El origen curioso de la tradición de “tocar madera” para evitar la mala suerte

Esta expresión se remonta a los celtas y sirve para alejar las vibras negativas; por qué se extendió hasta el siglo XXI y qué esconde detrás

Abr 22, 2025 - 19:02
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El origen curioso de la tradición de “tocar madera” para evitar la mala suerte

Alrededor del mundo existen diferentes prácticas y reacciones para alejar la mala suerte o evitar la desgracia, algo que diferentes culturas desarrollaron hace siglos por temor a la presencia de espíritus o energías malignas. Desde la pata de conejo hasta un trébol de cuatro hojas, decenas de objetos pasaron a tener un significado supersticioso que aún se mantiene hasta nuestros días. Entre ello, se encuentra la popular tradición de “tocar madera” para espantar todo lo malo. Pero, ¿cómo y cuándo se originó esta creencia que todavía sigue intacta en el colectivo de muchos países?

Científicos de la Universidad de Chicago analizaron las conductas de sus voluntarios en momentos específicos de su jornada. Allí notaron que repetían la acción de tocar alguna superficie de madera para frenar la mala suerte. De acuerdo a lo que comprobaron, este ritual causó una sensación de control y reducción de la ansiedad. A lo largo de la historia, la humanidad asoció objetos con la buena suerte, como el trébol de cuatro hojas. Esto se debe a creencias supersticiosas

Para conocer el origen de por qué las personas tocan un objeto de madera -y sin patas- con el fin de evitar el infortunio, los científicos se remontaron al siglo VIII a.C, cuando los Celtas ocupaban parte del territorio de Europa occidental.

Aquella comunidad profesaba una fe pagana y su vínculo con la naturaleza era destacable en comparación con otros pueblos de ese entonces. Dentro de sus creencias, aseguraban que los espíritus estaban presentes en la cotidianidad y que podían servir de portales con lo sobrenatural. Sin embargo, esto no siempre resultaba alentador, ya que muchos de ellos podrían tener intenciones oscuras.

Ante el temor de ser víctimas de un infortunio, los celtas tocaban el tronco de un árbol, ya que confiaban en que atraerían la buena suerte y alejarían los malos augurios. Incluso, dar golpecitos también era señal de agradecimiento por la protección de aquellas almas buenas. La acción de tocar madera es una tradición antigua que se remonta a los celtas en el siglo VIII a.C

Con el paso de los siglos, en la Edad Media, los niños se ocultaban cerca de los troncos o tocaban un objeto de madera cuando jugaban a las escondidas. Esta costumbre se asociaba a la sensación de estar a salvo en un refugio seguro.

Jane Risen, profesora asociada de ciencias del comportamiento en Chicago Booth y que participó en la investigación, comentó: “Nuestros hallazgos sugieren que no todas las acciones para deshacer un maleficio son igualmente efectivas. En cambio, descubrimos que las acciones de evitación, que ejercen fuerza lejos de la propia representación del yo, son especialmente efectivas para reducir las consecuencias negativas anticipadas tras un maleficio”.

Esta actitud ofrece tranquilidad a la persona que lo hace, según advirtió la experta e insistió: “Realizar una acción evitativa parece crear la sensación de que la mala suerte se está alejando”.

El estudio científico que ayudó a comprender la tradición milenaria

Los expertos de la Universidad de Chicago hicieron cinco experimentos por separado, en donde les pidieron a los participantes que tentaran al destino o no, y luego realizaran una acción que era evitativa o no.Hace siglos, los celtas tocaban los árboles para atraer la buena suerte y alejar los espíritus malignos

Entre las reacciones evitativas se encontraban las supersticiosas como tocar madera y las que no, como lanzar una pelota. De esta manera, los investigadores “descubrieron que realizar una acción evitativa tenía el efecto de llevar a las personas a tener una imagen mental menos vívida del evento negativo”. Los resultados se publicaron en la revista Journal of Experimental Psychology, bajo el título: Revertir la propia fortuna alejando la mala suerte.

De esta manera, la tradición evolucionó durante milenios y se adaptó a la nueva era, en la que, en diferentes países europeos y del continente americano, la reacción de tocar un objeto de madera se transformó en la forma de ahuyentar todo lo malo.