Búsqueda de tierras raras
Encontrar minerales estratégicos en España podría suponer el origen de conflictos.

El interés con el que Donald Trump ha condicionado el final de la guerra de Ucrania y Rusia a la explotación de las tierras raras que existen en el subsuelo del país invadido se ha extendido en pocos días por el resto de Europa y sus alrededores. La posibilidad de estar pisando un tesoro en minerales estratégicos, que de eso se trata la expresión tierras raras, empieza a despertar la ambición puesta en una búsqueda difícil. España, tanto en su superficie peninsular como insular, parece, a juicio de los expertos, que puede albergar algunas.
Vendría muy bien, ya que el petróleo de Ayoluengo nos ha dejado sin esperanzas de que apareciesen algunos de esos valiosos pedruscos con elementos de nombres tan enrevesados como itrio, escandio o los de los 15 lantánidos que estudiábamos en el Bachillerato y que yo sin ánimo de presumir aprendí de memoria. Se trata, por supuesto, de minerales escasos y valiosos para el desarrollo de varias industrias empezando por la militar. El país que tenga esas tierras escasas puede considerarse más afortunado que el que las dedica a cultivar cebada.
También es verdad que, como ocurre en Ucrania, encontrarlas podría convertirse en escenario de ambiciones y conflictos. Más o menos lo que ha ocurrido, y aunque con menos gravedad que hace años, como pasó con el petróleo, origen de tantas guerras y tantas víctimas. La suerte, que siempre deseamos tener, a menudo se convierte en un peligro de muerte. Así que cuidadito para los que se apunten a cavar en su huerta o jardín. Además de duro, como siempre es el manejo de una azada y una pala, puede crear disgustos.