Así es la cobra escupidora, la especie que ha picado a Frank Cuesta y puede atacar a dos metros de distancia
El naturalista ha sido ingresado de urgencia en Tailandia ras la picadura de esta especie.

Frank Cuesta ha visto como su vida ha corrido peligro después de haber tenido que ser ingresado de urgencia en un hospital de Tailandia tras sufrir la mordedura de una cobra escupidora. Aunque su estado de salud ya ha mejorado, lo cierto es que la especie de serpiente que le ha picado se trata de una de las más venenosas del mundo.
De hecho, la cobra escupidora ha sido causa de estudio durante los últimos años debido no solo a su veneno, sino a que tiene la capacidad de que un ataque de este animal podría llegar a darse hasta a dos metros de distancia, mostrando además una gran precisión contra sus enemigos a la hora de hacerlo.
Se trata, así de un tipo de animal que habita en África y en Asia y del que existen incluso tres tipos de cobras escupidoras., cuyas especies han ido aumentando con el paso de tiempo la producción de toxinas PLA2 o fosfolipasas de manera independiente.
Estas fosfolipasas son especialmente dañinas, ya que pueden causar grandes daños en el ojo y provocar incluso la ceguera. De esta manera, el ataque de estas serpientes se centra especialmente en los ojos, donde producen mucho dolor.
Además, los ataques de estas tres especies es algo que sorprende mucho a investigadores, ya que han evolucionado por igual de manera independiente, algo que se denomina evolución convergente. El origen de esta evolución, según los expertos, se debió a la amenaza que suponen para ellos los bípedos de cerebros más grandes.
Comportamientos agresivos
De igual manera, cabe destacar que es una especie de animal de hábitos principalmente nocturnos y comportamientos muy agresivos. Su color es marrón y negro, tiene manchas blancas y se alimenta de roedores, de aves y de pequeños reptiles. Así, cuando se muestra irritada tiene la capacidad de proyectar su veneno a distancia como medida disuasoria.
"Observamos que las cobras escupidoras tienen una mayor abundancia de fosfolipasas en su veneno, lo que, junto con otras citotoxinas comunes en todas las cobras, mejora las capacidades defensivas de su veneno", explica Juan José Calvete, investigador del CSIC.
"Las serpientes desarrollaron una habilidad para escupir veneno cada vez más tóxico y los humanos un ojo más desarrollado para detectar estos peligros", añade este especialista.