¿Cerdos, arañas y mariposas del mar? Encuentran animales extraños bajo el hielo de la Antártida
En una expedición australiana en las profundidades del océano de la Antártida, científicos se encontraron con animales tan extraños que asombraron incluso a los biólogos más experimentados, pues ni si quiera estaban seguros de que las especies estuvieran catalogadas. El viaje para encontrar a estos animales increíbles A bordo del rompehielos RSV Nuyina, un equipo […]

En una expedición australiana en las profundidades del océano de la Antártida, científicos se encontraron con animales tan extraños que asombraron incluso a los biólogos más experimentados, pues ni si quiera estaban seguros de que las especies estuvieran catalogadas.
El viaje para encontrar a estos animales increíbles
A bordo del rompehielos RSV Nuyina, un equipo de científicos australianos emprendió una travesía de 60 días con destino al glaciar Denman, en la costa oriental de la Antártida. Su misión principal: estudiar cómo el aumento de las temperaturas oceánicas está afectando al glaciar de deshielo más rápido de la región. Pero lo que encontraron bajo el mar fue tan sorprendente como inquietante.
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Mientras exploraban el lecho marino del Océano Austral, los investigadores comenzaron a capturar una variedad de criaturas marinas inusuales, algunas tan raras que ni siquiera sabían si ya estaban registradas por la ciencia. Entre los hallazgos más llamativos están los llamados “cerdos de mar”, arañas marinas gigantes, estrellas de mar del tamaño de un plato y mariposas de mar que parecen flotar en el agua.
“Probablemente recolectamos algunas especies que aún no han sido descritas”, comentó la profesora Jan Strugnell, bióloga marina de la Universidad James Cook.
Los “cerdos de mar”
Uno de los hallazgos más bizarros fue el de los cerdos de mar, criaturas rosadas y gelatinosas que habitan a profundidades de entre 3,000 y 19,000 pies (1 a 6 kilómetros). Aunque su nombre suene adorable, su aspecto es inquietante: tienen cuerpos inflados y patas cortas, lo que les da un parecido remoto con pequeños cerdos.
Estos animales son, en realidad, un tipo de pepino de mar, y se alimentan de restos orgánicos que caen desde las capas superiores del océano, un fenómeno conocido como “nieve marina”. Viven completamente en la oscuridad, arrastrándose lentamente por el fondo marino, en uno de los ecosistemas más extremos del planeta.
Arañas y estrellas de mar colosales
No menos impresionantes fueron las arañas marinas del tamaño de una mano humana. Aunque su nombre sugiere lo contrario, no son verdaderas arañas, sino un tipo de artrópodo más emparentado con los cangrejos. Poseen cuerpos diminutos y patas extremadamente largas y delgadas, algunas con una extensión de hasta 50 centímetros.
En un ejemplo extremo de adaptación, algunas especies de arañas marinas almacenan sus órganos reproductivos y digestivos en las patas, ya que sus cuerpos son demasiado pequeños para contenerlos.
También se reportaron estrellas de mar tan grandes como platos de comida, organismos que demuestran cuán diferentes pueden llegar a ser las formas de vida en estas zonas remotas del planeta.
Clio, la mariposa de mar que puso huevos en el barco
Gracias a una instalación especial llamada “wet well”, que mantiene a los organismos vivos tras ser recogidos del océano, los científicos pudieron observar con detalle criaturas increíblemente frágiles. Una de ellas fue una mariposa de mar, un tipo de caracol marino translúcido que se desplaza batiendo sus “alas”, como si volara en el agua.
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Esta pequeña fue apodada “Clio” por la tripulación, y sorprendió a todos al poner huevos dentro del acuario del barco. Esto permitió a los científicos observar por primera vez cómo se desarrollan las crías de este peculiar animal.
“La emoción de tener a este ser tan delicado en nuestras manos y observarlo revelarnos sus secretos es indescriptible”, dijo emocionada Laura Herraiz Borreguero, oceanógrafa del CSIRO y parte del Programa Antártico Australiano.

Un ecosistema en riesgo por el calentamiento global
Además del descubrimiento de estas criaturas inusuales, el objetivo principal de la expedición era analizar las condiciones oceánicas alrededor del glaciar Denman, que ha retrocedido más de 5 kilómetros entre 1996 y 2018 debido al calentamiento global.
El equipo recolectó muestras de agua para medir temperatura, salinidad, oxígeno y metales en distintas profundidades. Estos datos son esenciales para entender cuánto calor está llegando a la plataforma de hielo y cómo podría evolucionar la región en el futuro cercano.
“Estamos viendo un sistema que cambia rápidamente, y es vital seguir observándolo para desafiar y mejorar los modelos climáticos en los que basamos nuestras estrategias de adaptación”, concluyó Herraiz Borreguero.

Otro descubrimiento que proteger
Lo que parecía ser una misión científica rutinaria terminó revelando un mundo oculto, poblado por criaturas que parecen de otro planeta. Esta expedición no solo puso en evidencia la increíble biodiversidad del fondo marino antártico, sino también el urgente riesgo que corre este ecosistema ante el cambio climático. Porque mientras descubrimos lo desconocido, también enfrentamos la responsabilidad de protegerlo.