Inteligencia Artificial (IA) y vino: un maridaje cada vez más común en las bodegas españolas
A un sector atomizado, solo en España hay alrededor de 4.000 bodegas y 105 denominaciones de origen, se une la formación como el obstáculo más importante, para la incorporación de la IA al día a día de los bodegueros.

Predecir con hasta un 97% de acierto la cosecha de nuestras viñas, estimar el crecimiento y expansión de una plaga concreta sobre nuestras uvas y conocer, en una extensa finca, qué viñas tienen un mayor o menor deterioro sin dedicar días enteros a una inspección ocular. El maridaje entre nuestros vinos y la inteligencia artificial es cada vez más frecuente. Entre las ventajas se encuentra la mayor eficiencia en la gestión de un elevado volumen de datos. Todo ello, en un sector productor que está muy atomizado: solo en España hay alrededor de 4.000 bodegas y 105 denominaciones de origen refiridas al vino en España. Un contexto en el que la expansión de la IA tiene en la formación el obstáculo más importante para su incorporación al día a día de los bodegueros.
Así lo confirma el responsable de digitalización y fiscalidad de la Federación Española del Vino (FEV), Alberto García, en conversación con este medio cuando afirma que "la principal barrera no es la inversión, sino el acceso al conocimiento de las posibilidades de la digitalización y a personal IT". Es decir, hace falta más formación específica entre las bodegas españolas así como trabajadores especializados, que sepan manejarse con esta nueva herramienta. En este sentido, García señala que "en la viticultura hay un gran desarrollo para la IA, sobre todo, en el proceso productivo" y pone como ejemplo "el control de la automaticación del proceso de fermentanción del vino", a través de sensores y tapones inteligentes para planificar los volúmenes a producir.
"A una persona IT le atrae más trabajar en Madrid que en Aranda del Duero", Alberto García (Federación Española del Vino, FEV)
Para Eva Navascués, directora de Innovación del grupo bodeguero Alma Carraovejas, "la IA permite otra mirada, con más información propia para cosechar en el momento más apropiado y que la uva no esté verde ni demasiado madura,". Además, coincide con el punto de vista de la patronal bodeguera, en que "la IA nos ahorra mucho en la toma de decisiones" y abre la puerta a la predicción con un importante grado de detalle. Preguntado por la evolución del empleo García (FEV) reconoce las dificultades, para incorporar a las plantillas personal especializado. "A una persona IT le atrae más trabajar en Madrid que en Aranda del Duero", constata.
Comercialización y enoturismo, áreas a tener en cuenta
El representante de la FEV menciona otros dos ámbitos donde la IA y nuestros caldos maridan a la perfección: en la comercialización "para el análisis de tendencias y la optimización de la logística", así como para fomentar el enoturismo "con el objetivo de conectar con el consumidor y aprender de él". Y en este punto, asegura García, las visitas a bodega juegan un rol imprescindible porque permiten extraer "información interesante para enfocar mejor los mensajes". ¿Y el futuro? Para Navascués "queda mucho por hacer, pero el sector está despertando" y, sostiene, que "tecnologías como una estación meteorológica son más baratas de lo que se piensa, no requieren una gran inversión".
Una pista de aterrizaje para la IA: 'Winext'
Desde la patronal bodeguera, su responsable de digitalización y fiscalidad reconoce que la pluralidad del mundo del vino "hace díficil encontrar una solución" a cómo incorprar la IA a la viticultura. Sin embargo, la Federación Española del Vino (FEV) decidió coger el toro por los cuernos y creó el 'Hub Nacional de Digitalización y Vino' en plena pandemia. En el mismo participan la FEV junto a bodegas de todos los tamaños y empresas tecnológicas (arsys, Checkpoint, JIG, minsait, SpectralGeo...) con la presencia del Ministerio de Agricultura y la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV).
