El ashera, la falsa raza de gatos que solo es un savannah de primera generación
El ashera fue promocionado como el gato más exclusivo, costoso e hipoalergénico del mundo.

En 2006, Simon Brodie, un empresario con un largo historial de estafas, fundó la compañía Allerca, con la que afirmaba haber desarrollado gatos hipoalergénicos. Más tarde, lanzó la marca Lifestyle Pets y comenzó a comercializar el ashera, un felino supuestamente exclusivo, grande y sin riesgo para personas con alergias. Brodie aseguraba que estos gatos eran el resultado de un cruce genético altamente selectivo y los vendía por precios que superaban los 20.000 euros. Sin embargo, la comunidad de criadores de savannahs pronto detectó irregularidades.
En 2008, tres gatos registrados como ashera fueron incautados en un aeropuerto de Países Bajos, y las pruebas de ADN confirmaron lo que muchos sospechaban: no eran una raza nueva, sino savannahs de primera generación o F1, procedentes de un criadero legítimo en Oklahoma, Estados Unidos.
Su supuesta rareza y precio desorbitado fascinaron a muchos, pero la realidad es que no existe tal raza: el ashera es simplemente un savannah F1, es decir, un híbrido de serval africano y gato doméstico. Este engaño se convirtió en uno de los mayores fraudes en el mundo de la cría profesional felina. A pesar de estas pruebas, Brodie siguió comercializando savannah F1 bajo distintos nombres y cambiando el nombre de la empresa para eludir la ley.
Un precio basado en la desinformación
El mito del ashera se construyó sobre afirmaciones falsas y un hábil marketing, que lo presentaba como un felino exclusivo y diferente, cuando en realidad era una raza ya existente. La única diferencia era que los compradores del ashera pagaban una cantidad exorbitante por el mismo gato debido a la imagen de exclusividad creada por Brodie.
El fraude también aprovechaba la ignorancia de los compradores en torno a la cría de gatos, las hibridaciones y las generaciones de los savannahs. Los F1, al ser la primera generación descendiente de un serval africano, poseen un alto porcentaje de sangre salvaje, lo que los hace más grandes y con un comportamiento más cercano al de un felino no domesticado. Brodie vendía estos ejemplares sin revelar su verdadero origen y sin advertir a los compradores sobre los desafíos de criar un gato con tales características.
El declive y las lecciones aprendidas
A pesar de los múltiples escándalos y de la exposición del fraude, es fácil comprobar en Internet que aún hay usuarios interesados en adquirir un ashera, sin saber que en realidad están comprando un savannah F1 a un precio desproporcionadamente abusivo.
Los savannahs F1 son felinos de aspecto impresionante, sin duda, pero requieren un manejo adecuado y no son aptos para cualquier hogar. Más allá de la estafa económica, la historia del ashera también pone en evidencia la explotación de los animales con fines comerciales y cómo el desconocimiento puede ser aprovechado por empresarios sin escrúpulos para lucrarse a costa del bienestar animal y la ingenuidad de los compradores. Hay que recordar que, en España, un savannah F1 se considera una especie exótica y requiere la licencia del CITES para introducir un ejemplar en el país.
Desde Animaleros recomendamos que, ante cualquier duda sobre un anuncio de venta de animales, se consulte con un profesional o con asociaciones especializadas que puedan verificar la autenticidad de la información. La compra impulsiva de especies con características llamativas no solo puede derivar en que nos estafen, sino que también contribuye a un comercio irresponsable. Antes de introducir en nuestro hogar cualquier otro ser vivo, es fundamental informarse y asegurarse de que se está tomando una decisión ética y bien fundamentada.