El Pontífice que hablaba español pero que nunca visitó España

«Iré cuando haya paz». La enigmática frase de Francisco cuando fue preguntado por los periodistas, durante el vuelo papal a Marruecos en 2019 , sobre el momento en que viajaría a España quedará como emblema de su negativa a visitar nuestro país. Nunca aclaró a qué se refería con aquella «paz», pero la frase era complementaria a otra respuesta que dio a la misma pregunta meses antes en otro viaje a Abu Dhabi: «Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes». Nunca sabremos cuáles son las enigmáticas tensiones o desacuerdos que el Papa sugería para justificar su reticencia a visitar el país. Algunos lo relacionan con la polarización política que dividía en aquellos momentos España, con varias convocatorias electorales en pocos meses. Otros lo atribuían a un problema más eclesial y señalaban las divisiones dentro de la propia Conferencia Episcopal . Lo cierto es que el Papa Francisco nunca se sintió cómodo con algunos sectores de la jerarquía eclesiástica española que, paradigmáticamente, son mayoritarios, y a los que consideraba menos alineados con su estilo renovador. Lo cierto es que, desde que asumió el pontificado en marzo de 2013, el Papa Francisco realizó 47 viajes internacionales, en los que visitó 66 países, además de los 35 que hizo dentro del territorio italiano. El criterio que siempre manifestó es su intención de dar prioridad a lo que denominó «periferias geográficas y existenciales» y explicó en alguna ocasión que no iba a ir «a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños». Una afirmación no del todo cierta, pues aunque entre los 26 países europeos que visitó no se encuentran Alemania, Reino Unido ni España, sí que viajó en tres ocasiones a Francia, aunque con el argumento de que no lo hacía al país, sino a la ciudad que lo acogía. Otro motivo por el que ha viajado a países fuera de la periferia ha sido los eventos catalizadores como la Jornada Mundial de la Juventud o el Encuentro Mundial de las Familias. Con esa razón, Francisco visitó lugares como Brasil, Polonia, Portugal, Estados Unidos o Irlanda. En este pontificado no han coincidido esos eventos en nuestro país, aunque aún así, Francisco fue invitado formalmente a visitar España hasta en cinco ocasiones. En 2015 con motivo del V Centenario de Santa Teresa de Jesús; en 2019 para el Año Jubilar Teresiano; en 2022 con motivo del doble año jubilar en Santiago de Compostela; en 2024 a Guadalupe, para reforzar los lazos con Hispanoamérica y en el aniversario de la visita de Juan Pablo II; y finalmente a Canarias en 2024 para conocer la crisis migratoria en las islas. Este último fue el momento en que pareció más cerca la materialización del viaje, dado que se acomodaba al criterio que había utilizado para Francia, viajar a un lugar concreto, pero sin hacer una visita pastoral al país. «Quiero ir a Canarias para estar cerca de este pueblo en la crisis migratoria», explicó Francisco en una rueda de prensa, pero nunca se llegó a concretar. Además de sus problemas de salud en los últimos años, que también se han utilizado como argumento, aunque no le impidieron realizar el viaje más largo de su pontificado a cuatro países de Asia y Oceanía en septiembre de 2024, Francisco también hizo pesar en su negativa el contexto sociopolítico y la secularización que vive nuestro país, además de percibir un cierto desapego hacia su persona en algunos sectores católicos. Todos esos factores hacían presagiar que una posible visita a España de Francisco no tuviera el impacto masivo que lograron Juan Pablo II (cinco visitas) o Benedicto XVI (tres visitas), quienes atrajeron multitudes en un contexto de mayor fervor católico. Con sus viajes a las «periferias» o a eventos muy concretos en países como Francia, Francisco ha evitado las comparaciones con los millones de fieles que convocaban Juan Pablo II y Benedicto XVI. Además, temas como los escándalos de abusos sexuales en la Iglesia española o las difíciles relaciones entre el gobierno progresista y la cúpula de la Conferencia Episcopal complicaban también esa visita pastoral, que corría el riesgo de ser desviada hacia debates políticos que el Papa prefería evitar. Tampoco atendió Francisco a los múltiples gestos informales, como la predisposición a recibirlo que siempre mostró la Casa Real o las invitaciones simbólicas de presos, religiosos y niños que los periodistas españoles le entregaban en cada vuelo papal. Francisco siempre rehusó o acabó postergando la visita con respuestas ambiguas o sin asumir un compromiso concreto. Finalmente, la presencia en España del Papa que hablaba español nunca se dio. Una ausencia que contrasta con los ocho viajes que realizaron sus dos predecesores inmediatos y que refleja el cambio notable en las prioridades durante el pontificado de Francisco.