"Tecnologías como una estación meteorológica son más baratas de lo que se piensa, no requieren una gran inversión", afirma la directora de innovación de Alma de Carraovejas Eva Navascués
Cinco años más tarde, en la última Asamblea General celebrada el pasado 9 de abril, se presentó la plataforma de asesoramiento en digitalización para el sector vitinícola: 'Winext' . Una herramienta que quiere acompañar a las bodegas en la digitalización de las diferentes parcelas de su actividad (producción, comercialización...), a través de expertos de la propia patronal y empresas IT vinculadas al Hub. En concreto, lo que ofrece 'Winext' a un bodeguero son sesiónes prácticas con especialistas sobre 'asesoramiento básico en digitalización', 'proceso productivo', o 'comercialización del vino', entre otros contenidos.
A pie de viña: ni Terminator ni Skynet
El presente y futuro inmediato del vino se visualiza en bodegas como Alma de Carraovejas y, no, no hay robots patrullando las viñas ni Skynet se ha hecho con las riendas. De momento, no harán falta los servicios de Terminator. Eva Navascués, directora de Innovación del grupo bodeguero, explica tres aplicaciones muy concretas de la IA a su actividad: para la predicción del rendimiento de la uva por parcela y hectárea, de enfermedades fúngicas (provocadas por hongos) como el mildiu o el black rot y la determinación de faltas de plantas en viñedo (o 'marras'). Algo que se aplica a viñas antigüas. Navascués añade que "la aplicación de la IA a la viticultura cuenta con muy buenas perspectivas, ya que permite tramitar muchos de datos de diferentes orígenes en poco tiempo".
Para la medición de los rendimientos de la uva por parcela y hectárea en su bodega de Pago de Carraovejas en Peñafiel (Valladolid), se combinan imágenes de satélite provenientes del 'Sentinel 2', de la Agencia Espacial Europea (ESA, en inglés), que miden la radicación de la tierra y la fotosíntesis de las viñas junto a datos meteorológicos "de 5 estaciones que tenemos en la finca". Luego el algoritmo generado por la IA permite realizar una proyección de lo que se va a cosechar tanto en el conjunto del viñedo como por hectárea. " En 2020 acertó en un 90% respecto a la cosecha real y, en 2023, el acierto fue el 97%, aunque en 2024 por un granizo tremendo no recogimos lo previsto", concluye Navascués.
En Alma de Carraovejas hay, al menos, tres aplicaciones prácticas de la IA a la viña: para la predicción del rendimiento de la uva por parcela y hectárea, de enfermedades fúngicas (provocadas por hongos) y la determinación de faltas de plantas en viñedo (o 'marras').
Otro proyecto es la predicción de enfermedades fúngicas, que provocan hongos como el mildiu o el black rot, y que tiene como escenario 'Viñamein Emilio Rojo', una bodega de 27 hectáreas en Leiro (Ourense). En la cuna del Ribeiro, señala la representante del grupo bodeguero, el principal problema son estas plagas por la elevada humedad. Para predecir su expansión recopilan toda la información diaria de captadores de esporas en el aire (si hay humedad, no faltan) junto a otros datos meteorológicos. "En 5 o 7 días las esporas cuajan en las plantas, por lo que avanzamos en 5 días el tiempo para aplicar tratamientos preventivos, menos agresivos y más económicos", explica Navascués.
De Ourense a la Rioja Alavesa, en concreto, a la localidad de Leza. A un entorno formado por viñas viejas dispuestas en terrazas y pendientes pronunciadas bajo la protección de la Sierra de Toloño. En este entorno, la IA le sirve en Alma de Carraovejas para determinar las faltas de plantas en viñedo o "marras" a través de la combinación de imágenes aéreas captadas por drones y satélites. En concreto, miden la radiación solar y su efecto sobre las viñas, de tal forma que según la vitalidad de las plantas, estas dejarán pasar o no esta luz. "Podemos determinar el número que falta de plantas o marras, pero hay dificultades para diferenciar la reacción del suelo si hay mucha hierba", matiza Navascués sobre una herramienta que intenta combatir uno de los problemas graves del sector: la muerte de las viñas viejas.