Julius Baer da un giro a sus carteras: "El excepcionalismo de EEUU no existe"
La volatilidad se ha apoderado de los mercados. El recrudecimiento de las tensiones comerciales impulsado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como la creciente posibilidad de un acuerdo para la paz en Ucrania están provocando grandes cambios en las bolsas mundiales. En este contexto, Julius Baer ha decidido ajustar su estrategia de inversión.

"Julius Baer también pivota", sentencia Yves Bonzon, director de inversiones de la firma helvética, quien señala que muchos de estos cambios se producen tras "los cambios de política en Washington y (probablemente) en Pekín". Y es que las primeras semanas de 2025 han ido cambiando sustancialmente su visión sobre los mercados.
Por ejemplo. a principios de año el consenso inversor apostaba de forma "casi universal" a favor de EEUU y de los activos estadounidenses. "La tesis del excepcionalismo estadounidense fue aceptada sin paliativos. En particular, el consenso fue unánime al considerar que el futuro de la inteligencia artificial (IA) consistía en un oligopolio de las principales plataformas de tecnología de la información estadounidenses, las únicas consideradas capaces de realizar las inversiones necesarias para construir las capacidades informáticas requeridas", relata Bonzon.
Hasta que llegó DeepSeek. La irrupción de la empresa emergente china y de su modelo de IA generativa de menor coste y que no necesita chips avanzados para su desarrollo puso en cuestión miles de millones de dólares comprometidos por EEUU para liderar este campo.
Por otro lado, Bonzon destaca que los balances del sector privado de Estados Unidos están en excelente forma, mientras que el balance del Gobierno de Estados Unidos está severamente debilitado después de varios años de déficit presupuestarios récord en tiempos de paz. "Según Marko Papic, no existe tal cosa como el excepcionalismo estadounidense. El mejor desempeño de los activos estadounidenses y de la economía estadounidense es el resultado del estímulo fiscal inyectado durante la pandemia y desde entonces", apunta.
"En cuanto a la política fiscal estadounidense, a partir de un déficit del 7% del PIB, un nivel récord en tiempos de paz, la única dirección posible es hacia un estímulo fiscal negativo. Como resultado, se espera que el desempeño futuro de la economía y de los activos estadounidenses se normalice en el mejor de los casos y que se quede rezagado en relación con el resto del mundo en el peor", agrega.
En cambio, la situación en China es "diametralmente opuesta", ya que la economía se encuentra en "una recesión de balance". "Las transferencias de los balances del Gobierno a los del sector privado son el remedio necesario, al contrario de las políticas aplicadas desde que el actual presidente llegó al poder, pero la evidencia reciente sugiere que se está produciendo un cambio de tendencia. No solo ha habido un pivote en Washington, sino que también hay muchas posibilidades de que también se esté produciendo un pivote en Pekín", explica Bonzon.
"En resumen, es probable que el fuerte consenso de principios de 2025, que estuvo acompañado de una falta de controversia, resulte incorrecto. Estados Unidos está cambiando de rumbo, China también y nosotros igualmente estamos cambiando de rumbo nuestras carteras. Hemos implementado una asignación del 1,5% a acciones chinas en nuestras carteras equilibradas, que hemos compensado cubriendo nuestra exposición a acciones estadounidenses en la misma cantidad, manteniendo así nuestra asignación general a acciones sin cambios", sentencia este experto.
PESIMISMO EN EUROPA
En cuanto a Europa, Bonzon se muestra algo más pesimista con las perspectivas del Viejo Continente. En este sentido, el CIO de Julius Baer señala que, si bien los informes de Mario Draghi y de Enrico Letta sobre el futuro del mercado único de la Unión Europea (UE) han sido "ampliamente elogiados, tanto por su diagnóstico de los problemas" que enfrenta la economía comunitaria como por las medidas propuestas para remediarlos.
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El informe de Letta se enfoca en fortalecer la economía europea y en la necesidad de crear un "mercado único más fuerte", abordando temas como la sostenibilidad, la digitalización y la cohesión social. Por su lado, el informe de Draghi también toca cuestiones económicas fundamentales, pero con un enfoque más centrado en las políticas monetarias y las reformas estructurales necesarias para aumentar la competitividad de la UE en un contexto global. No obstante, agrega Bonzon, sigue en pie la pregunta de hasta qué punto la UE puede ser capaz de acordar e implementar rápidamente las reformas propuestas.
Según este experto, Letta explica que hace 35 años, cuando Jacques Delors creó el mercado común, los estados miembros de la época tomaron la decisión consciente de excluir tres sectores: finanzas, telecomunicaciones y energía. "Cabe señalar que la economía de Italia era del mismo tamaño que la de China en ese momento. Los países miembros de la UE prefirieron mantener su soberanía en esos tres sectores estratégicos", destaca.
"Hoy estamos viendo las consecuencias intencionadas de esa elección. Según las estimaciones del profesor Letta, los ahorros de la UE de 300.000 millones de euros al año se están desviando al extranjero, principalmente para financiar la economía estadounidense. En telecomunicaciones, Europa estaba a la vanguardia de la industria en los años 90. En la actualidad, este sector está dominado por empresas asiáticas y estadounidenses. Un operador de telecomunicaciones tiene una media de 107 millones de abonados en Estados Unidos y la asombrosa cifra de 467 millones de abonados en China, frente a sólo 5 millones en la UE", subraya Bonzon.
Asimismo, este estratega destaca que este aumento del pesimismo en Europa coincide con un acercamiento entre Washington y Moscú, "dirigido en particular, pero no exclusivamente", a encontrar un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania. Recientemente, Trump paralizó la ayuda militar a Ucrania para forzar a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, a firmar el acuerdo de minerales y seguridad y a negociar la paz con Rusia. Posteriormente, el líder ucraniano se mostró "dispuesto" a firmar dichos acuerdos.
"La situación está moviéndose extremadamente rápido y los mercados esperan ahora un fin del conflicto en un futuro no muy lejano. Acabamos de presenciar una semana histórica. A diferencia de los líderes europeos, vemos el giro de Washington hacia Rusia como una oportunidad para que Europa implemente las reformas que tan urgentemente necesita", afirma Bonzon.