El Real Madrid colapsa en el partido más divertido del año
El FC Barcelona remonta un 0-2 de los blancos en la primera parte y se impone pese a las decisiones arbitrales

Hay partidos que quedan para el recuerdo colectivo. El de este sábado entre el FC Barcelona y el Real Madrid en esta jornada 35 de LaLiga 2024-25, seguramente lo haga. En primer lugar por el ritmo al que se ha jugado, en segunda instancia por la remontada blaugrana en casa que les sirve el título en bandeja, después por un arbitraje lleno de polémicas y, por último, por un Real Madrid que no ha podido con más.
Raphinha se llevaba el dedo a la famosa venda de su muñeca para celebrar el 3-2 y el 4-2. La burla se explicaba sola. Después de semanas oyendo acusaciones de dopaje, de transfusiones de sangre cuando nadie miraba, y de estar tapándose las marcas con las vendas que les proporcionaba el equipo médico del Barcelona, los de Hansi Flick han podido celebrar un título que, aunque aún no es oficial, ya lo tienen en sus manos después de semanas soñando con acariciarlo… pero sin llegar a hacerlo.
La emoción comenzó tan pronto como el minuto 3, cuando Cubarsí interceptó con el pecho un pase del Real Madrid que, en realidad, acabó devolviendo al equipo blanco a modo de rebote. Mbappé partía en esa acción de posición de fuera de juego, pero ese toque intencionado fue interpretado por el equipo arbitral como 'habilitante' por no ser 'forzado' y la recepción del punta francés, por lo tanto, fue dada por buena. El Szczesny se llevó entonces al ex del PSG por delante, por lo que el canario Hernández Hernández no tuvo más remedio que señalar la pena máxima.
Mbappé logró desde los once metros el primero de la tarde y el segundo, también en sus botas, no tardó en llegar. Una arrancada de Vinícius terminó con un elegante pase con el exterior del pie que el nuevo punta de Florentino Pérez convirtió en el segundo gol (minuto 14). 0-2, un comienzo de partido perfecto para el equipo de Cocha Espina y muchos ya comenzaban a soñar con ganar La Liga. Así es el fútbol.
Nada más lejos de la realidad. Los hombres de Hansi Flick se volvieron locos. Quizás por el líquido que les meten por debajo de las vendas. O quizás no. Eric Garcia ha cabeceado un saque desde la esquina para hacer el 1-2 (minuto 19) y Lamine Yamal, con un zurdazo de rosca, el 2-2 (minuto 32). Acusar sin pruebas es lo que tiene. Por eso Raphina no ha dudado en celebrar el 3-2 y el 4-2 —firmados por él— señalándose los famosos vendajes. A ver quién le dice que ahora que no.
Aún no había comenzado la segunda parte y parecía que ya había ocurrido todo. El Barcelona estaba intratable, con pleno dominio, ante un Real Madrid que no ha sido incapaz de parar tanto toque de balón. Al final, han acabado encerrados en su área.
Pudo pasar de todo
En la segunda mitad, el Real Madrid tenía que morir sobre el césped si era necesario para ganar el partido y seguir soñando con el único título que todavía podían lograr esta temporada. Ancelotti ha hecho los cambios: Güler y Ceballos fuera y, a cambio, Modric y Brahim. A alguien había que señalar, ya que Vinícius y Bellingham tampoco tenían su tarde, pero ya era demasiado talento del que prescindir. Aún era pronto para arrojar esa toalla.
El refresco le sentó bien a los blancos, y es que Modric robó un balón que Vinicius consiguió después hacérselo llegar a Mbappé, que tampoco falló. El francés conseguía así un triplete (minuto 70) en una tarde espléndida para él mientras que su equipo no acompañó. Habría fantástico que Víctor —canterano— hubiese marcado la ocasión que tuvo y en la que estuvo torpe, seguramente por la inexperiencia. Más oportunidades tendrá en el futuro de convertirse en el héroe de su equipo, pero hoy no lo consiguió. Así quedó el 4-3.
Luego se pidieron penaltis, se anularon goles, pero ninguno valió de nada. El Real Madrid ya había colapsado en el partido más divertido del año, una secuela mejorada de la final de Copa en Sevilla, solo que esta vez se jugaba en Montjuic y los de Ancelotti jugaban sus últimas cartas antes de poner el cierre a la temporada.