Así es cómo el cerebro desconecta por completo durante los episodios de mente en blanco

Pensando en nada - El mind blanking no responde a una distracción concreta ni a una pérdida de atención, sino que aparece como un paréntesis espontáneo Durante un examen eterno, alguien pestañea más de la cuenta, pierde el hilo de lo que estaba leyendo y de repente no sabe qué estaba haciendo. No es distracción ni pereza. Tampoco es que estuviera pensando en otra cosa. Es que, sencillamente, no estaba pensando en nada. Ni una palabra mental, ni una imagen borrosa. Nada. Ese espacio vacío tiene nombre: se llama mind blanking y no es tan raro como parece. Lo más curioso es que muchas veces ocurre sin que la persona se dé cuenta hasta que ya ha pasado. No se trata de soñar despierto sino de no pensar en nada en absoluto En realidad, las mentes no están diseñadas para funcionar como un proyector encendido todo el día. Hay momentos —casi siempre después de tareas largas, tras dormir poco o incluso durante el ejercicio físico intenso— en los que la actividad consciente simplemente se interrumpe. No hay pensamientos dispersos ni imágenes fugaces. Solo un paréntesis involuntario en la actividad mental que, lejos de ser excepcional, ocurre con una frecuencia sorprendente y sigue siendo uno de los estados más ignorados de la conciencia. Los estudios muestran que durante estos episodios disminuye la actividad cerebral, bajan la frecuencia cardíaca y el tamaño de las pupilas Aunque muchas veces se ha confundido con la ensoñación o el clásico me he quedado en las nubes, lo cierto es que el mind blanking funciona distinto. Según el equipo internacional de investigadores que ha recopilado décadas de estudios sobre este fenómeno, lo que ocurre en estos lapsos no es que la mente divague, sino que parece desconectarse. Uno de los responsables del trabajo, el investigador Thomas Andrillon, subraya que su relevancia es doble: por un lado, pone en duda la idea de que siempre estamos pensando algo; por otro, ayuda a entender cuánto puede variar la experiencia consciente entre personas distintas. El cerebro muestra señales muy claras cuando entra en esta fase El grupo de profesionales, formado por neurocientíficos y filósofos de varios países europeos y australianos, ha revisado ochenta publicaciones científicas, incluyendo experimentos propios en los que se registró la actividad cerebral de personas que aseguraban estar pensando en nada. En esas sesiones, observaron un patrón constante: se producían bajadas en la complejidad de las señales cerebrales, así como alteraciones en la frecuencia cardíaca y en el tamaño de las pupilas. La actividad en regiones como el giro frontal inferior, la corteza motora suplementaria o el hipocampo disminuía notablemente cuando se pedía a los participantes que vaciaran su mente. En otros experimentos con electroencefalogramas y resonancias, se detectaron interrupciones en la percepción sensorial y ondas lentas similares a las del sueño, a pesar de que las personas estaban despiertas. Los autores describen esto como episodios de sueño local, una especie de pausa en zonas concretas del cerebro, como si algunas partes se fueran a dormir por separado.

Abr 30, 2025 - 14:04
 0
Así es cómo el cerebro desconecta por completo durante los episodios de mente en blanco

Así es cómo el cerebro desconecta por completo durante los episodios de mente en blanco

Pensando en nada - El mind blanking no responde a una distracción concreta ni a una pérdida de atención, sino que aparece como un paréntesis espontáneo

Durante un examen eterno, alguien pestañea más de la cuenta, pierde el hilo de lo que estaba leyendo y de repente no sabe qué estaba haciendo. No es distracción ni pereza. Tampoco es que estuviera pensando en otra cosa. Es que, sencillamente, no estaba pensando en nada. Ni una palabra mental, ni una imagen borrosa. Nada.

Ese espacio vacío tiene nombre: se llama mind blanking y no es tan raro como parece. Lo más curioso es que muchas veces ocurre sin que la persona se dé cuenta hasta que ya ha pasado.

No se trata de soñar despierto sino de no pensar en nada en absoluto

En realidad, las mentes no están diseñadas para funcionar como un proyector encendido todo el día. Hay momentos —casi siempre después de tareas largas, tras dormir poco o incluso durante el ejercicio físico intenso— en los que la actividad consciente simplemente se interrumpe.

