Cada miércoles, durante los meses de invierno, agentes forestales de Madrid –a veces con agentes medioambientales de Castilla y León- se calzan sus raquetas de nieve y esquíes y suben hasta puntos estratégicos de la sierra, como Cabeza de Hierro o Peñalara, para hacer catas y medir la cantidad de nieve acumulada. El objetivo es evitar accidentes y estudiar el riesgo de aludes, pero también –y ahora se hace especialmente necesario– para medir el impacto que el deshielo puede tener sobre los cauces de los ríos. El análisis de las cotas de nieve, mediante catas sobre el terreno, se ha convertido en una del as funciones habituales de los agentes forestales. Este Cuerpo realiza anualmente medio centenar de este tipo...
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