El Hipódromo de Palermo fue testigo de la pasión por el fútbol americano en Buenos Aires

En el tradicional escenario porteño se juntaron miles de fanáticos para vivir el Super Bowl 2025

Feb 10, 2025 - 17:52
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El Hipódromo de Palermo fue testigo de la pasión por el fútbol americano en Buenos Aires

Cuando el reloj marcó el final del cuarto y en las pantallas gigantes del Sport Bar del Hipódromo de Palermo se veía a los jugadores de Philadelphia Eagles festejando abrazados por la obtención del Super Bowl 2025, el pequeño pero ruidoso grupo de simpatizantes del equipo verde que alentó durante todo el partido comenzó a cantar “¡Dale campeón, dale campeón!”, al igual que se celebra en las canchas del fútbol argentino.

En ese momento, un muchacho de algo más de 30 años de barba tupida, que además fue el más fervoroso durante el encuentro, se tomó el rostro y sin poder contener la emoción lloró de alegría al ver a su equipo consagrarse nuevamente ganador del Super Bowl (los Eagles alcanzaron el mismo logro en la temporada 2017). “Soy hincha de los Eagles y de Tigre, y mi sentimiento es igual de fuerte por los dos equipos. Mi sueño es, algún día poder viajar y verlos jugar en Filadelfia”, le dice Federico a LA NACION que, acompañado por dos amigos, festejaron cada jugada de su equipo e insultaron al árbitro por los fallos en contra. Antes del comienzo del partido Federico vaticinó con convicción lo que luego se vio en la cancha: “Patrick Mahomes es un gran jugador y probablemente con el tiempo sea mejor que Tom Brady, pero Jalen Hurts hoy va a demostrar que también es un gran mariscal”.El pasión por el Super Bowl llegó hasta Buenos Aires

La pasión del Super Bowl se vivió en Buenos Aires, y el lugar de encuentro fue el Sport Bar del Hipódromo de Palermo donde 200 fanáticos de este deporte colmaron la capacidad del lugar, convocados por No Huddle, una página web que genera contenido de fútbol americano en español.

Buena parte de los asistentes les pusieron color anoche, vestidos con las camisetas de los equipos del que son hinchas. La casaca que más se repitió fue la roja con vivos blancos y amarillos, con el número 15 de los Chiefs y de Patrick Mahomes. El mariscal del conjunto de Kansas City fue el jugador clave en la obtención del título de campeón de la National Football League (NFL) en 2023 y 2024, y además es un serio candidato para destronar a Tom Brady, que hoy es considerado el mejor jugador de la historia.

Pero el público se mostró claramente dividido entre los que querían ver a Mahomes alzar por tercer vez el Vince Lombardi, el trofeo que se lleva el ganador del espectáculo deportivo con mayor audiencia de los Estados Unidos. El resto se conformó por los hinchas de los Eagles de Philadelphia, los fanáticos de Tom Brady que no querían ver a su ídolo desplazado por el mariscal de los Chiefs y los simpatizantes de los otros equipos, que ven con envidia el dominio abrumador de Kansas City, ahora ganador de dos de las tres últimas finales.La victoria de Philadelphia Eagles se celebró en el Hipódromo

Si bien el fútbol americano todavía es un deporte exótico en esta latitud, en los últimos años ganó muchos adeptos y lo que se vivió la noche del domingo en Palermo lo demuestra con claridad. “Martín Gramática ganó el Super Bowl 2003 con Tampa Bay ocupando la posición de pateador y eso hizo que este deporte se comience a popularizar en nuestro país. Luego vino el crecimiento de las redes sociales que ayudó a difundir el fútbol americano fuera de Estados Unidos y finalmente llegó la televisación de los partidos, que fue el gran empujón. Todo eso ayudó a que mucha gente comience a entenderlo y a que se derriben prejuicios, porque en el pasado se lo veía como un juego aburrido que solo le gusta a los yankees. Hoy somos muchos los que lo vemos y lo disfrutamos”, cuenta Fernando Senini, periodista que cubre la NFL para ESPN y es redactor de No Huddle y que se define fanático de San Lorenzo y de los New England Patriots, “los dos al mismo nivel”, dice Senini.

