José Joaquín León traza el mapa completo de la Sevilla cofrade en el pregón de la Semana Santa
José Joaquín León, un niño que nació en Cádiz , que se enamoró de Sevilla , conoció su Semana Santa a través de la portada de ABC de Sevilla y hoy ha pregonado su Semana Mayor, ha trazado el mapa completo de la Sevilla cofrade, recorriendo uno a uno sus barrios, sus devociones, sus vírgenes y sus cristos. El texto, cuya declamación se ha extendido dos horas justas , como él mismo anticipó, ha estado marcado por la Esperanza en el año jubilar que se celebra este 2025 y por la inspiración del pregón de Antonio Rodríguez Buzón, al que ha parafraseado su mítico verso « pero como tú ninguna» para referirse a figuras y elementos tan emblemáticos de la Semana Santa como Pilatos, el olivo, la túnica, el cirineo y, por supuesto, la Macarena. Como era de esperar, el periodista y escritor ha culminado su pregón con sus tres hermandades, San Isidoro, la Soledad de San Lorenzo y el Silencio «eterno», y como novedad, ha introducido una saeta , cantada por la mairenera Elena Delgado, para recordar al Sacri dedicándole la última a su virgen en la oscura plaza de San Lorenzo. Los tres golpes de un llamador para abrir el pregón; la creación de Dios, «capillita y hace salidas extraordinarias», la primera vez del nazareno; el Cachorro por el puente y Aquilino Duque; Triana, su Esperanza y el verde de Federico García Lorca; el Gran Poder, «Señor de Sevilla y el Hijo de la Esperanza»; una Madrugada íntima en el corazón de la vía sacra de la Catedral frente a la «fragilidad» de la calle; o la Macarena, quien habla con los ojos; han sido los fragmentos más emotivos y aplaudidos. Con 'La Madruga' se daba el pistoletazo de salida al acto del pregón de la Semana Santa de Sevilla en otro Domingo de Pasión. Tomaba la palabra el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, para glosar la vida y obra del pregonero en doce minutos y poner de relieve la capacidad de Sevilla, ciudad única, para celebrar eventos de tal calibre como la Magna que clausuró el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Y tras 'Amarguras' era el turno de José Joaquín León. Eran las 12,34 horas. Sacó un martillo e hizo sonar tres golpes. «Sonó el llamador y se levantó la Vida», fueron sus primeras palabras antes de introducir al público del Teatro de la Maestranza en la Creación del universo pero de sevillanas maneras: «En el principio existía Dios, / entre el silencio y la soledad. / Era el silencio eterno de Dios / en la soledad del Universo». Presentó a un Dios que «capillita y hace salidas extraordinarias» . Esta introducción en forma de poesía recogía este pasaje: «Pasó el tiempo y Dios quiso / que la fe llegara a una tierra / donde su amor se reflejaría / en los ojos de las Esperanzas. / Dios creó otro mundo / entre Triana y Sevilla». El pregonero tomó su primer capirote para viajar a los recuerdos de sus niñas vestidas de nazarenas , y lo hizo con una defensa de la Semana Santa, pero con una advertencia: «Existirá mientras haya sevillanos. La Semana Santa está viva gracias a las cofradías y a las familias». « El primer capirote nunca es de cartón , es de material sagrado. Está cosido con la aguja de los ángeles y se ciñe en la cabeza del niño como si fuera la corona de un santo. Que nunca se pierda esa antigua ilusión, que tú también la enseñes, que siempre recuerdes aquella tarde, cuando te hicieron nazareno de Sevilla». Llegó el momento del saludo a las autoridades y los agradecimientos, especial fue el dedicado a su mujer, la única persona que había escuchado el pregón con anterioridad. « Este es el pregón de un niño que nació en Cádiz y se enamoró pronto de Sevilla ». Así se presentaba José Joaquín León ante el teatro, añadiendo: «Este es