasta que, en 1986, pasó a manos de la sociedad Teseo y más tarde se convirtió en lo que hoy conocemos como la Casa de América, un espacio destinado al diálogo entre culturas del otro lado del Atlántico.