Ataques de ansiedad y colapsos físicos. El precio que pagaron Bill Hader y Andy Samberg al convertirse en estrellas de 'Saturday Night Live'

Vamos a ser claros y concisos, y me vais a perdonar el lenguaje: sufrir ataques de ansiedad —ya no digamos de pánico— es una mierda. Quien haya pasado por ahí, o lo esté haciendo actualmente, sabrá de buena mano la dificultad de autogestionarse ya no sólo física, sino también emocionalmente; lo que es más complicado es hacerse a la idea de cómo es padecer este mal en un entorno laboral similar a una olla a presión como es el de 'Saturday Night Live'. Trabajar en una olla a presión Bill Hader, veterano del legendario programa de NBC, tuvo que batallar durante muchos años con un escenario tan poco deseable como ese y con los peculiares modos de inyectar ánimo a sus estrellas del mandamás Lorne Michaels quien, según Susan Morrison, “es flexible en lo que respecta a la gestión del talento en su papel de productor". Morrison, escriba de la biografía 'Lorne: The Man Who Invented Saturday Night Live', explica que Michaels "cree que distintas personalidades requieren enfoques distintos". Con Hader, tal y como retrata la escritora, optó por una mano más dura que, por norma general, suele ser bastante contraproducente cuando se intenta apaciguar a una persona al borde del ataque de pánico. “Con algunos, Michaels ladra: ‘No la cagues’. Bill Hader, propenso a sufrir ataques de ansiedad, recuerda que Michaels fue a su camerino cuando presentaba el programa y le soltó: ‘Cálmate de una puta vez. Diviértete. Por el amor de Dios’. Con otros, es más cálido. Molly Shannon atesora el recuerdo de cómo, cuando estaba nerviosa justo antes de salir al escenario, Michaels la tranquilizaba ‘con la mirada’”. En Espinof 'Saturday Night Live' lleva 50 años siendo referente en la comedia. La versión española duró solo 3 meses El propio Bill Hader se abrió a Variety para comentar cómo su experiencia en 'SNL' empeoró drásticamente sus problemas de salud mental. “Cuando estaba en ‘SNL’, era un manojo de nervios. No debía de ser fácil para mi esposa en aquel momento. Estaba completamente consumido por el trabajo y la ansiedad. A veces sentía que la gente pensaba: ‘Oh, solo quiere llamar la atención o algo así’. Y era como: ‘No, tío, hablo en serio. Estoy perdiendo el control ahora mismo’”. Pero este no ha sido el único al que el estrellato a las órdenes de Michaels le terminó pasando factura física y mentalmente. Sin ir más lejos, Andy Samberg explicó el año pasado que decidió dejar el programa después de siete años al ver cómo su vida "se estaba desmoronando" hasta el punto de no poder "aguantar más". “Físicamente, me estaba pasando una gran factura, y llegué a un punto en el que básicamente no había dormido en siete años. Estábamos escribiendo cosas para el programa en vivo durante toda la noche del martes, la lectura de guion el miércoles, luego nos pedían que ideáramos un corto digital, así que escribíamos todo el jueves, toda la noche del jueves sin dormir, nos levantábamos, grabábamos el viernes, editábamos toda la noche del viernes hasta el sábado… así que básicamente cuatro días a la semana sin dormir, durante siete años. Así que acabé derrumbándome físicamente”. Suele decirse que la fama tiene un precio, pero nunca debería llegar a estos extremos. En Espinof | En Espinof | - La noticia Ataques de ansiedad y colapsos físicos. El precio que pagaron Bill Hader y Andy Samberg al convertirse en estrellas de 'Saturday Night Live' fue publicada originalmente en Espinof por Víctor López G. .

May 6, 2025 - 08:14
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Ataques de ansiedad y colapsos físicos. El precio que pagaron Bill Hader y Andy Samberg al convertirse en estrellas de 'Saturday Night Live'

Ataques de ansiedad y colapsos físicos. El precio que pagaron Bill Hader y Andy Samberg al convertirse en estrellas de 'Saturday Night Live'

Vamos a ser claros y concisos, y me vais a perdonar el lenguaje: sufrir ataques de ansiedad —ya no digamos de pánico— es una mierda. Quien haya pasado por ahí, o lo esté haciendo actualmente, sabrá de buena mano la dificultad de autogestionarse ya no sólo física, sino también emocionalmente; lo que es más complicado es hacerse a la idea de cómo es padecer este mal en un entorno laboral similar a una olla a presión como es el de 'Saturday Night Live'.

Trabajar en una olla a presión

Bill Hader, veterano del legendario programa de NBC, tuvo que batallar durante muchos años con un escenario tan poco deseable como ese y con los peculiares modos de inyectar ánimo a sus estrellas del mandamás Lorne Michaels quien, según Susan Morrison, “es flexible en lo que respecta a la gestión del talento en su papel de productor".

Morrison, escriba de la biografía 'Lorne: The Man Who Invented Saturday Night Live', explica que Michaels "cree que distintas personalidades requieren enfoques distintos". Con Hader, tal y como retrata la escritora, optó por una mano más dura que, por norma general, suele ser bastante contraproducente cuando se intenta apaciguar a una persona al borde del ataque de pánico.

“Con algunos, Michaels ladra: ‘No la cagues’. Bill Hader, propenso a sufrir ataques de ansiedad, recuerda que Michaels fue a su camerino cuando presentaba el programa y le soltó: ‘Cálmate de una puta vez. Diviértete. Por el amor de Dios’. Con otros, es más cálido. Molly Shannon atesora el recuerdo de cómo, cuando estaba nerviosa justo antes de salir al escenario, Michaels la tranquilizaba ‘con la mirada’”.

El propio Bill Hader se abrió a Variety para comentar cómo su experiencia en 'SNL' empeoró drásticamente sus problemas de salud mental.

“Cuando estaba en ‘SNL’, era un manojo de nervios. No debía de ser fácil para mi esposa en aquel momento. Estaba completamente consumido por el trabajo y la ansiedad. A veces sentía que la gente pensaba: ‘Oh, solo quiere llamar la atención o algo así’. Y era como: ‘No, tío, hablo en serio. Estoy perdiendo el control ahora mismo’”.

Pero este no ha sido el único al que el estrellato a las órdenes de Michaels le terminó pasando factura física y mentalmente. Sin ir más lejos, Andy Samberg explicó el año pasado que decidió dejar el programa después de siete años al ver cómo su vida "se estaba desmoronando" hasta el punto de no poder "aguantar más".

“Físicamente, me estaba pasando una gran factura, y llegué a un punto en el que básicamente no había dormido en siete años. Estábamos escribiendo cosas para el programa en vivo durante toda la noche del martes, la lectura de guion el miércoles, luego nos pedían que ideáramos un corto digital, así que escribíamos todo el jueves, toda la noche del jueves sin dormir, nos levantábamos, grabábamos el viernes, editábamos toda la noche del viernes hasta el sábado… así que básicamente cuatro días a la semana sin dormir, durante siete años. Así que acabé derrumbándome físicamente”.

Suele decirse que la fama tiene un precio, pero nunca debería llegar a estos extremos.

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