Así es la vida de Ernesto de Hannover Jr. y Ekaterina Malysheva en su lujoso palacio alemán
El primogénito de Ernesto de Hannover no guarda una buena relación con su padre.

Como ha ocurrido casi siempre en la historia del mundo, la vida de los hijos viene marcada por los actos de sus padres. Y en el caso de la aristocracia y la nobleza, esto se exacerba aún más. Sin embargo, si ya se habla de Ernesto de Hannover y de su hijo, al que para diferenciarlo, aunque tengan el mismo nombre, llamaremos Ernesto Augusto de Hannover o Ernesto de Hannover Jr., esto alcanza unas cotas difíciles de igualar. Tal es su enemistad.
Porque no es de extrañar que el príncipe heredero de Hannover no fuese ni un solo día a la clínica Ruber Internacional de Madrid en el último ingreso, durante varias semanas, de su padre, es que prácticamente no se hablan. Y eso que el hermano pequeño de Ernesto Augusto, Cristián de Hannover, y su esposa, Sassa de Osma, que además viven en la capital española, sí que han acompañado a su padre y a su pareja, Claudia Stilianopoulos, en la UCI. Pero de su primogénito, con el que incluso llegó a tener un litigio que duró años, no ha recibido noticia.
Viendo, además, la historia de su padre hasta su nacimiento, tampoco es de extrañar. No hay que olvidar que el jefe de la depuesta Casa Real de Hannover, bisnieto del emperador alemán Guillermo II, solo pudo casarse en 1981 con su primera esposa, la suiza Chantal Hochuli, madre de Ernesto de Hannover Jr. y de Cristián, porque su propio padre, Ernesto Augusto IV, derogó una antigua norma por la que el heredero solo podía casarse con una persona de sangre azul.
Pero Ernesto de Hannover siempre ha sido alguien dado al escándalo. No hay que olvidar que fue la persona que se ausentó de la boda del rey Felipe VI y Letizia por la monumental resaca que tenía, producto de una cogorza que se cogió en Madrid el día anterior al enlace real. Como Hochuli se fue haciendo un nombre en la alta sociedad monegasca, acabó haciendo buenas migas con Carolina de Mónaco. Pero Ernesto y Carolina tuvieron una aventura y Chantal los descubrió, rompiéndose el matrimonio en 1996.
Aunque Ernesto y Carolina se casarían en 1999 (y tendrían una hija, Alejandra), Ernesto Jr., y su hermano se criarían en Londres junto a su madre. Tras estudir la carrera de Economía en Nueva York, trabajó para una empresa de nuevo en la capital británica, donde conocería al gran amor de su vida, la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva. En 2017, seis años después de conocerse, se casarían en la Marktkirche, la Iglesia del Mercado de Hannover, un monumental edificio histórico del centro de la ciudad.
El enlace, nuevamente, vino cargado de polémica. Aunque sí que asistieron otros grandes nombres de la realeza europea como Charlotte y Pierre Casiraghi, ni Felipe VI, padrino del novio, ni su padre, que se había opuesto al enlace, acudieron. De hecho, en 2021 llegaría a emprender acciones legales para que le devolviesen parte del patrimonio que le había cedido entre 2004 y 2007 a su primogénito como futuro jefe de la Casa Hannover. Como, por ejemplo, varias propiedades familiares en Alemania, entre las que se encontraba el castillo de Marienburg, cerca de Hannover.
Ernesto de Hannover lo que temía era que en cualquier momento su hijo y Ekaterina se divorciasen y la mitad de dicho patrimonio pasase a pertenecer a la diseñadora rusa. Por ello, en 2018 no dudó, incluso, en cederle al estado de Baja Sajonia el citado palacio a cambio de únicamente la cantidad simbólica de un euro, a cambio de que ellos se encargasen de gestionarlo como monumento público. Con todo, es normal que padre e hijo, siendo este último además quien ganó el juicio en los tribunales en 2022, no se hablen.
Sin embargo, Ernesto Augusto no solo no se ha divorciado de Ekaterina, sino que han forjado una gran familia feliz establecida además en otra de las inmensas propiedades de la familia, el palacio de Herrenhausen, una inmensa residencia, sita en Hannover, conocida por sus cerca de 50 hectáreas de jardines barrocos, de los pocos prácticamente intactos en Europa, tal y como recuerdan desde Vanity Fair.
De hecho, en uno de sus jardines, conocido como el Jardín de la Montaña, reposan los restos de miembros pretéritos de la Casa de Hannover, dado que está lleno de fuentes, cascadas, laberintos y esculturas que circundan más de 11.000 especies de plantas. Un lugar, por otro lado, perfecto para pasear con su ya familia numerosa. Porque Ernesto de Hannover Jr. y Gotha Ekaterina, princesa consorte de Hannover —título que recibió tras su boda y que a su vez da nombre a su biografía— ya han sido padres de tres hijas y un hijo, de cuya intimidad son muy celosos.
Ellas son la princesa Isabel Tatiana Maximiliana Iacobella Faiza, la princesa Eleanora Dina Daniela Alejandra y la princesa Margarita, que vinieron al mundo en febrero de 2018, julio de 2021 y el mismo mes, pero de 2024, respectivamente. Por su parte, su único hijo varón, el príncipe Güelfo Augusto Juan Fernando Carlos Guillermo Antonio Julio Mario —no siguieron con él la tradición de bautizarlo como Ernesto Augusto dado que su padre, nuevamente, no dio su consentimiento para ello— nació en marzo de 2019.
Todos ellos, además de en Alemania, también residen gran parte del año en Londres, ciudad en la que Ernesto Augusto se dedica a su profesión de financiero, así como a gestionar todo su patrimonio. Asimismo, también disfrutan de su tiempo libre, dado que, por ejemplo, el heredero de la Casa de Hannover es hincha de uno de los equipos de fútbol de la capital británica, el Fulham, así como tienen amigos de la aristocracia como los matrimonios de Pablo de Grecia y Marie-Chantal Miller y Eugenia de York y Jack Brooksbank.