El mito uruguayo
La liberación de la marihuana en Uruguay no ha convertido a ese país en la región más libre, tampoco en la más segura, mucho menos es un lugar feliz, escribe Jesús Martín Mendoza.

No hay nada más desagradable que tener que desenmascarar mentiras, mitos y leyendas, y este es uno de esos casos en donde el enfrentar la realidad, puede resultar sumamente incómodo para algunos. Después del fallecimiento del ex presidente de Uruguay, José Mujica, y luego de leer centenares de reportajes sobre su vida de guerrillero y recordar que el hombre no fue quien dijo ser, además de no sostenerse el mito de su “pobreza” franciscana, se vuelve obligado analizar qué es lo que sucede en ese pequeño país de América que desde hace 15 años vive bajo el gobierno del Frente Amplio que ha implantado una serie de medidas progresistas que a unos gusta y a otros no.
Para decirlo con toda claridad, nadie pregunta a los uruguayos si están de acuerdo con que sus hijos consuman marihuana como si fuera tabaco o si están de acuerdo con otras medidas que supuestamente estaban dirigidas a eliminar la violencia en ese país y convertirlo en un ejemplo de modernidad.
Lo repito, nadie pregunta a los uruguayos su opinión. La liberación de la marihuana en ese país, no lo ha convertido en la región más libre, tampoco en la más segura, mucho menos es un lugar feliz. Es uno de los países con la tasa de suicidios mas grande del mundo. Analizar lo que ha pasado con esas decisiones desde la izquierda es trascendental porque otros países que han sido capturados por este tipo de ideologías, presentan a Uruguay como un modelo a seguir y eso está totalmente alejado de la realidad.
Vayamos por partes. Uruguay fue y es un laboratorio. Sí, queridos lectores, un laboratorio en materia de drogas. El fallecido José Mujica buscó nada mas y nada menos que a George Soros en el año 2013 para pedirle dinero, financiamiento para liberar la venta y distribución de marihuana, y “servirá de laboratorio para todo el mundo” aseguró en ese entonces el magnate. La historia siguiente ya la conocemos, Mujica liberó la marihuana y lo presumió a nivel mundial como una acción valiente para terminar con el problema del narcotráfico en el país. Debe usted saber que ese objetivo fracasó. El mercado de las drogas no solo no disminuyó, sigue en pleno crecimiento, y la violencia en Uruguay por conseguir droga en el mercado negro, mas barata, ha incrementado la violencia en un 45 por ciento.
No disminuyó la violencia ni el tráfico de drogas, se incrementó el consumo y con ello el desastre de cientos de miles de uruguayos que no pueden dejar la adicción a esa droga y sus efectos perniciosos en el cerebro y la voluntad. José Mujica condenó a su país a un envejecimiento donde la mayoría de los hoy consumidores adictos se encuentran a merced de lo que el gobierno y sus familias les den; un verdadero desastre.
Daniel Radio es actualmente secretario general de la Junta Nacional de Drogas en Uruguay. Emanado de las mismas fuerzas de izquierda no ha ocultado su decepción ante el experimento dentro de un laboratorio en el que ha sido convertido su país. En declaraciones a medios locales, Radio ha expresado su asombro ante la inutilidad del experimento de Mujica, la realidad aplasta cualquier percepción de éxito.
En 2023, Radio como titular de la Junta Nacional de Drogas, junto con el Instituto de Regulación y control del Cannabis y la Universidad Católica de Uruguay publicaron un estudio conjunto que se tituló “Zonas grises, mercados legales e ilegales: 10 años de la regulación de cannabis en Uruguay”. En el estudio se reconoce que el entonces presidente Mujica planteó que “el Estado tiene la obligación de hacerse cargo de la gente que queda enferma”, obviamente por el consumo de esa droga.
El documento reconoce que la marihuana tiene efectos graves en la personalidad humana: presenta toxicidad, adictividad y psico actividad. Sin embargo, de manera pragmática, tanto el gobierno de Mujica como el patrocinador del experimento, George Soros, dejaron a los adictos a su suerte bajo el argumento de que las personas quedan adictas por “el impacto en su propia subjetividad, determinado por sus condiciones singulares”. Fue una maniobra criminal dejar a su suerte a los adictos, con su vida y familias destrozadas. Ha sido una terrible injusticia no abordar esta realidad durante tantos años.
En una entrevista local, Rosario Queirolo, politóloga de la Universidad Católica de Uruguay y quien se ha desempeñado como estudiosa de los efectos de estas decisiones políticas de la izquierda ha calificado la pretensión de Mujica como muy ambiciosa. Disputarles a los carteles de narcotráfico la producción distribución y venta de la marihuana, simplemente no funciona ya que las tasas de violencia, rapiña y de homicidios asociados a la compra venta de esta droga siguen en aumento.
Hay muchos datos desastrosos a analizar como resultado de la liberación de la marihuana en Uruguay. Según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, el consumo de marihuana en el país sudamericano se incrementó en 45 por ciento desde que se implementó la medida y han sido los jóvenes las principales víctimas de esa droga.
Mujica mintió asegurando que con la liberación de la marihuana se acabaría la violencia. Los datos del Ministerio del Interior, lo que sería la secretaría de gobernación de Uruguay, revela que los homicidios asociados al mercado negro de la marihuana han crecido en un 45 por ciento, robos con violencia han crecido en 53 por ciento y los robos comunes sin violencia han subido en 23 por ciento. Uruguay no es un paraíso, esta muy lejos de ser un oasis europeo en América.
Es de reconocer que ha avanzado más que otros países americanos en temas de igualdad, pero sigue siendo una nación sudamericana con muchos problemas de violencia como como consecuencia de la corrupción que parece costumbrismo en América Latina. No creamos leyendas, busquemos verdades y esta es una verdad que a muchos no les gustará. Necesitamos vivir en un mundo de realidades con todo y sus retos y no en la comodidad de la mentira o la verdad a medias.