El año pasado hubo en la región un récord de desplazamientos por desastres climáticos
El continente vivió el mayor número de desplazamientos internos desde que se tiene registro, y el 90% de los casos se debieron a tormentas e inundaciones; qué pasó en la Argentina

El continente americano tuvo casi 15 millones de desplazamientos internos registrados durante el 2024. Es como si la población entera del Área Metropolitana de Buenos Aires, sea por conflictos violentos o por eventos naturales, se viera forzada a dejar su hogar y migrar parcial o permanentemente dentro de la Argentina.
En nuestra región, el reporte anual del Internal Displacement Monitoring Center (IDMC) determinó que el 90% de estas migraciones internas se dieron por eventos climáticos extremos. En especial tormentas intensas e inundaciones. Si bien la Argentina no es protagonista de este fenómeno global, tampoco es una excepción.
El pasado fue el año que más desplazamientos ocurrieron en todo el planeta desde que IDMC tiene registro y, después del sudeste asiático, nuestro continente fue uno de los protagonistas si hablamos de los provocados por eventos naturales. América, como continente, rompió su récord histórico. Si lo comparamos con el 2023, la cifra del año pasado aumentó más de 600% y creció casi 300% con respecto al 2020, que había sido el número más alto hasta ahora.
En 2024, la Argentina registró 14.000 desplazamientos y para el final del año contó solo 74 personas desplazadas. Esto se debe a dos aspectos. Primero, que muchas de las personas que migraron de forma interna volvieron antes de que el año cerrara. Lo segundo es que para IDMC hay una diferencia entre desplazamientos y personas desplazadas.
Según explicó a LA NACION Vicente Anzellini, coordinador del informe de IDMC, una persona puede vivir varios desplazamientos durante un año. Por ejemplo, si del punto de origen, una familia se va a un hospital, y de ahí a un albergue, y de ahí a una nueva casa en otra provincia. En consecuencia, es muy probable que haya más desplazamientos que personas desplazadas. “Además, hay algo muy importante y es que los números que presentamos son los disponibles en los países. Recabamos información de gobiernos, organizaciones y medios de comunicación. Dependemos mucho de la recopilación de datos que cada país tenga”, aclaró el analista global.
Según se expone en el informe, la Argentina sufrió 84 eventos naturales que desembocaron en algún tipo de desplazamiento. La mayor parte fueron ocasionados por tormentas, seguidas de inundaciones y en menor proporción por incendios. Fueron varias las provincias afectadas, pero la que más desplazamientos generó fue una tormenta que cayó sobre Corrientes a principios del año pasado. No obstante, a pesar de las afectaciones, lo que sucedió en la Argentina no tiene punto de comparación con el resto del continente.
Estados Unidos, Brasil, Haití, Cuba y Colombia fueron los países que más desplazamientos registraron el año pasado. “Y es que hubo muchas tormentas y sobre todo huracanes. Esto provocó que muchas personas se vieran forzadas a resguardarse en otros sitios”, describió Anzellini.
Temporada de huracanes
En particular, Estados Unidos registró poco más de 11 millones de desplazamientos, lo cual representa una cifra histórica. La mayor parte de estos se debieron a huracanes como Milton, que golpeó a Florida en octubre del año pasado.
Para Anzellini, Estados Unidos es un país proclive a ser golpeado por fenómenos climáticos extremos por la composición de su territorio, pues “tiene el tamaño de un continente”. Además, el impacto puede ser masivo, entre otras cosas, por la cantidad de personas que hay allí. Pero aclaró que no todos los desplazamientos dan muestra de tragedias.
“Varios de los que Estados Unidos registró el año pasado fueron parte de una política de riesgo exitosa. El propio Gobierno pidió a la gente que se mueva para evitar muertes y eso está también registrado”, detalló el experto. El reporte de IDMC determinó que el 80% de los desastres en la región están relacionados con la temporada de huracanes y según el propio Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, “hay una confianza alta de que tormentas tropicales se vean intensificadas en frecuencia y magnitud por el cambio climático provocado por las actividades humanas”.
