El Domingo de Ramos es una capa al viento en la avenida de los niños. Una varita que convierte el dolor en caramelo en el sombrero azul de Sevilla. Es el brillo de la vida reflejado en los zapatos. El estreno que aguarda tu memoria y salva tus manos. El traje y la puntada. Es un globo que huye a lo divino y un suspiro que lo persigue. Es el sol que modela la canastilla de tu pasión. Es la banda abriéndose paso en el mar de almas que lo espera. El Domingo de Ramos es el primer Nazareno en la esquina de tu conciencia, al que no puedes mantener la mirada. Es Dios que anda por las ramas de...
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