El extraño dilema de "los inseguros que logran resultados extraordinarios"

A primera vista es una directora exitosa: sus resultados son sobresalientes y lo da todo por la empresa; de hecho pasa tantas horas en la oficina que, muchas veces, es una de las últimas en abandonar el edificio, cuando ya es noche cerrada. Nadie podría cuestionar a María M., que se desempeña en una importante compañía argentina desde hace más de dos décadas. Todo marcha bien hasta que la empresa entra en un proceso global de reestructuración y, le anuncian que ese será su último día en el trabajo. Entonces cae en la cuenta de lo que ha pasado: durante años acató las órdenes de sus jefes al pie de la letra; fue una ejecutante perfecta, pero casi no tomó decisiones importantes. María es un ejemplo del llamado "síndrome del inseguro con resultados extraordinarios" (Insecure overachiever). Este está muy bien delimitado: es alguien que no confía del todo en su propio criterio y por eso deja que las decisiones recaigan sobre los demás. Aunque sus resultados son incuestionables, esta persona no se siente capaz de lograrlos por sí misma. La idea de tomar riesgos -o acaso reconvertirse para trabajar en otras áreas- se presenta como un abismo difícil de sortear.Opinión ¿Es pasajera la turbulencia en el relato libertario? Facundo NejamkisInseguros extraordinariosLa profesora Laura Empson, de la Bayes Business School, publicó una investigación reveladora sobre un tipo de profesionales y ejecutivos caracterizados por dos rasgos distintivos:Obtienen resultados que superan las expectativas.Su extrema inseguridad los impulsa a trabajar muchas más horas de lo necesario.A pesar de ser conscientes de que la cantidad excesiva de horas en la oficina afecta su bienestar físico y mental, así como la calidad de su trabajo, estas personas perpetúan ese modelo con el objetivo de proyectar siempre la mejor imagen ante sus colegas.Subraya que esta tendencia surge de una compleja interacción de factores que involucran la profesión, la organización y los propios individuos. En el núcleo del problema se encuentra la inseguridad: si asisten a una reunión, sienten la necesidad de estar mejor preparados que los demás; si deben realizar una presentación, la elaboran con mucha antelación, la revisan innumerables veces y la ajustan hasta el último minuto; suelen ser los primeros en llegar a la oficina y los últimos en marcharse. Todo esto en un intento de llenar un vacío interno o una profunda falta de confianza personal.¿De dónde proviene esa inseguridad?Fundamentalmente, se origina en el temor a no ser reconocidos como profesionales de excelencia y a ser considerados de un nivel inferior. Sus raíces se encuentran en la naturaleza intangible del trabajo del conocimiento. ¿Cómo demostrar que lo que hacemos tiene valor y que estamos preparados para afrontar los retos? Y, como resultado, ¿cómo justificamos los salarios que percibimos si trabajamos en relación de dependencia, o las tarifas que cobramos si ofrecemos servicios profesionales?Este patrón se mantiene porque suelen lograr sus objetivos, son altamente competentes y ambiciosas, pero su inseguridad les provoca un sentimiento de insuficiencia y la necesidad constante de demostrar más. Esto se vincula estrechamente con el llamado síndrome del impostor ("en algún momento descubrirán que no soy tan capaz como todos creen") y con un perfeccionismo extremo.¿Qué hacer si nos identificamos como insecure-overachievers?Dedicar tiempo a reflexionar sobre el problema.Reconocer este comportamiento y sus efectos.Analizar el origen de esta conducta.Construir una red de apoyo, compartir nuestras inquietudes con personas de confianza y buscar ayuda si es necesario.Redefinir el concepto de éxito.Aceptar que siempre estaremos en evolución, mejorando continuamente, sin exigirnos la perfección desde el inicio.Trabajar largas jornadas solo cuando sea estrictamente necesario, por períodos acotados y con plena conciencia, evitando que se convierta en una costumbre.Observar cómo valoramos a aquellos colegas que logran excelentes resultados sin necesidad de jornadas extenuantes; es probable que podamos aprender de ellos.Celebrar los logros, en lugar de minimizar su importancia.Introducir cambios de forma progresiva, sin esperar transformaciones radicales de un día para el otro.Tomar conciencia de quiénes somos, qué aportamos y cómo queremos hacerlo nos da la posibilidad de ser protagonistas de nuestras decisiones y disfrutar del proceso. Solo así podremos fortalecer nuestra confianza, tomar riesgos con criterio, explorar nuevas ideas y potenciar nuestras capacidades, en menos tiempo y sin miedo.

