Encuentran niveles "alarmantes" de contaminantes tóxicos eternos en vinos europeos, incluyendo españoles
Un equipo de investigadores de Pesticide Action Network Europe, asociación sin ánimo de lucro con sede en Bruselas, ha localizado la presencia de un tipo de PFAS, los llamados "químicos eternos", en el interior de botellas de vino procedentes de varios países de Europa, incluyendo España. Según los resultados del estudio, los niveles de estas sustancias tóxicas han aumentado "de forma alarmante" en las últimas décadas en los vinos europeos. Las sustancias alquiladas perfluoradas y polifluoradas (PFAS, por sus siglas en inglés) se conocen popularmente como químicos eternos (forever chemicals) por su capacidad para acumularse en el medio ambiente y en el organismo de forma persistente, siendo muy difícil su eliminación una vez se ha detectado su presencia. En los últimos años diferentes estudios científicos han comprobado que estas sustancias están cada vez más presentes en todos los ecosistemas, pudiendo pasar al cuerpo humano especialmente a través del consumo de ciertos alimentos y bebidas, como arroz, café y huevos. Los investigadores de Pesticide Action analizaron 49 botellas de vino de distintos países, incluyendo dos españoles, para estudiar cómo está evolucionando la contaminación por TFA en alimentos y bebidas, encontrando niveles de contaminación llamativos en aquellas botellas producidas después de 2010, con un aumento progresivo que se incrementa a partir de ese año. Los vinos anteriores a 1988, sin embargo, no mostraron la presencia de PFAS, lo que sugiere que el ritmo de contaminación de estos tóxicos se ha acelerado en las últimas décadas. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España. Para desarrollar su estudio, los científicos partieron de 10 vinos de bodegas austriacas de fechas tempranas alrededor de 1974, antes de que comenzaran a generalizarse los pesticidas en la agricultura europea, comparándolos con el análisis de 16 botellas compradas en supermercados austriacos de añadas entre 2021 y 2024. Los resultados de los primeros análisis llevaron a los investigadores a solicitar a otros socios europeos el envío de muestras de vinos de sus países. La presencia de sustancias químicas se acelera en los vinos más recientes Los vinos más antiguos no mostraron niveles detectables de sustancias tóxicas, pero las cifras fueron en progresivo aumento desde 1988, con concentraciones de 13 microgramos por litro a 21 entre ese año y 2010. A partir de ese año los resultados mostraron un "fuerte incremento" hasta una media de 121 microgramos por litro en los vinos más recientes. Los PFAS son una de las familias de químicos más utilizadas en diferentes industrias gracias a su versatilidad con multitud de aplicaciones. Están presentes en todo tipo de objetos cotidianos, desde productos de maquillaje a utensilios de cocina, pinturas y barnices, muebles, zapatos o alfombras, y también se usan en pesticidas, productos farmacéuticos y refrigerantes, entre otros. Recientemente se ha incrementado la preocupación en los posibles efectos que estas sustancias puedan tener en la salud pública, después de que varios estudios en animales apuntaran a efectos toxicológicos en el organismo. Se vincula su presencia con efectos hormonales y también se sospecha de un posibles efectos genotóxico y carcinogénico, aunque no está claro que estos resultados se puedan vincular a la salud humana. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España. Preocupa especialmente el efecto que la exposición humana constante a estas sustancias pueda tener en la salud reproductiva humana. Como señala The Guardian, el organismo alemán de regulación de sustancias químicas propuso clasificar el TFA como tóxico para la reproducción a nivel europeo. El ácido trifluoroacético (TFA, por sus siglas en inglés) es un ácido carboxílico perfluorado, precursor de muchos otros compuestos fluorados, producto de degradación de los per y polifluorados (PFAS). La acumulación de PFAS en el organismo podría tener efectos hormonales y toxicológicos Por lo que sabemos según los últimos estudios, la principal fuente de acumulación de TFAS son los refrigerantes fluorados conocidos como gases F, que se dispersan en la atmósfera por todo el mundo, y los pesticidas PFAS, que provocan su concentración en los suelos de uso agrícola, pudiendo contaminar tanto los cultivos como las aguas subterráneas. Su localización y eliminación es muy complicada, porque, según Gabriel Sigmund, investigador y coautor de otro estudio reciente sobre estas sustancias, los pesticidas acumulados en la tierra pueden degradarse y liberar TFAS a lo largo del tiempo. Aunque los niveles de concentración de estos químicos localizados eran más bajos en los vinos de producción ecológica, también las botellas orgánicas mostraron un aumento en la contaminación. A raíz de esta investigación, desde P