Abr 22, 2025 - 05:06
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El Pontífice que hablaba español pero que nunca visitó España
«Iré cuando haya paz». La enigmática frase de Francisco cuando fue preguntado por los periodistas, durante el vuelo papal a Marruecos en 2019 , sobre el momento en que viajaría a España quedará como emblema de su negativa a visitar nuestro país. Nunca aclaró a qué se refería con aquella «paz», pero la frase era complementaria a otra respuesta que dio a la misma pregunta meses antes en otro viaje a Abu Dhabi: «Primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes». Nunca sabremos cuáles son las enigmáticas tensiones o desacuerdos que el Papa sugería para justificar su reticencia a visitar el país. Algunos lo relacionan con la polarización política que dividía en aquellos momentos España, con varias convocatorias electorales en pocos meses. Otros lo atribuían a un problema más eclesial y señalaban las divisiones dentro de la propia Conferencia Episcopal . Lo cierto es que el Papa Francisco nunca se sintió cómodo con algunos sectores de la jerarquía eclesiástica española que, paradigmáticamente, son mayoritarios, y a los que consideraba menos alineados con su estilo renovador. Lo cierto es que, desde que asumió el pontificado en marzo de 2013, el Papa Francisco realizó 47 viajes internacionales, en los que visitó 66 países, además de los 35 que hizo dentro del territorio italiano. El criterio que siempre manifestó es su intención de dar prioridad a lo que denominó «periferias geográficas y existenciales» y explicó en alguna ocasión que no iba a ir «a ningún país grande de Europa hasta que no termine con los pequeños». Una afirmación no del todo cierta, pues aunque entre los 26 países europeos que visitó no se encuentran Alemania, Reino Unido ni España, sí que viajó en tres ocasiones a Francia, aunque con el argumento de que no lo hacía al país, sino a la ciudad que lo acogía. Otro motivo por el que ha viajado a países fuera de la periferia ha sido los eventos catalizadores como la Jornada Mundial de la Juventud o el Encuentro Mundial de las Familias. Con esa razón, Francisco visitó lugares como Brasil, Polonia, Portugal, Estados Unidos o Irlanda. En este pontificado no han coincidido esos eventos en nuestro país, aunque aún así, Francisco fue invitado formalmente a visitar España hasta en cinco ocasiones. En 2015 con motivo del V Centenario de Santa Teresa de Jesús; en 2019 para el Año Jubilar Teresiano; en 2022 con motivo del doble año jubilar en Santiago de Compostela; en 2024 a Guadalupe, para reforzar los lazos con Hispanoamérica y en el aniversario de la visita de Juan Pablo II; y finalmente a Canarias en 2024 para conocer la crisis migratoria en las islas. Este último fue el momento en que pareció más cerca la materialización del viaje, dado que se acomodaba al criterio que había utilizado para Francia, viajar a un lugar concreto, pero sin hacer una visita pastoral al país. «Quiero ir a Canarias para estar cerca de este pueblo en la crisis migratoria», explicó Francisco en una rueda de prensa, pero nunca se llegó a concretar. Además de sus problemas de salud en los últimos años, que también se han utilizado como argumento, aunque no le impidieron realizar el viaje más largo de su pontificado a cuatro países de Asia y Oceanía en septiembre de 2024, Francisco también hizo pesar en su negativa el contexto sociopolítico y la secularización que vive nuestro país, además de percibir un cierto desapego hacia su persona en algunos sectores católicos. Todos esos factores hacían presagiar que una posible visita a España de Francisco no tuviera el impacto masivo que lograron Juan Pablo II (cinco visitas) o Benedicto XVI (tres visitas), quienes atrajeron multitudes en un contexto de mayor fervor católico. Con sus viajes a las «periferias» o a eventos muy concretos en países como Francia, Francisco ha evitado las comparaciones con los millones de fieles que convocaban Juan Pablo II y Benedicto XVI. Además, temas como los escándalos de abusos sexuales en la Iglesia española o las difíciles relaciones entre el gobierno progresista y la cúpula de la Conferencia Episcopal complicaban también esa visita pastoral, que corría el riesgo de ser desviada hacia debates políticos que el Papa prefería evitar. Tampoco atendió Francisco a los múltiples gestos informales, como la predisposición a recibirlo que siempre mostró la Casa Real o las invitaciones simbólicas de presos, religiosos y niños que los periodistas españoles le entregaban en cada vuelo papal. Francisco siempre rehusó o acabó postergando la visita con respuestas ambiguas o sin asumir un compromiso concreto. Finalmente, la presencia en España del Papa que hablaba español nunca se dio. Una ausencia que contrasta con los ocho viajes que realizaron sus dos predecesores inmediatos y que refleja el cambio notable en las prioridades durante el pontificado de Francisco.