El pasado viernes 25 de abril, Brenda salió de su casa a las 2 de la tarde por motivos de trabajo. Aunque esta mexicana, residente en un quinto piso del Paseo del general Martínez Campos, 26, no volvería hasta la medianoche, su pareja sí que llegó a eso de las 6. «Yo vivo sola, pero mi novio estaba de visita y tiene llaves», relata la inquilina, dos semanas después, consciente de que ese periodo de cuatro horas en el que su casa estuvo vacía fue aprovechado por los ladrones para llevarse sus joyas más valiosas. La entrada fue tan sigilosa que ni siquiera los ladridos del perro de la afectada, un pomerania de apenas un año de vida, pudo alertar...
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