Un equipo de investigadores de Pesticide Action Network Europe, asociación sin ánimo de lucro con sede en Bruselas, ha localizado la presencia de un tipo de PFAS, los llamados "químicos eternos", en el interior de botellas de vino procedentes de varios países de Europa, incluyendo España. Según los resultados del estudio, los niveles de estas sustancias tóxicas han aumentado "de forma alarmante" en las últimas décadas en los vinos europeos.
Las sustancias alquiladas perfluoradas y polifluoradas (PFAS, por sus siglas en inglés) se conocen popularmente como químicos eternos (forever chemicals) por su capacidad para acumularse en el medio ambiente y en el organismo de forma persistente, siendo muy difícil su eliminación una vez se ha detectado su presencia. En los últimos años diferentes estudios científicos han comprobado que estas sustancias están cada vez más presentes en todos los ecosistemas, pudiendo pasar al cuerpo humano especialmente a través del consumo de ciertos alimentos y bebidas, como arroz, café y huevos.
Los investigadores de Pesticide Action analizaron 49 botellas de vino de distintos países, incluyendo dos españoles, para estudiar cómo está evolucionando la contaminación por TFA en alimentos y bebidas, encontrando niveles de contaminación llamativos en aquellas botellas producidas después de 2010, con un aumento progresivo que se incrementa a partir de ese año. Los vinos anteriores a 1988, sin embargo, no mostraron la presencia de PFAS, lo que sugiere que el ritmo de contaminación de estos tóxicos se ha acelerado en las últimas décadas.

Para desarrollar su estudio, los científicos partieron de 10 vinos de bodegas austriacas de fechas tempranas alrededor de 1974, antes de que comenzaran a generalizarse los pesticidas en la agricultura europea, comparándolos con el análisis de 16 botellas compradas en supermercados austriacos de añadas entre 2021 y 2024. Los resultados de los primeros análisis llevaron a los investigadores a solicitar a otros socios europeos el envío de muestras de vinos de sus países.
La presencia de sustancias químicas se acelera en los vinos más recientes
Los vinos más antiguos no mostraron niveles detectables de sustancias tóxicas, pero las cifras fueron en progresivo aumento desde 1988, con concentraciones de 13 microgramos por litro a 21 entre ese año y 2010. A partir de ese año los resultados mostraron un "fuerte incremento" hasta una media de 121 microgramos por litro en los vinos más recientes.
Los PFAS son una de las familias de químicos más utilizadas en diferentes industrias gracias a su versatilidad con multitud de aplicaciones. Están presentes en todo tipo de objetos cotidianos, desde productos de maquillaje a utensilios de cocina, pinturas y barnices, muebles, zapatos o alfombras, y también se usan en pesticidas, productos farmacéuticos y refrigerantes, entre otros.
Recientemente se ha incrementado la preocupación en los posibles efectos que estas sustancias puedan tener en la salud pública, después de que varios estudios en animales apuntaran a efectos toxicológicos en el organismo. Se vincula su presencia con efectos hormonales y también se sospecha de un posibles efectos genotóxico y carcinogénico, aunque no está claro que estos resultados se puedan vincular a la salud humana.

Preocupa especialmente el efecto que la exposición humana constante a estas sustancias pueda tener en la salud reproductiva humana. Como señala The Guardian, el organismo alemán de regulación de sustancias químicas propuso clasificar el TFA como tóxico para la reproducción a nivel europeo. El ácido trifluoroacético (TFA, por sus siglas en inglés) es un ácido carboxílico perfluorado, precursor de muchos otros compuestos fluorados, producto de degradación de los per y polifluorados (PFAS).
La acumulación de PFAS en el organismo podría tener efectos hormonales y toxicológicos
Por lo que sabemos según los últimos estudios, la principal fuente de acumulación de TFAS son los refrigerantes fluorados conocidos como gases F, que se dispersan en la atmósfera por todo el mundo, y los pesticidas PFAS, que provocan su concentración en los suelos de uso agrícola, pudiendo contaminar tanto los cultivos como las aguas subterráneas. Su localización y eliminación es muy complicada, porque, según Gabriel Sigmund, investigador y coautor de otro estudio reciente sobre estas sustancias, los pesticidas acumulados en la tierra pueden degradarse y liberar TFAS a lo largo del tiempo.
Aunque los niveles de concentración de estos químicos localizados eran más bajos en los vinos de producción ecológica, también las botellas orgánicas mostraron un aumento en la contaminación. A raíz de esta investigación, desde Pesticide Action Network Europe solicitan a la Comisión Europea y a los estados miembros de la Unión que prohíban el uso de los pesticidas PFAS.
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Encuentran niveles "alarmantes" de contaminantes tóxicos eternos en vinos europeos, incluyendo españoles
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Directo al Paladar
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Liliana Fuchs
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