Jason Statham, el nuevo Stallone: así se forjó la amistad más cachas de Hollywood
'A Working Man' es el nuevo fruto de la simbiosis entre el Potro Italiano y el británico de las tollinas.

Basta con echarle un vistazo al póster de A Working Man para saber lo que ofrece esta película: un festival de acción a raudales con Jason Statham reventando cráneos en el papel de Levon Cade, albañil cuyo pasado en los Royal Marines le viene de lujo a la hora de ganarse un extra como mercenario urbano.
Ahora bien: si hacemos el esfuerzo de echarle un vistazo a los créditos, notaremos algo peculiar. Y no se trata de la presencia como director de David Ayer, cómodamente afincado en la serie B tras haber sufrido las mil y una a manos de DC con Escuadrón Suicida. Se trata de que Sylvester Stallone, nada menos, ejerce como productor... y también como guionista, adaptando junto a Ayer una novela de Chuck Dixon.
Dado que esta no es la primera vez que Statham trabaja con Stallone, podemos atrevernos a formular una hipótesis: todo el mundo necesita un relevo, incluso los titanes del actioner, y el actor inglés va camino de convertirse en el relevo natural de 'Sly' en el cine de tollinas. ¿Te parece atrevido? Échale un vistazo a la historia de su relación, y sabrás que no exageramos.
Unidos por el arte de arrear guantazos
Como la carrera de Stallone debería ser de dominio público, centrémonos en la de Jason Statham. Nacido en lo más bajo de la clase obrera londinense, aprendió a soltar collejas junto al futbolista Vinnie Jones, su amigo de infancia, para después tener carreras notables en el deporte (fue miembro del equipo inglés de natación durante 12 años) y como modelo para marcas como Levi's y Tommy Hilfiger.
Y, si todos le conocimos como actor fetiche de Guy Ritchie, no es menos cierto que tardó lo justo en convertirse en estrella de acción con títulos como Crank y Transporter. De hecho, su rol protagonista en Death Race (Paul W. S. Anderson, 2008) fue su primera conexión con la galaxia Stallone, al tratarse de un remake de La carrera de la muerte del año 2000 (1975), clásico de la serie B que contó con un 'Sly' previo a su salto a la fama con Rocky.
Tal vez fuera por esa coincidencia, o tal vez porque Stallone buscaba sangre nueva, pero el caso es que el Potro Italiano llamó a su colega british para formar parte de la escuadrilla de cachimanes de Los mercenarios (2010). En aquel tributo al actioner clásico de los 80, Statham compartió encuadres con Dolph Lundgren, Bruce Willis, Mickey Rourke y otras dosis de testosterona con patas, así como con un Stallone que también ejercía de guionista y director.
¿Salió bien la cosa? Pues sí. Tanto, que Sylvester Stallone contó de nuevo con Jason Statham para Los mercenarios 2, Los mercenarios 3 y esa Los Mercen4rios (2023) en la que su protagonismo ya era absoluto. Más adelante, con el londinense ya asentado en la franquicia Fast & Furious, Stallone pensó en él para un nuevo título en el que habría de nombrarle su legítimo heredero.
Hablamos de Beekeeper: El protector, un título también dirigido por David Ayer y con un guion de Kurt Wimmer... que partía de una idea de Stallone para la cuarta aventura de John Rambo. Es decir, que el personaje de Statham en este filme es una variación sobre el personaje más conocido de 'Sly' después de Rocky Balboa.
Convertidos en coproductores además de amigos y colaboradores (Stallone, a través de su empresa Balboa Productions, y Statham como dueño de Punch Palace), ambos repiten ahora en A Working Man, una película que tiene notables expectativas de futuro si sus resultados de taquilla son buenos.
Decimos esto porque Chuck Dixon lleva escritas la friolera de 12 novelas con las aventuras de Levon Cade. Así pues, tanto Stallone como Statham y David Ayer tienen material de sobra para crear una franquicia. Está claro que, si tu propósito es sembrar la destrucción, no hay nada como llamar a profesionales cualificados.
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