Diez mil millones aparecen de improviso para calmar a Bruselas y Washington
Pedro Sánchez anuncia que ya sabe dónde encontrará los miles de millones necesarios para llegar al 2% de gasto militar sobre el PIB mientras sus aliados de izquierda muestran su rechazo a un gasto "desorbitado"Sánchez anuncia un aumento de 10.500 millones de gasto en Defensa para cumplir los compromisos de la OTAN Finalmente, Pedro Sánchez cogió su fusil y se puso la ropa de camuflaje. Después de meses de incógnita sobre cómo iba a ejecutar el aumento del gasto militar al que se comprometió España en 2014, el presidente convocó a los medios de comunicación para dar a conocer lo que oficialmente se ha denominado “Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España y Europa”. La industria y la tecnología van por delante. Que parezca que es algo que beneficiará a todo el mundo. Lo hizo el día después de la muerte del papa Francisco con los medios y buena parte de la sociedad mirando hacia Roma. Fue un poco como colar una noticia no muy atractiva un viernes a media tarde confiando en que sea absorbida por el fin de semana. Sin embargo, el incremento del gasto de defensa no es algo que vaya a diluirse en unos días. Seguirá condicionando la política española en los próximos meses y pondrá a prueba las relaciones de Moncloa con sus socios de la izquierda. Algunos preferirán que no les llamen socios en todo esto. Al igual que los demás gobernantes europeos, Sánchez se ha visto arrollado por los acontecimientos producidos después de la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU. Ya no valía procrastinar y comunicar a la OTAN que el país de la alianza con el menor gasto militar en porcentaje del PIB se iba a tomar unos años más para llegar al 2%. El porcentaje “que exigen la UE y la OTAN”, precisó Sánchez para que se vea que no hay forma de esconderse. “Será este Gobierno quien cumpla con lo que otros incumplieron”, continuó, refiriéndose al Gobierno de Mariano Rajoy. Sánchez había recordado en el Congreso que el PP había dejado ese gasto en el 0,9% del PIB en 2018 sin ninguna intención de acercarse a la cifra exigida. Serán 10.471 millones extra a los que hay que sumar otros 10.000 millones invertidos en los últimos años, según un cálculo que hizo el propio Sánchez. Un 35% se utilizará en mejorar los sueldos de tropa y marinería, así como en modernizar su equipamiento. Con la intención de dar a todo un aire más civil, se empleará un 31% en conseguir “nuevas capacidades de telecomunicaciones y de ciberseguridad”. Está por ver que la OTAN vaya a aceptar incluir como gasto militar inversiones dedicadas a la esfera civil. Un 19% del total se destinará a lo que se considera habitualmente como armamento. En esta ocasión, Sumar no se limitó a decir que ellos están en desacuerdo. Un paso más exigía presentar por escrito “observaciones” en el Consejo de Ministros sin que tengan ningún efecto. Dejaron constancia de que el aumento de gasto militar es “desorbitado” y reservaron las mayores críticas a ese 19% que irá a compra de nuevo armamento. “Es por ello que no se considera oportuna ni conveniente una inversión en defensa de este calado por parte del Gobierno de España, por no estar motivada ni ajustarse a un análisis exhaustivo de necesidades”, dice el texto. En la misma línea, Antonio Maíllo, coordinador de Izquierda Unida, ha impugnado un aumento del gasto por no estar en el pacto de investidura: “Nos instala en una lógica de guerra que nada tiene que ver con las necesidades de nuestro país”. Ione Belarra colocó a su partido directamente en la oposición al Gobierno por este motivo: “Cualquier Gobierno de la guerra, esté encabezado por quien lo esté, va a tener a Podemos enfrente”. Sánchez no llevará su plan al Congreso, como exige el PP. La oposición, que está a favor de cumplir los compromisos con la OTAN, no tiene ninguna intención de votar a favor. Lo que quiere es evidenciar la soledad del PSOE y reiterar su exigencia de elecciones anticipadas. El origen de los fondos es una de las cuestiones en las que la posición de