el pregón de un niño que se encontró con la Semana Santa de Sevilla gracias a una portada de ABC», donde trabajó posteriormente y escribió sobre Semana Santa. El pregón del periodista y articulista de Diario de Sevilla ha estado salpicado en todo momento por el recuerdo a quienes ya no están entre nosotros y dejaron su huella en la Semana Santa de Sevilla: los periodistas José Luis Garrido Bustamante y Fernando Gelán, el fotógrafo Jesús Martín Cartaya, los pregoneros Manuel Navarro Palacios e Ignacio Pérez Franco ; sus hermanos de la Soledad Antonio Álvarez-Dardet Lama, Juan Hidalgo, Pablo Chávez y Manuel Rodríguez González, sobre el que dijo: «Nunca hubiera sido pregonero si no te hubiera conocido». Entró en faena con el Señor de la Humildad y Paciencia de la Cena , la devoción de su mujer, para lanzar un mensaje a los que piensa que son los más importantes en esta historia de siglos: «No se puede entender la Semana Santa sevillana sin los cofrades, sin los nazarenos, sin los acólitos, sin costaleros y capataces, sin cornetas y tambores, agrupaciones, bandas de palio y capillas musicales, sin floristas, sin vestidores, sin abonados de las sillas y palcos, sin público en las calles. Todos somos importantes, pero la Semana Santa será un fracaso si pensamos que los protagonistas sólo somos nosotros». Después
José Joaquín León, un niño que nació en Cádiz , que se enamoró de Sevilla , conoció su Semana Santa a través de la portada de ABC de Sevilla y hoy ha pregonado su Semana Mayor, ha trazado el mapa completo de la Sevilla cofrade, recorriendo uno a uno sus barrios, sus devociones, sus vírgenes y sus cristos. El texto, cuya declamación se ha extendido dos horas justas , como él mismo anticipó, ha estado marcado por la Esperanza en el año jubilar que se celebra este 2025 y por la inspiración del pregón de Antonio Rodríguez Buzón, al que ha parafraseado su mítico verso « pero como tú ninguna» para referirse a figuras y elementos tan emblemáticos de la Semana Santa como Pilatos, el olivo, la túnica, el cirineo y, por supuesto, la Macarena. Como era de esperar, el periodista y escritor ha culminado su pregón con sus tres hermandades, San Isidoro, la Soledad de San Lorenzo y el Silencio «eterno», y como novedad, ha introducido una saeta , cantada por la mairenera Elena Delgado, para recordar al Sacri dedicándole la última a su virgen en la oscura plaza de San Lorenzo. Los tres golpes de un llamador para abrir el pregón; la creación de Dios, «capillita y hace salidas extraordinarias», la primera vez del nazareno; el Cachorro por el puente y Aquilino Duque; Triana, su Esperanza y el verde de Federico García Lorca; el Gran Poder, «Señor de Sevilla y el Hijo de la Esperanza»; una Madrugada íntima en el corazón de la vía sacra de la Catedral frente a la «fragilidad» de la calle; o la Macarena, quien habla con los ojos; han sido los fragmentos más emotivos y aplaudidos. Con 'La Madruga' se daba el pistoletazo de salida al acto del pregón de la Semana Santa de Sevilla en otro Domingo de Pasión. Tomaba la palabra el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, para glosar la vida y obra del pregonero en doce minutos y poner de relieve la capacidad de Sevilla, ciudad única, para celebrar eventos de tal calibre como la Magna que clausuró el II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Y tras 'Amarguras' era el turno de José Joaquín León. Eran las 12,34 horas. Sacó un martillo e hizo sonar tres golpes. «Sonó el llamador y se levantó la Vida», fueron sus primeras palabras antes de introducir al público del Teatro de la Maestranza en la Creación del universo pero de sevillanas maneras: «En el principio existía Dios, / entre el silencio y la soledad. / Era el silencio eterno de Dios / en la soledad del