Cuenta Tim Hayward , divulgador inglés y uno de los mayores frikis del 'steak' –nombre que ha elegido para su último libro , editado por Planeta Gastro y considerado la 'biblia' de la carne– que salir a comer un chuletón es todo un ritual. En torno a estos grandes cortes cárnicos, de los que la mayoría de los mortales apenas tiene interés en saber nada más allá de su brutal tamaño o el punto en el que lo comen, existe toda una liturgia que parte del mostrador del carnicero a la parrilla y que culmina con el hueso entre las manos del comensal, intentando roer de forma primitiva el mejor bocado –y probablemente el peor, también, por ser el último–....
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