Caputo da examen en Washington pero aún falta la bolilla más difícil
El desarrollo de la fase 3 del programa económico encontró ayer a varias de las principales piezas del equipo que conduce el ministro de Economía, Luis Caputo, desplegadas en el centro del tablero financiero internacional con la intención de reforzar un mensaje que les permita avanzar un casillero más, tras el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario.Si bien la sangría de dólares que venía experimentando hasta hace un par de semanas alimentaba la preocupación y la ansiedad en la Casa Rosada, para Economía el desafío no se trataba solo de detener la hemorragia y reforzar las reservas del Banco Central gracias al préstamo del FMI, sino, particularmente, de capitalizar una mejora de expectativas que suponía liberar el cepo cambiario. Entre los particulares, por cuestiones sociales y políticas, al eliminar en el inicio de la carrera electoral una barrera con la que se lidiaba desde fines de 2019. Entre las empresas, por la sostenibilidad del plan.Y es que, si bien en este último caso se mantienen algunas restricciones, la posibilidad de girar dividendos a partir del año próximo, acceder con mayor facilidad a divisas para importación y observar casi una unificación cambiaria de hecho, por la reducción de la brecha a su mínima expresión, supone un escenario más accesible para atraer las inversiones productivas que se necesitan para alimentar el crecimiento y cumplir con los pagos de deuda.La muralla de divisas que se levantó con el primer desembolso del FMI, los préstamos que empiezan a llegar de otros organismos financieros y la renovación del swap de monedas con China, más la promesa estadounidense de sumar un salvavidas de estabilización si en algún momento el tipo de cambio flotante zozobra, forman parte de un combo destinado a convencer a inversores de que es momento de traer sus dólares a la Argentina.En esa tarea se abocaron Caputo, el presidente del BCRA, Santiago Bausili; su vice, Vladimir Werning; el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; y hasta el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, bajando en diferentes foros que se llevan a cabo en Washington un discurso que, inclusive, reforzaron el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y la propia Kristalina Georgieva. "Argentina es un buen ejemplo... merece el apoyo del FMI porque el país está haciendo un progreso real", remarcó el hombre que maneja la economía en la administración Trump. "Ahora es distinto", resaltó la líder del Fondo, que hizo hincapié en el superávit fiscal, la baja de la inflación, la pobreza y que por la noche recibió sonriente a Caputo.Así, el gobierno de Milei dio su examen ante los principales financistas como si fuese el mejor alumno. Ahora necesita serlo para los inversores.

El desarrollo de la fase 3 del programa económico encontró ayer a varias de las principales piezas del equipo que conduce el ministro de Economía, Luis Caputo, desplegadas en el centro del tablero financiero internacional con la intención de reforzar un mensaje que les permita avanzar un casillero más, tras el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario.
Si bien la sangría de dólares que venía experimentando hasta hace un par de semanas alimentaba la preocupación y la ansiedad en la Casa Rosada, para Economía el desafío no se trataba solo de detener la hemorragia y reforzar las reservas del Banco Central gracias al préstamo del FMI, sino, particularmente, de capitalizar una mejora de expectativas que suponía liberar el cepo cambiario. Entre los particulares, por cuestiones sociales y políticas, al eliminar en el inicio de la carrera electoral una barrera con la que se lidiaba desde fines de 2019. Entre las empresas, por la sostenibilidad del plan.
Y es que, si bien en este último caso se mantienen algunas restricciones, la posibilidad de girar dividendos a partir del año próximo, acceder con mayor facilidad a divisas para importación y observar casi una unificación cambiaria de hecho, por la reducción de la brecha a su mínima expresión, supone un escenario más accesible para atraer las inversiones productivas que se necesitan para alimentar el crecimiento y cumplir con los pagos de deuda.
La muralla de divisas que se levantó con el primer desembolso del FMI, los préstamos que empiezan a llegar de otros organismos financieros y la renovación del swap de monedas con China, más la promesa estadounidense de sumar un salvavidas de estabilización si en algún momento el tipo de cambio flotante zozobra, forman parte de un combo destinado a convencer a inversores de que es momento de traer sus dólares a la Argentina.
En esa tarea se abocaron Caputo, el presidente del BCRA, Santiago Bausili; su vice, Vladimir Werning; el secretario de Finanzas, Pablo Quirno; y hasta el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, bajando en diferentes foros que se llevan a cabo en Washington un discurso que, inclusive, reforzaron el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y la propia Kristalina Georgieva.
"Argentina es un buen ejemplo... merece el apoyo del FMI porque el país está haciendo un progreso real", remarcó el hombre que maneja la economía en la administración Trump. "Ahora es distinto", resaltó la líder del Fondo, que hizo hincapié en el superávit fiscal, la baja de la inflación, la pobreza y que por la noche recibió sonriente a Caputo.
Así, el gobierno de Milei dio su examen ante los principales financistas como si fuese el mejor alumno. Ahora necesita serlo para los inversores.