El duelo tras el divorcio según la psiquiatra Ana Isabel Sanz: ¿qué es lo que más cuesta superar?
El final de un proyecto de vida, los cambios vitales, una nueva adaptación... un proceso de divorcio puede desencadenar un proceso emocional doloroso, según nos cuenta la fundadora del Instituto Psiquiátrico Ipsias.

Según el Instituto Nacional de Estadística, durante el año 2023, en España se produjeron 80.065 casos de separación y divorcio, que registraba así una tendencia a lo bajo con respecto a datos anteriores. Sin embargo, los órganos judiciales registraron 95.650 separaciones, divorcios y nulidades matrimoniales en 2024, un 3,6% más según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El final de un proyecto de vida se llega a considerar un duelo que puede extenderse de meses a años. ¿Qué es lo que más cuesta superar? Desde Mujer.es hemos hablado con la psiquiatra, directora y fundadora del Instituto Psiquiátrico Ipsias, Ana Isabel Sanz.
¿Por qué el divorcio se experimenta como un duelo?
"El final de un proyecto vital compartido puede desencadenar un proceso emocional doloroso", cuenta a Mujer.es la psiquiatra Ana Isabel Sanz. La también directora del departamento de Psiquiatría del Centro de Rehabilitación Dionisia Plaza de Madrid, explica que el duelo no es más que un proceso emocional que es transitorio y que se pone en marcha tras una pérdida significativa.
En este sentido, "la ruptura de una relación estable implica renunciar al impulso y apoyo emocional, pragmático y económico que aportaba esa unión, a la estabilidad en las rutinas, a recuerdos y planes compartidos y a proyectos y planes sobre el futuro personal y compartido", añade. Esto es lo que produce inevitablemente sentir emociones que pueden llegar a ser negativas, dolorosas y agridulces.
Lo que más cuesta superar tras un proceso de divorcio
Uno de los términos que más salen a la luz en un proceso de divorcio es el fracaso. En cierta forma, terminar una relación de pareja de años se siente como un malogro y una sensación de que no se ha cumplido con las expectativas generadas. Es quizás esta la sensación más difícil de superar, junto con las subyacentes que se generan como la "disminución de la confianza en uno mismo y la tendencia a infravalorarse y aislarse", nos señala Ana Isabel Sanz.
La psiquiatra valora el fracaso como un impacto o "shock" en el que comienza un proceso en el que una o las dos partes de la pareja se autoinculpan, creándose un panorama estanco en el que no se plantean otra emociones, según Ana Isabel, como "la ira, el enfado o la necesidad de buscar una interacción que implique sentirse bien tratados, valorados y queridos". Es esto lo que hace que la psiquiatra, tal y como ha contado a Mujer.es se incline a pensar que "es esa sensación de fracaso lo que más comúnmente impide la aceptación y que puede desembocar en aislamiento y depresión".
Después del divorcio, llega afrontar la soledad
A la sensación de fracaso, se une la soledad. Los cambios vitales en un proceso de divorcio lleva casi intrínseco volver a sentirse sola o solo. Una situación que pese a lo que muchas personas puedan pensar y sentir no tiene por qué ser negativo. De hecho, cada vez más la sociedad parece tener miedo a esta soledad, porque lo que hemos abordado también el tema con la psiquiatra, que no confirma con una rotunda afirmación a que sí existe ese temor.
"Cuando nos quedamos con nosotros mismos suele aparecer un pensamiento rumiatorio que nos molesta, angustia y nos hace sentirnos fracasados", nos explica. La especialista en trastornos afectivos, ansiedad, infancia y adolescencia cree que la sociedad contemporánea no valora los momentos de convivencia con uno mismo, en parte por lo impuesto por las redes sociales y otras tecnologías que instan a mantenerse conectados en un mundo virtual. "Parece seducirnos con la ilusión de estar en relación y apoyados por múltiples personas, eso sí, anónimas e incluso inexistentes", añade.
Esto incentiva en cierta medida, y aún más, la sensación de fracaso, ya que como nos comenta Ana Isabel, una de las expectativas más peligrosas de las que se parten es la de buscar una "pareja ideal o media naranja que no existe". Para la psiquiatra, "la pareja es un proyecto complejo de reconocimiento y apoyo mutuo, que implica no solo cubrir nuestras carencias, sino aprender a aceptar y valorar la realidad del otro, tanto cuando se adapta a nosotros como cuando no lo hace".
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