El partido estuvo lejos de las expectativas porque se esperaba un encuentro disputado y con final abierto, pero desde el arranque los Eagles marcaron la diferencia y dominaron el tanteador. En el Sport Bar de Buenos Aires sus hinchas se hicieron notar alentando en cada jugada y protestando los fallos arbitrales igual que en las canchas argentinas. El clima distendido y amigable que se vivió antes del arranque se convirtió a “modo cancha” con la primera intercepción de Philadelphia en la que Patrick Mahomes fue el blanco de las burlas.

Cada yerro del mariscal de los Kansas City Chiefs fue festejado con la misma intensidad que las anotaciones a favor y el show de mitad de partido fue precedido por el “Vamos, vamos los Eagles” que denotaba la confianza de sus hinchas festejando el triunfo cuando todavía restaba disputarse la mitad del encuentro. El espectáculo del rapero, Kendrick Lamar, ganador de 22 premios Grammy, quedó en segundo plano porque buena parte de los 200 espectadores aprovecharon el corte de mitad de partido para ir al baño, comer o conversar con los compañeros de mesa. “Me gusta el fútbol americano, el show musical está bien, pero la verdad es que mucho no me interesa”, sostuvo un hincha de los Steelers vestido con la camiseta negra que aprovechó el show musical para saludar y abrazarse con un grupo de amigos de una mesa lejana.

El fútbol americano es una especie de ajedrez disputado por super atletas y en los últimos años se modificó una serie de reglas que lo hizo un poco menos agresivo, pero al mismo tiempo más dinámico y con jugadas más espectaculares. Esto les gusta un poco menos a los puristas, pero le dio más brillo e hizo que se popularice mucho fuera de Estados Unidos”, le explica a LA NACION, Agustín Espósito, director de No Huddle y uno de los organizadores del evento.

Las plataformas de streaming y los grandes canales de cable ofrecen la posibilidad de acceder, no sólo a la grilla completa de partidos de la NFL, sino también los partidos de la liga universitaria y esto hace que cada temporada mayor cantidad de público local se interese por este deporte.

Nicolás Boero alterna en los puestos de receptor y corner back de los Osos Polares, uno de los ocho equipos de la liga de Buenos Aires que organiza un torneo en la modalidad “tackle”, igual al fútbol que ayer se vio en el Super Bowl. “Lo que más crece es el fútbol flag, que tiene reglas parecidas, pero al mismo tiempo es muy diferente porque son cinco jugadores por lado, no hay derribos ni tackles y está haciendo que el deporte crezca muy rápido y sume muchos nuevos jugadores en países dónde el fútbol americano no había penetrado”, explica Boero que además es integrante de Halcones y de Dinos, dos equipos de flag y que fue integrante de la selección que el año pasado participó del Mundial en Finlandia.El lugar de encuentro fue el Sport Bar del Hipódromo de Palermo donde 200 fanáticos de este deporte colmaron la capacidad del lugar, convocados por No Huddle

El touchdown que puso el marcador 33-0 en favor de los Eagles sentenció el resultado que finalmente fue 40-22, y en ese momento una buena parte de los simpatizantes de los Kansas City Chiefs dieron el encuentro por perdido. Varias camisetas con el número 15 partieron olvidando ese precepto del fútbol local que argumenta que la hinchada nunca abandona.

Antes del final del partido los jugadores de los Eagles comenzaron a festejar el triunfo y dos de ellos cumplieron con uno de los rituales del Super Bowl: bañaron al entrenador principal del ganador usando un gran recipiente anaranjado con la popular bebida isotónica que cada año cambia de color. Adivinar el tono del liquido es uno de los motivos de apuestas y de debates entre los fanáticos de este show que excede lo deportivo y es uno de los iconos de la cultura de Estados Unidos.

Con el cierre del partido los más de doscientos fanáticos emprendieron la retirada y sólo se quedaron festejando unos pocos hinchas de Philadelphia. La ida de los asistentes al Super Bowl generó un cuadro pintoresco, porque cuando finalizó el partido, muchos descubrieron el marco que rodeaba al Sport Bar: cientos de apostadores sentados absortos frente a las máquinas tragamonedas en una noche de domingo que a esa altura ya había migrado a madrugada del lunes. Camisetas de colores de los Dolphins de Miami, de los Patriots de Boston y los Steelers de Pittsburgh se mezclaron con señoras abstraídas frente a una pantalla multicolor esperando que una nuez se repita para alzarse con un premio. Palermo fue testigo de que la globalización no es un cuento, y que la pasión del fútbol americano también se vive en Buenos Aires.