Universo». Presentó a un Dios que «capillita y hace salidas extraordinarias» . Esta introducción en forma de poesía recogía este pasaje: «Pasó el tiempo y Dios quiso / que la fe llegara a una tierra / donde su amor se reflejaría / en los ojos de las Esperanzas. / Dios creó otro mundo / entre Triana y Sevilla». El pregonero tomó su primer capirote para viajar a los recuerdos de sus niñas vestidas de nazarenas , y lo hizo con una defensa de la Semana Santa, pero con una advertencia: «Existirá mientras haya sevillanos. La Semana Santa está viva gracias a las cofradías y a las familias». « El primer capirote nunca es de cartón , es de material sagrado. Está cosido con la aguja de los ángeles y se ciñe en la cabeza del niño como si fuera la corona de un santo. Que nunca se pierda esa antigua ilusión, que tú también la enseñes, que siempre recuerdes aquella tarde, cuando te hicieron nazareno de Sevilla». Llegó el momento del saludo a las autoridades y los agradecimientos, especial fue el dedicado a su mujer, la única persona que había escuchado el pregón con anterioridad. « Este es el pregón de un niño que nació en Cádiz y se enamoró pronto de Sevilla ». Así se presentaba José Joaquín León ante el teatro, añadiendo: «Este es el pregón de un niño que se encontró con la Semana Santa de Sevilla gracias a una portada de ABC», donde trabajó posteriormente y escribió sobre Semana Santa. El pregón del periodista y articulista de Diario de Sevilla ha estado salpicado en todo momento por el recuerdo a quienes ya no están entre nosotros y dejaron su huella en la Semana Santa de Sevilla: los periodistas José Luis Garrido Bustamante y Fernando Gelán, el fotógrafo Jesús Martín Cartaya, los pregoneros Manuel Navarro Palacios e Ignacio Pérez Franco ; sus hermanos de la Soledad Antonio Álvarez-Dardet Lama, Juan Hidalgo, Pablo Chávez y Manuel Rodríguez González, sobre el que dijo: «Nunca hubiera sido pregonero si no te hubiera conocido». Entró en faena con el Señor de la Humildad y Paciencia de la Cena , la devoción de su mujer, para lanzar un mensaje a los que piensa que son los más importantes en esta historia de siglos: «No se puede entender la Semana Santa sevillana sin los cofrades, sin los nazarenos, sin los acólitos, sin costaleros y capataces, sin cornetas y tambores, agrupaciones, bandas de palio y capillas musicales, sin floristas, sin vestidores, sin abonados de las sillas y palcos, sin público en las calles. Todos somos importantes, pero la Semana Santa será un fracaso si pensamos que los protagonistas sólo somos nosotros». Después vino uno de los momentos más significativos del pregón: las vísperas y el llamamiento a los sevillanos: «¡Vayan a los barrios desde el principio!». Hubo otro llamamiento, a la otra Sevilla: «Debemos cuidar y ayudar más a estas hermandades. No las olviden. Son cofradías de primera, de primera necesidad ». De los barrios a los misterios de Sevilla, empezando por San Benito. Y sacó a relucir una figura literaria que lo ha acompañado todo el pregón, el mítico verso de Rodríguez Buzón a la Macarena, «pero como tú ninguna». Lo parafraseó para hablar de figuras y elementos de la Semana Santa. «Pilatos habrá otros, pero como tú ninguno», refiriéndose al de la Calzada, lo que sacó las risas del público con la anécdota de la estampita y el ramo de flores para esta figura secundaria. Por su parte, el Pilatos de la Macarena, triste por no ser de la 'Gandinga', ha llegado a la conclusión de que «Roma es Sevilla con más obispos. Y Sevilla es Roma con más armaos ». De los tribunales, « gloria de los costaleros », a los olivos: «Otra vez Rodríguez-Buzón: olivos habrá, pero como el de Los Panaderos ninguno». Y siguiendo con los misterios, afirmó que «en Sevilla los caballos no son sólo para la Feria y para