El SanSan inaugura la temporada de festivales y presume de saltos generacionales… y pogos

Carolina Durante lesionados, los Hombres G imparables y Zahara reconciliada 'Con las ganas' marcan el festival.

Abr 20, 2025 - 18:08
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El SanSan inaugura la temporada de festivales y presume de saltos generacionales… y pogos

Si algo tienen en común todos los festivales, es la expectación común durante los minutos antes de cada concierto. El no poder predecir si estás ante y rodeado de un público entregado, si se corearán y bailarán las canciones o si la pista está llena únicamente de curiosos que se acercan a ver en directo a algunos artistas reconocidos. La fina línea entre que sea un conciertazo o se escuchen conversaciones por encima de la música. Pero en el SanSan Festival pasa algo distinto: la entrega generalizada sea quien sea el que esté encima del escenario. Quizá por ser el primero de la temporada. Quizá porque esta decimoprimera edición ha contado con uno de los carteles pop-rock-indie más atractivos del año. O quizá por una convivencia más que evidente entre todo tipo de generaciones.

El benjamín de "La tierra de los festivales" ha aprendido rápido de los mayores y esta Semana Santa ha atraído a todo tipo de público. Concretamente 45.000 zetas, millenials, boomers y equis codo con codo en pogos, barras de cerveza (con un vaso gratis por entrada, por cierto) y largas esperas frente a las vallas de primeras filas. Escenarios principales siameses que alternaron Los Planetas (1993) con Carolina Durante (2017) el jueves; Hombres G (1982) con Dani Fernández (2016) y Niña Polaca (2018) el viernes Amaia (2017) con el escocés Franz Ferdinand (2001), Sidonie (1997) y Lori Meyers (1998).

Sin embargo, las historias buenas vale la pena contarlas desde el principio, y con todo lujo de detalles. Bajo la atenta mirada de una gran noria al estilo Coachella, Pipiolas, Depresión y Ralphie Chgo alzaron el telón antes de que Los Planetas concentrasen en la explanada a cincuentones y sesentones a mansalva. Cazadoras de cuero, copas de vino y cigarros entre éxitos de Super 8. Un grupo para sus fieles que, minutos después, quedó eclipsado por unos Carolina Durante en muletas, pero que no dejó indiferente a nadie. Ni siquiera a una pequeña de apenas diez años en primera fila con sus padres. "Hay cantera!", gritaban algunos cuando apareció en las pantallas junto a un grupo de veinteañeros. Y tanto que la hay. Tres generaciones en un vistazo.

"¡No te rayes, Diego!", gritaban al solista desde las primeras filas cuando explicó que se había roto el ligamento cruzado y más cosas que no recuerda cómo se llamban. Parece que el grupo tirará para adelante con la gira de verano como puedan. Pero la cara del solista no reflejaba ese convencimiento. Sin embargo, pese a estar sentado o apoyado, las canciones recientes y antiguas hicieron saltar a una pista que cada cinco minutos se agujereaba para estallaba en pogos. Una prueba de fuego superada en la que los cuatro chavales lesionados demostraron que podrán mantener el nivel este verano. Aunque un poco sí se echaron de menos a Diego y sus espasmos. Al grupo madrileño lo siguió un especial Alizz y unas rompedoras Cariño relevando el toque rock-femenino sembrado a primera hora de la tarde por las Pipiolas y cerrando el día favorito de muchos.

Un viernes de alineación de astros

El viernes prometía ser más flojo. Pero y la poca pausa entre grandes conciertos mantuvo el ritmo toda la tarde. El sol, el buen tiempo y el primer día festivo en la provincia también acompañaron. El festival estaba más lleno que el jueves. Un magnético Siloé al atardecer atrajo a miles de inició la cadena de concierto imperdibles hasta el cierre. Lo siguió Zahara ravera y, si el jueves se alinearon Los Planetas, el viernes se alinearon los astros durante su concierto. La cantante más política, poética y polémica del panorama actual se reconcilió con su primer gran hit ‘Con las ganas’, nada que ver con el techno que la caracteriza últimamente, pero que puede ser interpretado como una declaración de intenciones. Dar gracias a lo que la colocó en el foco y un canto al cambio y a la evolución: "Sin embargo fueron tuyos/Los primeros voleteos".

A Zahara le siguieron unos perfectos Hombres G que fueron la viva imagen de padres emocionados e hijos educados musicalmente. Saltos en grupos en ‘Vamos a pasárnoslo bien’; veinteañeras saltando en "Vamos juntos hasta Italia/Quiero comprarme un jersey a rayas" y éxtasis con un archiconocido ‘Sufre Mamón’. Al alto listón se enfrentó un potente Dani Fernández, que atrapó menos a los cincuentones, pero hizo saltar y llorar a los veinteañeros y unos siempre perfectos Dorian, por letras, por gráficos y por sus infalibles ‘A cualquier otra parte’ y ‘Tormenta de Arena’. Pero el premio a la sorpresa de la noche se lo llevó Niña Polaca. Pese a un tropezón inicial que hizo augurar una especie de maldición de lesiones en ese escenario (visto lo visto con Diego Ibañez), los madrileños-alicantinos mantuvieron una energía altísimo que reventó con La Muerte de Mufasa, Los días malos y Mucho tiempo contigo.

El sábado: una explosiva traca final

El sábado desprendía la energía de un día grande. Pero el viento llegó. Y puso en jaque las pruebas de sonido, pero no pudo con el último gran día del festival. Alcalá Norte actuó con el sol en la cara y mucha más gente en el escenario más pequeño del recinto de lo visto días anteriores. Eso sí, bien por la hora o por el target, reinaban los (muy) jóvenes, las chaquetas oversize, los mullet, las ganas de saltar y el amor por La vida cañón. Un grupo de nicho, aunque cada vez menos, que se solapó con una brillante Amaia. Brillante por su voz, por su vestido dorado y por la caída dorada del sol que por momentos le hacía parecer una estrella. Un concierto de canciones lentas, pero que por algunos problemas técnicos que impidió que fuera en tiempo y que intentó tapar con su labia característica, impidió que cantase dos de sus grandes hits: Bienvenidos al show y El relámpago.

Las prisas para que Amaia terminara su concierto tenían un motivo y era el recital de uno de los reclamos de esta edición: Franz Ferdinand. El escocés puso a saltar a miles de personas durante más de una hora de concierto en la que se bailó hasta en la puerta de los baños, zona de comidas y entrada del festival. El único cabeza de cartel extranjero estuvo más que a la altura. Dejando un listón alto, pero que Sidonie supo mantener y superar. Los catalanes estrenaron dos nuevas canciones en su lengua materna, pero también cantaron todos sus hits. El pico del concierto se alcanzó con ‘Carreteras infinitas’ en las que fueron adivinos con su: "Y ahora toque Lori Meyers/Que tengo ganas de bailar". Los granadinos eran los próximos y los últimos cabeza de cartel de esta edición. La traca final. Y vaya traca.

La voz de Alejandro Menéndez, los gráficos que creaban un ambiente mágico y el público más entregado del festival fueron un absoluto viaje desde la primera canción, Hacerte volar, hasta la última, Mi realidad, pasando por Emborracharme, Impronta o Siempre brilla el sol. Una voz unánime en "Todo esto es culpa de la gente" y una concatenación de bandas sonoras vitales sin ningún descanso y que culminó con Menéndez entre el público para participar en el último pogo de la noche. Bueno, casi último. Porque el aplazamiento del recital rock de las Dianas fue el encargado de cerrar el festival. Tres días de saltos: tanto por el aire, como generacionales. Los pequeños a la altura de los mayores. Hay cantera.