No hay pensamientos dispersos ni imágenes fugaces. Solo un paréntesis involuntario en la actividad mental que, lejos de ser excepcional, ocurre con una frecuencia sorprendente y sigue siendo uno de los estados más ignorados de la conciencia.

Los estudios muestran que durante estos episodios disminuye la actividad cerebral, bajan la frecuencia cardíaca y el tamaño de las pupilas

Aunque muchas veces se ha confundido con la ensoñación o el clásico me he quedado en las nubes, lo cierto es que el mind blanking funciona distinto. Según el equipo internacional de investigadores que ha recopilado décadas de estudios sobre este fenómeno, lo que ocurre en estos lapsos no es que la mente divague, sino que parece desconectarse.

Uno de los responsables del trabajo, el investigador Thomas Andrillon, subraya que su relevancia es doble: por un lado, pone en duda la idea de que siempre estamos pensando algo; por otro, ayuda a entender cuánto puede variar la experiencia consciente entre personas distintas.

El cerebro muestra señales muy claras cuando entra en esta fase

El grupo de profesionales, formado por neurocientíficos y filósofos de varios países europeos y australianos, ha revisado ochenta publicaciones científicas, incluyendo experimentos propios en los que se registró la actividad cerebral de personas que aseguraban estar pensando en nada.

En esas sesiones, observaron un patrón constante: se producían bajadas en la complejidad de las señales cerebrales, así como alteraciones en la frecuencia cardíaca y en el tamaño de las pupilas. La actividad en regiones como el giro frontal inferior, la corteza motora suplementaria o el hipocampo disminuía notablemente cuando se pedía a los participantes que vaciaran su mente.

En otros experimentos con electroencefalogramas y resonancias, se detectaron interrupciones en la percepción sensorial y ondas lentas similares a las del sueño, a pesar de que las personas estaban despiertas. Los autores describen esto como episodios de sueño local, una especie de pausa en zonas concretas del cerebro, como si algunas partes se fueran a dormir por separado.

Este estado ha sido estudiado durante décadas y se distingue de la ensoñación porque no implica una mente activa divagando

Este tipo de desconexión no se limita al cansancio mental o físico. Las personas con trastornos como el TDAH o la ansiedad generalizada lo reportan con más frecuencia. También se ha documentado en casos de lesiones cerebrales, epilepsias o el síndrome de Kleine-Levin, donde el paciente puede dormir hasta 20 horas seguidas. Aun así, se trata de una experiencia común incluso en personas sin patologías: se calcula que ocurre entre el 5 % y el 20 % del tiempo, dependiendo del individuo.

A veces, los vacíos mentales también aparecen por el motivo contrario: cuando se da una sobrecarga de información o una hiperactividad cerebral en la parte posterior del córtex, el resultado puede ser un colapso momentáneo de funciones como la memoria, la atención o el lenguaje. De hecho, uno de los puntos clave del estudio es que estos episodios parecen depender del nivel de activación fisiológica. Es decir, tanto la fatiga como la sobreexcitación pueden empujar al cerebro hacia un apagón temporal.

Pensar en nada también es una experiencia real y con un valor científico propio

La investigadora Jennifer Windt, de la Universidad de Monash, considera que ese vacío mental no es una ausencia de experiencia, sino una vivencia tan directa y personal como la de cualquier pensamiento: “La experiencia de una mente en blanco es tan íntima y directa como la de tener pensamientos”.

El neurocientífico Antoine Lutz, desde Lyon, señala que este fenómeno podría vincularse con estados como la meditación o la introspección profunda, y plantea la necesidad de explorarlo más a fondo: “Queremos iniciar un debate para ver cómo se relaciona el mind blanking con otras experiencias similares, como la meditación”.

Los autores del estudio proponen que el mind blanking se reconozca como un estado mental específico, con entidad propia en el ámbito científico. Lejos de interpretarlo como un error o un fallo, lo consideran una respuesta fisiológica vinculada a fluctuaciones en el nivel de activación del sistema nervioso. Igual que el sueño no se elige de forma consciente, estos episodios de vacío mental podrían formar parte de un mecanismo natural de autorregulación del cerebro.

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.