El día que empezó la inteligencia artificial: a 28 años del triunfo de Deeper Blue sobre Kasparov
La computadora de IBM terminó ganándole al "ogro de Baku" en un desafío a seis partidas. Atrás había un destacado equipo de ingenieros y desarrolladores. Historia de un logro técnico que encendió la chispa de una nueva era.

El 11 de mayo de 1997, Garik Kimovich Weinstein, más conocido por su nombre materno, Garry Kasparov, considerado por muchos uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, perdió contra Deeper Blue, una versión perfeccionada de la computadora IBM Deep Blue.
Este enfrentamiento representó un hito en la historia moderna del ajedrez y marcó el inicio del desarrollo de la inteligencia artificial (IA). El encuentro de seis partidas entre Kasparov y la máquina se definió el último día, después de nueve jornadas frenéticas y extenuantes para el campeón del mundo. Pero, en realidad, definió una nueva era, la de Cuarta Revolución Industrial (4T). Simbolizó un pacto, incómodo, entre el hombre y la tecnología.
Kasparov había triunfado con relativa comodidad la primera partida, que se jugó el 3 de mayo. "El Ogro de Bakú", como le decían a Garry por su prepotencia técnica frente al tablero y por su lugar de nacimiento, estaba confiado. Un año antes le ganó un match a Deep Blue, la hermana original, en Filadelfia. Kasparov siempre pensó que faltaba mucho tiempo para que una máquina supere al hombre en el circuito ajedrecístico internacional.
Pero en 1997 ocurrió lo inesperado. En la segunda partida, de un torneo de seis, Deeper Blue triunfó con dudas y muchos reclamos por parte del "Ogro de Bakú". Garry tenía la certeza, nunca comprobada, que detrás de Deeper Blue siempre intervino la mano de un hombre. Después de la primera victoria de la máquina se encendieron luces de todos los colores en el búnker de Kasparov.
A partir de ahí, se sucedieron tres empates consecutivos que igualaron el match a 2.5 puntos para cada uno. La partida seis fue el golpe de gracia para el campeón del mundo.
Años después, en 2003, Garry volvió a la "escena del crimen", como él mismo denominó a la suite especial del emblemático Hotel Plaza de Nueva York, en la que se alojó con su entrenador principal y gerente general del equipo, Yuri Dokhian.
"No fui feliz. Sentí que éramos un grupo de aficionados que tenía que enfrentar a un terrible monstruo sin rostro", relató Garry en el documental Game Over: Kasparov vs. La Máquina.
Newsweek llamó a la partida "La última batalla del cerebro"; otro titular apodó a Kasparov "el defensor de la humanidad". Este filme reconstruyó uno de los momentos culminantes de un encuentro repleto de intrincadas tramas y muchas conjeturas que derrumbaron al genio del tablero.
Es que Kasparov era mucho más que un ajedrecista. Representaba la imagen misma del superhombre. Desde que nació el 13 de abril de 1963, en Bakú, la capital y centro político-cultural de Azerbaiyán, logró superar casi todas las vallas y obtuvo los trofeos que se propuso. Con un coeficiente intelectual estimado en 190 puntos (más alto que el del mismo Einstein), es uno de los hombres más dotados intelectualmente de la historia: ajedrecista, escritor, conferencista, especialista en inteligencia artificial y graduado en idiomas.
Hasta que se retiró el 10 de marzo de 2005, no le quedó ninguna meta pendiente; fue campeón mundial absoluto entre 1985 y 1993 bajo FIDE (Federación Internacional de Ajedrez); campeón mundial versión PCA entre 1993 y 2000; además fue coronado como el número uno más joven en 1985. En su fructífera carrera obtuvo en 11 oportunidades el Oscar del Ajedrez.
El irritante "Ogro de Bakú"
Kasparov es un personaje multifacético: tan inteligente como contradictorio y, por momentos, irritante. En 2002, el gran maestro perdió en 42 movimientos ante la ajedrecista húngara Judit Polgar, la misma con la que años antes Garry se había ensañado. La había llamado "marioneta del circo" y sugerido "que deje el ajedrez, que tenga hijos". Curiosa declaración viniendo de un hombre cuya figura materna fue central en su vida personal y profesional.
Garry hizo sus primeras armas con el ajedrez a los cinco años, motivado por su padre, Kim Moiséyevich Weinstein, ingeniero eléctrico, quien murió cuando él tenía apenas ocho años. Desde entonces fue criado toda su vida por una mujer: su madre, Klara Shagenovna Kasparova (conocida como Aida).
Ella abandonó su trabajo como ingeniera especializada en armas automáticas para dedicarse por completo a su hijo. Acompañó a Garry de manera incondicional como mamá, papá, amiga, confidente y mánager. Era reconocida y muy querida en el mundo del ajedrez. Marcó a tal punto la vida de Kasparov que el gran maestro Ljubomir Ljubojevic comentó en una entrevista: "Medio título mundial le pertenece a Garry y el otro medio a Klara".
Con motivo del fallecimiento de Klara en diciembre de 2020, el presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, le escribió una carta muy elogiosa publicada en Facebook. Sin embargo, la despidió con una pizca de fina picardía describiéndola como "una mezcla de Sophia Loren, Margaret Thatcher y Rona Petrosyan".
La llegada de Terminator
La derrota de Kasparov en la última partida contra Deeper Blue fue sorprendente. Dejó estupefacto al mundo. Incluso los expertos más escépticos quedaron desconcertados con el resultado definitivo. "El Terminator había llegado", recordó 25 años después el Gran Maestro Maurice Ashley.