pasear a los turistas. Aquí los caballos se pasean el Jueves Santo, cuando salen de Santa Catalina». El pregonero subió la cofradía del paso de misterio al paso de palio, sentenciando: «Todos los pasos de palio de Sevilla se resumen en uno: la Amargura». Con la Virgen de la Paz se acordó de las víctimas de la guerra en una «Tierra santa teñida de sangre por el odio y la guerra»; y con la Virgen de los Desamparados de San Esteban, de las víctimas de la dana. «¿Y vosotros quién decís que soy Yo?» Con esta pregunta realizó un recorrido por los Cristos de Sevilla, con el que llegó a los barrios de la ciudad, empezando en el de su corazón: San Lorenzo, lo que le sirvió de puerta para hablar del Señor de Sevilla: «El Gran Poder te busca, el Gran Poder te espera y el Gran Poder te salva. El Gran Poder es el Señor de Sevilla y el Hijo de la Esperanza». San Vicente y la Virgen que quiso pintar Murillo en las Aguas; el Arenal de las habaneras de Antonio Burgos, su maestro, de las sevillanas del Pali y los versos de Florencio Quintero ; el Arenal del sueño de Álvarez Duarte con la Virgen de Guadalupe; el Arenal de la Carretería, túnicas habrá, pero como la suya ninguna«; Santa Cruz conquistada por turistas que vuelve a ser de Misericordias y Dolores; o la Alfalfa, la Puerta Osario y la Puerta Carmona, la calle Santiago, sin corrales y con hoteles, pero más viva que nunca por su hermandad. No dejó pasar el pregonero la oportunidad de hacer referencias urbanísticas a la transformación que vive la ciudad como consecuencia del turismo al hablar los barrios. De San Julián a la Calzada, del Porvenir al Cerro del Águila, de Nervión al Plantinar, del Polígono San Pablo al Tiro de Línea, « una nueva madre y maestra» de las cofradías lejanas; de San Bernardo a Triana, que «no es un barrio, sino que es otra galaxia». «Los científicos investigan cómo fueron creadas las estrellas. Para saberlo basta con ir a la calle San Jacinto», arrancó el pregonero su canto a la Virgen de la Estrella y las hermandades del barrio. Anduvo desde la calle San Jacinto hasta la calle Castilla. « En la O está la quintaesencia trianera , la del mercado, la del castillo, la del paseo, la del río». Con Aquilino Duque cruzó el puente de Triana para hablar del Cachorro. « ¡No, así no mueren los hombres! ¡Así viven! Y así vive el Hijo de Dios cuando regresa a Triana».Recordó lo dicho por Romero Murube, «Triana es de plata con un anillo verde », para tirar del color de la Esperanza. «En Triana se cumple el romance de Federico García Lorca. Verde es el viento, verde es el río, verde es tu sueño, verde es tu llanto, verde es la mañana, verde es el puente, verde es tu manto, verde es tu paso, verde es Triana, que llora lágrimas verdes al compás de su Esperanza». Remató el poema a la Virgen con tres palabras: «De Catedral a Santa Ana / el aire grita tres palabras: / Esperanza de Triana, / Y el eco lo resume en una: / Triana, Triana y Triana». El Jueves Santo el pregonero trasladó al público a los oficios en el convento de Santa Inés para después buscar en la calle el palio de la Virgen de los Ángeles, «un paso con el que Juan Miguel desafió a Juan Manuel»; «el relicario perfumado donde se deposita el consuelo», que es la Virgen de la Victoria; rememoró a su maestro Burgos para citarse con la Quinta Angustia: «¿Estáis preparados en los palcos para verla? ¿Estáis preparados para callar y ver?»; y con Cernuda, Montesinos y Eliot lloró la Sevilla «destruida» cuando pasa la Virgen del Valle, «la Virgen de los Poetas». Cerró el Jueves Santo «de Jesús Sacramentado a Jesús de la Pasión». Abordó el amor y la muerte, según Sevilla. Del Amor de Juan de Mesa, a la Buena Muerte de Juan de Mesa, pero también la muerte de Ortega Brú en San Andrés. Y oyendo al muñidor de la