Sánchez es más frágil. Como no hay nuevos presupuestos, el Gobierno pretende obtener el dinero rascando de todos los lados. Supuestamente, sin tocar el gasto social ni aumentar el déficit público. Un poco de fondos europeos, otro poco de gasto extraído de otros ministerios y algo más de partidas de los últimos presupuestos aprobados en 2023 y prorrogados después que no se van a utilizar este año. Parece mentira que rascando de un lado y de otro se pueda llegar a 10.000 millones. Con tanta flexibilidad, será difícil que el Gobierno pueda argumentar que no hay dinero para otras inversiones. María Jesús Montero no ve que haya ningún problema. “En ningún caso estos 10.000 millones de defensa se pudieran haber dedicado a otro tipo de política y en ningún caso compiten con el gasto social”, dijo el martes la vicepresidenta. Tal y como lo cuen

Pedro Sánchez anuncia que ya sabe dónde encontrará los miles de millones necesarios para llegar al 2% de gasto militar sobre el PIB mientras sus aliados de izquierda muestran su rechazo a un gasto "desorbitado"
Sánchez anuncia un aumento de 10.500 millones de gasto en Defensa para cumplir los compromisos de la OTAN
Finalmente, Pedro Sánchez cogió su fusil y se puso la ropa de camuflaje. Después de meses de incógnita sobre cómo iba a ejecutar el aumento del gasto militar al que se comprometió España en 2014, el presidente convocó a los medios de comunicación para dar a conocer lo que oficialmente se ha denominado “Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa de España y Europa”. La industria y la tecnología van por delante. Que parezca que es algo que beneficiará a todo el mundo.
Lo hizo el día después de la muerte del papa Francisco con los medios y buena parte de la sociedad mirando hacia Roma. Fue un poco como colar una noticia no muy atractiva un viernes a media tarde confiando en que sea absorbida por el fin de semana. Sin embargo, el incremento del gasto de defensa no es algo que vaya a diluirse en unos días. Seguirá condicionando la política española en los próximos meses y pondrá a prueba las relaciones de Moncloa con sus socios de la izquierda. Algunos preferirán que no les llamen socios en todo esto.
Al igual que los demás gobernantes europeos, Sánchez se ha visto arrollado por los acontecimientos producidos después de la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU. Ya no valía procrastinar y comunicar a la OTAN que el país de la alianza con el menor gasto militar en porcentaje del PIB se iba a tomar unos años más para llegar al 2%. El porcentaje “que exigen la UE y la OTAN”, precisó Sánchez para que se vea que no hay forma de esconderse. “Será este Gobierno quien cumpla con lo que otros incumplieron”, continuó, refiriéndose al Gobierno de Mariano Rajoy. Sánchez había recordado en el Congreso que el PP había dejado ese gasto en el 0,9% del PIB en 2018 sin ninguna intención de acercarse a la cifra exigida.
Serán 10.471 millones extra a los que hay que sumar otros 10.000 millones invertidos en los últimos años, según un cálculo que hizo el propio Sánchez. Un 35% se utilizará en mejorar los sueldos de tropa y marinería, así como en modernizar su equipamiento. Con la intención de dar a todo un aire más civil, se empleará un 31% en conseguir “nuevas capacidades de telecomunicaciones y de ciberseguridad”. Está por ver que la OTAN vaya a aceptar incluir como gasto militar inversiones dedicadas a la esfera civil. Un 19% del total se destinará a lo que se considera habitualmente como armamento.
En esta ocasión, Sumar no se limitó a decir que ellos están en desacuerdo. Un paso más exigía presentar por escrito “observaciones” en el Consejo de Ministros sin que tengan ningún efecto. Dejaron constancia de que el aumento de gasto militar es “desorbitado” y reservaron las mayores críticas a ese 19% que irá a compra de nuevo armamento. “Es por ello que no se considera oportuna ni conveniente una inversión en defensa de este calado por parte del Gobierno de España, por no estar motivada ni ajustarse a un análisis exhaustivo de necesidades”, dice el texto.