Paradójicamente o no, la definición de la última partida, la decisiva, fue una de las más rápidas de las que se tiene conocimiento en el ajedrez de alta competición. Kasparov duró menos de una hora y tan solo 19 movimientos. Fue un doloroso suspiro.
El fallecido filósofo y científico cognitivo estadounidense Daniel Dennett contó de manera magistral cómo jugaba Deeper Blue. La nueva Deep utilizaba dos métodos complementarios para determinar el "siguiente movimiento" de una pieza.
Primero, buscaba en la base de datos de su memoria el mismo juego de ajedrez de los últimos cientos de años e imitaba las jugadas que hicieron los grandes maestros para ganar en idénticas circunstancias. Para poder hacerlo, la máquina atesoraba en su libro de aperturas más de 4,000 posiciones y 700,000 partidas de grandes maestros.
Deeper Blue incluía en sus circuitos las partidas de jugadores famosos de la talla del cubano José Raúl Capablanca, del estadounidense Bobby Fischer, de los rusos Anatoly Karpov y Alexander Alekhine, entre muchos otros. Y, por supuesto, las de su contrincante, Kasparov. De esta manera, los ingenieros de IBM le incorporaron a Deeper Blue la esencia misma de la experiencia humana en el ajedrez.
La base de datos de Deeper Blue también incluyó en su memoria muchas finales de partidas de seis piezas y posiciones de cinco o menos piezas. Y en aquellos casos en los que surgía una situación distinta, en la que el movimiento no aparecía en la base de datos, Deeper Blue evaluaba el nuevo cuadro de situación y elegía la opción que le parecía más ventajosa para posicionarse mejor en el tablero.
La máquina analizaba una docena de movimientos utilizando cálculos a una velocidad sorprendente. Era capaz de evaluar en el punto más álgido alrededor de 200 millones de posiciones por segundo, el doble de las jugadas de la Deep Blue original.
Esto le daba una ventaja notoria respecto a cualquier ser humano e incluso con relación al resto de las computadoras.
A diferencia de otros equipos tecnológicos de la época, Deeper Blue podía acceder a una enorme cantidad de datos y analizar el posicionamiento de los próximos entre 8 y 12 movimientos con una precisión de filigrana.
Entre el primer match de 1996, que Kasparov le ganó a Deep Blue (Azul profundo) 4-2, y el segundo de 1997, IBM incluyó innovaciones futuristas en el hardware y el software.
Un avión informático
Deeper Blue era un verdadero avión informático. Estaba construida con 30 procesadores PowerPC y 480 fichas de ajedrez personalizadas.
Además, el equipo de IBM incorporó una base de datos de aperturas ampliada, adaptada específicamente al estilo de Kasparov, y bibliotecas de jugadas maestras para finales de juego, como un manual de soluciones probadas y garantizadas.
Junto con un enorme peso de conocimientos acumulados en ajedrez y un año de pruebas bajo el exigente adiestramiento de grandes maestros, la versión final de Deeper Blue era casi infalible.
Poco se parecía a la anquilosada e ingenua Deep Blue. Se trataba de una máquina entrenada y acompañada por los mejores ajedrecistas y científicos tecnológicos, preparada para cazar al "ogro de Bakú".
El propio Kasparov definió la fuerza de su contrincante así: "Fue como jugar contra un reloj. Cada segundo, la máquina se volvía más fuerte".
Después de perder en 1996 con Deep Blue, el gigante tecnológico IBM inició un proceso acelerado con el fin de conformar al equipo técnico-científico de los sueños. Integró a profesionales humanos expertos en ajedrez y tecnología, a lo que le sumó una razonable dosis de dinero.
Algunos hablan de una inversión total de 10 ó 20 millones de dólares y otros exageran llevando el número a casi 100 millones de dólares. "IBM quería ganarle a Kasparov, no solo desarrollar un experimento científico. Se había propuesto ganar el encuentro", confesó uno de los especialistas contratados por la firma tecnológica.
Este equipo, compuesto por ingenieros, programadores y expertos en ajedrez con distintas especialidades, combinó sus habilidades para crear una máquina que no solo calculaba movimientos, sino que también anticipaba las posibles estrategias de "el ogro de Bakú".
El equipo de "asesinos"
El team de Deeper Blue desarrolló un trabajo fino que excedía el ajedrez y la informática e incursionaba en ámbitos asociados a la psicología y la comunicación, incluyendo técnicas de pressing psicológico sobre el campeón del mundo. El objetivo era uno solo: alzarse con la victoria.
"Los grandes maestros que estábamos ahí le dimos la mala leche que le hacía falta para ganar. Vosotros no tenéis instinto asesino; así no se le puede ganar a Kasparov", les dijo a los representantes de IBM el 8 veces campeón de España, Miguel Illescas.
El equipo incluyó a grandes maestros como Joel Benjamin e Illescas, expertos en ajedrez. Pero la voz cantante de IBM y precursor del proyecto Deep Blue era el taiwanés, de nacionalidad estadounidense, Feng-Hsiung Hsu secundado por Murray Campbell, ambos diseñadores de algoritmos.
La coordinación humano-máquina fue tan vital como la tecnología; sin ella, Deeper Blue sería una sumatoria de chips sin dirección ni orientación
La victoria de Deeper Blue no solo marcó el ocaso de la supremacía humana en el ajedrez, sino que encendió la chispa de una era donde la IA junto a un grupo de científicos y especialistas desafiar los límites de lo imaginable.
Kasparov se convirtió en un símbolo de esa transición incómoda entre el genio humano y la máquina imparable. El triunfo de Deeper Blue no fue solo técnico, sino cultural. Cambió para siempre la percepción de la relación entre humanos y máquinas. Cambió la historia de la humanidad.