Mortaja se volvió a citar el pregonero con Antonio Burgos y sus textos sobre la Semana Santa. La «mala leche» de La Canina sacó otras risas al público. Cuando escribía sobre ella, se le apagó el ordenador y perdió el texto, aunque se lo sabía de memoria. El pregonero, tras el Triunfo de la Santa Cruz, dio pasó a la Resurrección en Santa Marina, donde «la puerta será como la piedra de la tumba que se abre. ¿Dónde está muerte tu victoria? Sale el Señor con su gloria. Y el ángel anuncia la buena noticia:¡Cristo está vivo! ¡Cristo ha resucitado!». El pregón encaraba la recta final con una plegaria a la Virgen María en sus títulos que «no son sólo de dolor y pena», las vírgenes presurosas, que «se van como un suspiro», como del Mayor Dolor y Traspaso o Virgen del Olvido, como la llamó Montesinos. La plegaria de la Virgen no podía terminar en otro sitio que no fuera en la Puerta Santa de Sevilla, que es el Arco de la Macarena. « ¿Y qué te digo yo, Esperanza Macarena? Si ya han agotado los piropos Antonio Rodríguez-Buzón, Joaquín Caro Romero, Juan Sierra y tantos poetas. Si han escrito glorias benditas Antonio Burgos, Carlos Colón y todos los pregoneros…». Pues el pregonero tiro de devoción popular, una devota: «Tú no le digas nada, que Ella te dirá lo que le tienes que decir. Cuando estés a su lado, verás que habla. Y hasta respira». Porque la Esperanza habla con sus ojos. Ahí comenzó el canto de amor a la Esperanza, uno de los pasajes más emotivos del pregón. «Tú eres la Letanía del Universo, la Mujer vestida de Sol, la Reina del Paraíso, la Musa del poeta, la Mocita de San Gil, la Flor de las flores, la Rosa de oro del Papa...». No podía terminar de otra forma: « Vírgenes habrá otras, pero ¿como Tú? ¡Ninguna!. Porque eres la Madre de Dios y lo has besado en su cuna ». Pero al pregonero aún le quedaban fuerzas para rematar su mapa completo de la Sevilla cofrade con sus tres hermandades, partiendo de la Costanilla, «Tres Caídas de amor y nostalgia en San Isidoro », que tiene el mejor Cirineo de Sevilla, «otros habrá, pero como tú ninguno». Con Montesinos se fue a la calle Alfonso XII para hablar del Silencio, donde «la historia se mide por siglos y por dogmas de fe»: «¿Por qué el tiempo ha elegido el camino más corto que nos lleva a la memoria para herirnos sin espada?». La última estación del pregón llevó a José Joaquín León a su casa. «Y ya está la Soledad en la plaza de San Lorenzo. Y ya se quedó a oscuras. Y ya viene la luz que avanza como un fuego por la calle Cardenal Spínola, que es un túnel blanco y negro que desemboca en la plaza». Allí, donde la Soledad alcanza la cumbre de su dolor, el pregonero quiso poner la voz del desaparecido José Pérez El Sacri. Y lo hizo de la voz de la mairenera Elena Delgado. Por primera vez se escuchaba una saeta en el Teatro de la Maestranza el Domingo de Pasión. El pregonero iba haciendo comentarios al canto, aunque sus palabras no se escuchó como seguramente él quisiera. En un pregón lleno de citas literarias, José Joaquín León miró a un clásico. «Hoy, al terminar este pregón, como en una protestación de fe, proclamo que mi patria está en San Lorenzo. Todos los caminos del Señor me llevaron a San Lorenzo. Todos los caminos de mi soledad me llevaron a encontrarme con tu Soledad. Y, por eso, hoy, sin la túnica, a cara descubierta, proclamo ante los santos evangelios de Sevilla que cuando llegue el último momento, otra vez a solas, me quedaré contigo, y en la ceniza de la eternidad se cumplirá lo que escribió Quevedo . Algún día seré polvo, 'mas será polvo enamorado', porque estaré para siempre a tu lado». Aunque sus últimas palabras volvieron al Nazareno: « El Silencio eterno con el que Dios le declara su amor a Sevilla »..
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