En la misma línea, Antonio Maíllo, coordinador de Izquierda Unida, ha impugnado un aumento del gasto por no estar en el pacto de investidura: “Nos instala en una lógica de guerra que nada tiene que ver con las necesidades de nuestro país”. Ione Belarra colocó a su partido directamente en la oposición al Gobierno por este motivo: “Cualquier Gobierno de la guerra, esté encabezado por quien lo esté, va a tener a Podemos enfrente”.
Sánchez no llevará su plan al Congreso, como exige el PP. La oposición, que está a favor de cumplir los compromisos con la OTAN, no tiene ninguna intención de votar a favor. Lo que quiere es evidenciar la soledad del PSOE y reiterar su exigencia de elecciones anticipadas.
El origen de los fondos es una de las cuestiones en las que la posición de Sánchez es más frágil. Como no hay nuevos presupuestos, el Gobierno pretende obtener el dinero rascando de todos los lados. Supuestamente, sin tocar el gasto social ni aumentar el déficit público. Un poco de fondos europeos, otro poco de gasto extraído de otros ministerios y algo más de partidas de los últimos presupuestos aprobados en 2023 y prorrogados después que no se van a utilizar este año. Parece mentira que rascando de un lado y de otro se pueda llegar a 10.000 millones. Con tanta flexibilidad, será difícil que el Gobierno pueda argumentar que no hay dinero para otras inversiones.
María Jesús Montero no ve que haya ningún problema. “En ningún caso estos 10.000 millones de defensa se pudieran haber dedicado a otro tipo de política y en ningún caso compiten con el gasto social”, dijo el martes la vicepresidenta. Tal y como lo cuenta, cualquiera diría que estaban en un cajón esperando a ser utilizados en algo de provecho.
Tres años de guerra en Ucrania han cambiado por completo la percepción e incluso el nivel de ansiedad de algunos países europeos sobre la defensa de cada país. Sin la invasión rusa, habría sido improbable que una mayoría de suecos y finlandeses superior al 60% estuviera a favor de ingresar en la OTAN. “No es que nosotros hayamos cambiado, es que el mundo lo ha hecho”, dijo Sánchez. La realidad es que las dos cosas son ciertas. No al nivel que esperan en Bruselas. La defensa no está entre las prioridades de gasto de los españoles.
La encuesta del CIS de marzo de este año sostiene que el 75% de los españoles cree que la Unión Europea debería aumentar sus “capacidades de defensa”. Ese porcentaje es mayor entre los votantes del PP (90,6%) y Vox (79,5%) que entre los del PSOE (76,3%) y Sumar (52,3%). José Félix Tezanos se ocupó de no hacer una pregunta directa y plantear si los encuestados estaban a favor de que España incremente el gasto militar. Los resultados podrían haber sido diferentes.
El argumento central de Sánchez es que el mundo es el que es y España no puede dejar abandonados a sus aliados con el argumento de que Rusia nos pilla muy lejos. Esos mismos aliados son los que aceptaron soltar una lluvia de millones en forma de fondos europeos con destino a la economía española. La reclamación de gastar más en defensa proviene no solo de la OTAN, sino también de la Comisión Europea.
Sumar y otros aliados en la izquierda rechazan la premisa de que hay que regresar al nivel de gasto militar de la Guerra Fría a causa de la amenaza de Rusia. Se oponen al espíritu belicista que rezuman las declaraciones de Von der Leyen y Kallas y aún más las disparatadas exigencias de gasto que llegan de Washington.
La pregunta que es legítimo hacerse es si pueden formar parte del mismo Gobierno, teniendo en cuenta que nadie va a cambiar de posición. En ese punto, conviene tener claro que si la respuesta es negativa, el bloque de izquierda tendrá que empezar a prepararse para pasar muchos años en la oposición.