Mar 12, 2025 - 19:27
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El extraño dilema de "los inseguros que logran resultados extraordinarios"

A primera vista es una directora exitosa: sus resultados son sobresalientes y lo da todo por la empresa; de hecho pasa tantas horas en la oficina que, muchas veces, es una de las últimas en abandonar el edificio, cuando ya es noche cerrada. Nadie podría cuestionar a María M., que se desempeña en una importante compañía argentina desde hace más de dos décadas. Todo marcha bien hasta que la empresa entra en un proceso global de reestructuración y, le anuncian que ese será su último día en el trabajo. 

Entonces cae en la cuenta de lo que ha pasado: durante años acató las órdenes de sus jefes al pie de la letra; fue una ejecutante perfecta, pero casi no tomó decisiones importantes. María es un ejemplo del llamado "síndrome del inseguro con resultados extraordinarios" (Insecure overachiever).

Este está muy bien delimitado: es alguien que no confía del todo en su propio criterio y por eso deja que las decisiones recaigan sobre los demás. Aunque sus resultados son incuestionables, esta persona no se siente capaz de lograrlos por sí misma. La idea de tomar riesgos -o acaso reconvertirse para trabajar en otras áreas- se presenta como un abismo difícil de sortear.

Inseguros extraordinarios

La profesora Laura Empson, de la Bayes Business School, publicó una investigación reveladora sobre un tipo de profesionales y ejecutivos caracterizados por dos rasgos distintivos:

  • Obtienen resultados que superan las expectativas.
  • Su extrema inseguridad los impulsa a trabajar muchas más horas de lo necesario.
  • A pesar de ser conscientes de que la cantidad excesiva de horas en la oficina afecta su bienestar físico y mental, así como la calidad de su trabajo, estas personas perpetúan ese modelo con el objetivo de proyectar siempre la mejor imagen ante sus colegas.

    Subraya que esta tendencia surge de una compleja interacción de factores que involucran la profesión, la organización y los propios individuos. En el núcleo del problema se encuentra la inseguridad: si asisten a una reunión, sienten la necesidad de estar mejor preparados que los demás; si deben realizar una presentación, la elaboran con mucha antelación, la revisan innumerables veces y la ajustan hasta el último minuto; suelen ser los primeros en llegar a la oficina y los últimos en marcharse. Todo esto en un intento de llenar un vacío interno o una profunda falta de confianza personal.

    ¿De dónde proviene esa inseguridad?

    Fundamentalmente, se origina en el temor a no ser reconocidos como profesionales de excelencia y a ser considerados de un nivel inferior. Sus raíces se encuentran en la naturaleza intangible del trabajo del conocimiento. ¿Cómo demostrar que lo que hacemos tiene valor y que estamos preparados para afrontar los retos? Y, como resultado, ¿cómo justificamos los salarios que percibimos si trabajamos en relación de dependencia, o las tarifas que cobramos si ofrecemos servicios profesionales?

    Este patrón se mantiene porque suelen lograr sus objetivos, son altamente competentes y ambiciosas, pero su inseguridad les provoca un sentimiento de insuficiencia y la necesidad constante de demostrar más. Esto se vincula estrechamente con el llamado síndrome del impostor ("en algún momento descubrirán que no soy tan capaz como todos creen") y con un perfeccionismo extremo.

    ¿Qué hacer si nos identificamos como insecure-overachievers?

    • Dedicar tiempo a reflexionar sobre el problema.
    • Reconocer este comportamiento y sus efectos.
    • Analizar el origen de esta conducta.
    • Construir una red de apoyo, compartir nuestras inquietudes con personas de confianza y buscar ayuda si es necesario.
    • Redefinir el concepto de éxito.
    • Aceptar que siempre estaremos en evolución, mejorando continuamente, sin exigirnos la perfección desde el inicio.
    • Trabajar largas jornadas solo cuando sea estrictamente necesario, por períodos acotados y con plena conciencia, evitando que se convierta en una costumbre.
    • Observar cómo valoramos a aquellos colegas que logran excelentes resultados sin necesidad de jornadas extenuantes; es probable que podamos aprender de ellos.
    • Celebrar los logros, en lugar de minimizar su importancia.
    • Introducir cambios de forma progresiva, sin esperar transformaciones radicales de un día para el otro.

    Tomar conciencia de quiénes somos, qué aportamos y cómo queremos hacerlo nos da la posibilidad de ser protagonistas de nuestras decisiones y disfrutar del proceso. Solo así podremos fortalecer nuestra confianza, tomar riesgos con criterio, explorar nuevas ideas y potenciar nuestras capacidades, en menos tiempo y sin miedo.