En el vasto y a menudo caótico mundo de la ciencia pocos inventos han tenido un impacto tan profundo y duradero como el microscopio. Esta maravilla óptica, que nos permite asomarnos a los secretos del mundo imperceptible, nació de una serie de accidentes afortunados y mentes curiosas. La historia del microscopio comienza en la pintoresca ciudad de Middelburg, en los Países Bajos, a finales del siglo XVI. Allí, un fabricante de gafas llamado Zacharias Janssen (1585-1632), junto con su padre Hans, se encontraban experimentando con lentes. Su objetivo inicial era, como cabría esperar de un fabricante de gafas, mejorar la visión humana. Sin embargo, sus experimentos tomaron un giro inesperado. Y es que un día, mientras trabajaban en su taller,...
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