'Enemigos': cine desde los márgenes para reflexionar sobre el acoso, el perdón y la amistad
David Valero lleva a los cines un drama de barrio que se estrenó en la pasada edición del Festival de Málaga

Colonia Riquena es un barrio situado en el norte de la ciudad de Alicante, una de las zonas más desfavorecidos de la provincia, que se ha convertido en el escenario de la película Enemigos, presentada en la pasada edición del Festival de Málaga y que llega ahora a los cines. David Valero escribe y dirige este drama de barrio, en el que aborda el acoso, el perdón, las segundas oportunidades y la amistad.
Este director, que compagina su labor como cineasta con el trabajo en publicidad, bebió para esta historia de las historias de acoso escolar que experimentó durante su adolescencia en su pueblo, según cuenta en una entrevista a Vozpópuli, un germen al que se sumó un "giro de guion" de uno de sus cortometrajes anteriores (Scratch, 2017).
Enemigos arranca con la historia de Chimo (a quien interpreta Christian Checa), un joven atento con su familia y muy trabajador que vive con algún tipo de trauma. El Rubio (Hugo Welzel), el acosador de su infancia, aún aparece en sus trayectos para hacerle la vida imposible. Cuando el primero tiene la oportunidad de vengarse, no lo duda.
"La película habla de muchas cosas, entre otras, de valores como la familia, el amor, la importancia de pedir perdón y también sobre la venganza. Lo que también intenté como director es que hubiese un discurso moral en el espectador sobre decidir si él está dispuesto a hacer o no lo que hace Chimo, si lo acompaña en ese viaje o no", cuenta el director.
Enemigos no duda en mirar a los ojos del acosador y a la raíz del odio que lo causa con el fin de "dar a conocer la vida de la otra persona". "Es importante en estos casos no justificar el acoso, pero muchas veces prejuzgamos sin conocer la vida de la otra persona y por qué hace ciertas cosas. Aquí damos la oportunidad a Chimo de que lo conozca y que decida qué hacer con su vida, si vengarse o perdonarle", cuenta Valero.
"La película plantea otros caminos y quizás hay que explorarlos. Uno es empatizar con la otra persona"
En un presente en el que lo individual gana tanto protagonismo, en el que muchas veces es difícil hablar de perdón o de tender la mano y olvidar el daño, la película parece ir contracorriente y proponer alternativas ante los dilemas. "La película plantea otros caminos y quizás hay que explorarlos. Uno es empatizar con la otra persona", señala Valero sobre la dimensión desconocida del acosador, quien en ocasiones lo que hace es "pedir ayuda de una manera distinta a la que conocemos".
Aunque Enemigos no se centra en el caso en un centro escolar, sino en un acoso en la calle, el director se entrevistó con directores de instituto y otros expertos para centrarse en el "bullying" y cómo se sufre el acoso y qué consecuencias tiene. "Estaría genial que el público joven fuera mayoritario", destaca el director sobre esta película.
Rodaje en un barrio humilde
Rodar en Colonia Riquena fue para David Valero una de las grandes experiencias de esta película, porque todos los vecinos estaban "encantados de aportar", mientras que al equipo de esta producción le permitió involucrarse y contar que, "aunque son barrios marginales, son lugares llenos de vida y de gente trabajadora". "No queríamos mostrar la cara que muchas veces se tiene de ese barrio como un sitio marginal donde hay delincuencia, que la habrá, pero también es un barrio de gente trabajadora y que sobrevive como puede", comenta.
En este lugar viven las familias de los personajes protagonistas. Por un lado, la familia de Chimo, "humilde y con valores que le han ayudado a sobrevivir en su día a día". La "cara opuesta" es otro barrio humilde, "quizás más marginal", donde el Rubio se ha criado con su padre y ha vivido la violencia y el odio, que le han llevado a vivir su vida de esa manera.
La música urbana de Enemigos, que firma el productor Steve Lean, sirve como nexo de unión en esta historia y también como gancho emotivo, porque "el rap y el trap" se convierte en el "punto de partida en el que estas personas, que son tan opuestas, empiezan a caminar juntas".