Según la Administración Atmosférica y Oceánica Nacional de Estados Unidos (NOAA), estaba previsto que el año pasado, la temporada de huracanes fuera un 85% más extrema de lo normal. Desde mayo ya calculaban hasta 12 huracanes categoría dos o tres y alrededor de siete más intensos. Y si bien este país anticipó dichos eventos, eso no sucedió en países vecinos como Haití, y Cuba. En el caso cubano, Óscar y Rafael golpearon de forma simultánea dos extremos de la isla. Sumado a un sismo que ocurrió a la par, este país sufrió cortes de luz y daños a infraestructura de los que aún no se recuperan.
Haití también pasó penumbras, sumado a que ya contaba con más de 320.000 desplazados internos alojados en 385 campamentos, de los que, según Naciones Unidas, un centenar permanece en situación de especial riesgo por inundaciones, corrimiento de tierras y otros desafíos ambientales, sigue siendo particularmente vulnerable a los fenómenos climáticos extremos. Así como estos, países como México, Granada y varias partes de América Central experimentaron la mayor parte de los desplazamientos por huracanes.
Inundaciones en Brasil
En el caso brasileño, con las inundaciones que sumergieron a Río Grande del Sur, el reporte de IDMC calculó más de un millón de desplazados internos. Fueron 775.000 desplazamientos, de los que más de las tres cuartas partes ocurrieron en el área metropolitana de la capital del estado, Porto Alegre, hogar de 4,3 millones de personas y ubicada en la confluencia de varios ríos importantes.
Las inundaciones provocaron más desplazamientos que los registrados en todo el país durante 2023, elevando las cifras de desplazamiento por desastres al nivel más alto registrado en Brasil y subrayando la necesidad de reducir la exposición y vulnerabilidad de las personas ante los desastres. “La evidencia sugiere que el cambio climático y el desarrollo e infraestructura insuficientes —incluyendo su adaptación— duplicaron la probabilidad del evento y contribuyeron a su magnitud y gravedad”, aseguraron desde IDMC. Para Anzellini, lo segundo es un aspecto clave.
“El cambio climático es un hecho global. Están cambiando todos los fenómenos, pero no solo tiene que ver con esto. El componente socioeconómico es igual o más importante que el cambio climático en sí”, opinó el experto. Y explicó que en el caso de Brasil las personas más pobres en Porto Alegre son las que se vieron más desplazadas y por más tiempo. “Esta es una realidad que desde la política pública se tiene que pensar”, añadió.
Anzellini planteó que, en este sentido, la Argentina tiene menos riesgos de sufrir tragedias como la que Brasil vivió el año pasado. “[La Argentina] tiene a su población concentrada en la zona metropolitana de Buenos Aires y eso reduce el riesgo comparado con países como Brasil o Florida, que están más expuestos a tormentas”, comentó.
Sin embargo, otros expertos consultados por LA NACION advirtieron en otros momentos que el riesgo de inundaciones es persistente. Estudios nacionales ponen a varias partes de este polígono urbano como zonas inundables.
Vacíos de información
El informe del IDMC carece de datos precisos sobre las personas que permanecieron desplazadas al final del año. Saben que hubo desplazamientos y también conocen las causas, pero muchas veces no pueden seguir la trazabilidad. En mayor medida en casos de eventos meteorológicos o naturales, la falta de seguimiento de desplazados es una constante para los gobiernos u organizaciones dedicadas a asistirlos. “Este es un problema muy crónico porque tú ves a estas personas desplazadas por eventos climáticos que son monitoreos momentáneos, pero después dejan de existir”, reconoció Anzellini.
Un ejemplo contundente es el de la Argentina, donde los datos utilizados para el conteo del año pasado vinieron exclusivamente de notas periodísticas y no de una base de Gobierno, sea nacional o provinciales. Esto se extrapola a cientos de países de todo el mundo y sobre todo en América Latina.
“Muchos países no dimensionan como un tema a los desplazados y los categorizan como damnificados. Esto tiene que ver con la gestión del riesgo y la toma de datos. Hay cambios en la medición y en la gestión de riesgo, usualmente cuando hay grandes desastres como Brasil o Colombia”, destacó el coordinador del reporte de IDMC. Ante este contexto, Anzellini advirtió que los datos presentados en el reporte podrían ser aún mayores de los que se muestran.