El viernes, tras la clasificación del Betis para la final de la Conference League, el real de la Feria amaneció plagado de abanicos del equipo verdiblanco celebrando el próximo choque contra el Chelsea. La guasa estaba asegurada. Ayer, después de que el Panda rematara la humillación del Sevilla frente al Celta con un globito, los sevillistas seguro que prefirieron quedarse en casa. No existen estadísticas, pero estoy convencido de que, en la noche del sábado de feria, ganó por goleada la presencia bética. Porque el argumento de las siete Europa League empieza a resultar demasiado ridículo e insuficiente para contestar al oprobio perpetrado por este lamentable Sevilla que huele insoportablemente a cadaverina. Hacia mediados del siglo XIX, se pusieron muy...
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