La decepción fue tan monumental como inesperada. El nacionalismo gallego se veía ya en la Xunta durante los días finales de la campaña de las últimas elecciones gallegas, aupado por algunos sondeos que daban por hecha la pérdida de la mayoría absoluta del PP, incluido un CIS de ciencia-ficción que pronosticaba un descalabro sin precedentes en la derecha. La realidad fue otra. Alfonso Rueda ha cumplido su primer aniversario desde que tomó de nuevo posesión al frente del gobierno gallego , y el BNG ha interiorizado que su oportunidad para dentro de tres años pasa por fabricar un estado de malestar general en Galicia que propicie un cambio político. La hoja de ruta para esta travesía por la oposición la...
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