Ayer murió el
Papa Francisco. En la víspera, en el día de su última aparición pública delante de la
Basílica de San Pedro, fue claro en los mensajes. “No hay paz sin un verdadero desarme”. Y adiós muy buenas al primer pontífice argentino. En agosto de 2013, los dos compatriotas más famosos se encontraron en el vaticano.
Messi, en la previa de un
Italia-Argetina amistoso, fue recibido por el
Papa junto a sus compañeros de selección. Pocas veces hemos visto emocionado a
Leo como ese día, cuando el
Papa le bendijo en un gesto cariñoso.
Bergoglio les pidió a los futbolistas italianos y argentinos que tuviesen más humildad y altruismo. “Ustedes son un ejemplo, para bien y para mal”, les espetó el
Santo Padre.
Messi, al salir de la audiencia, demostró haber pillado la consigna: “No hay que pensar solo en uno mismo”, dijo el Dios del fútbol ante la prensa.
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