Alergias por polen: el enemigo invisible que flota por toda la CDMX
Estás en la CDMX, tratando de disfrutar un día soleado, pero de repente tus ojos pican, tu nariz no para de gotear y los estornudos te traicionan. No es tu imaginación, el polen está en todas partes. La primavera ha llegado con un ejército de esporas que está poniendo a prueba a miles de capitalinos. […]

Estás en la CDMX, tratando de disfrutar un día soleado, pero de repente tus ojos pican, tu nariz no para de gotear y los estornudos te traicionan. No es tu imaginación, el polen está en todas partes. La primavera ha llegado con un ejército de esporas que está poniendo a prueba a miles de capitalinos. Gracias a la Red Mexicana de Aerobiología, sabemos exactamente dónde y por qué el aire está cargado de estos invasores microscópicos.
Alergias en la ciudad: ¿Dónde está el polen ahora?
La Red Mexicana de Aerobiología tiene trampas de polen en varias zonas de la ciudad que miden cuánto de este polvo fino flota en el aire. En el último reporte, Miguel Hidalgo lideró con 518 granos por metro cúbico, seguida de Cuajimalpa con 418. Mientras tanto, Coyoacán se salvó con niveles mucho más bajos. Pero, ¿por qué tanta diferencia? Los vientos de la CDMX actúan como mensajeros, llevando el polen de árboles como fresnos, cipreses y encinos de un lado a otro. Esto significa que, aunque no veas un jardín en tu calle, puedes estar respirando polen de otra alcaldía. Y en primavera, con días secos y ventosos, la cosa se pone aún más intensa.
¿Qué es el polen y por qué te hace sufrir?
El polen es como el confeti de las plantas: un polvo que producen cuando se reproducen. Suena inofensivo, pero para muchos es una pesadilla. Entre el 20 y 25% de los capitalinos podrían tener polinosis, una alergia que provoca estornudos, ojos rojos, comezón y, en casos graves, hasta problemas para respirar. Los árboles más “culpables” en la CDMX son el fresno (que aporta más de la mitad del polen) y otros como el ciprés y el roble. Y no ayuda que el polen se mezcle con la contaminación del aire, creando un combo que irrita aún más. Si alguna vez has sentido que tu alergia aparece de la nada, puede ser una reacción nueva a estos alérgenos, incluso si nunca antes habías tenido problemas.
¿Cómo saber si tienes alergia por polen y no un simple resfriado?
Los síntomas pueden parecer un resfriado común, pero hay pistas que no engañan. Si tienes estornudos frecuentes (a veces hasta 15 al día), ojos rojos y llorosos, congestión nasal constante o comezón en la nariz, ojos o garganta, es probable que sea polen y no un virus. En casos más severos, incluso podrías sentir dificultad para respirar o asma. Esta reacción se conoce como rinitis alérgica estacional, o “fiebre del heno”, aunque no tiene nada que ver con fiebre ni con heno. Es simplemente tu sistema inmunológico diciendo “no” a los alérgenos como el polen o el polvo. Si los síntomas aparecen especialmente en primavera y duran más de una semana, es hora de sospechar.
La primavera es la temporada del caos alérgico
La primavera y el verano son el momento cumbre para las alergias porque las plantas están en plena fiesta reproductiva. El polen está más presente entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde, especialmente en días soleados o con viento. Pero no solo es el polen: la contaminación y el polvo en la CDMX agravan todo. Según especialistas, ignorar los síntomas puede llevar a problemas más serios, como rinitis crónica o asma. Y aunque las alergias son más comunes en niños, cualquier persona puede desarrollarlas en cualquier momento, gracias a factores como el ambiente, el estrés o incluso infecciones previas.
Cómo sobrevivir al ataque del polen
No tienes que encerrarte todo el día, pero sí puedes tomar medidas para que el polen no te gane. Evita salir en las horas pico de polen (de 10 a 14 horas) y, si lo haces, ponte un cubrebocas N95 o KN95; los normales no filtran lo suficiente. Usa gafas de sol para proteger tus ojos y, al llegar a casa, cámbiate de ropa y báñate para quitarte cualquier resto de polen. En casa, mantén las ventanas cerradas y considera un purificador de aire con filtro HEPA. Si los síntomas no ceden, un antihistamínico puede ser tu aliado, pero consulta a un alergólogo si la cosa se pone intensa; ellos pueden recomendar desde medicamentos hasta inmunoterapia.
Las alergias pueden ser un fastidio, pero no son imbatibles. Conocer dónde está el polen y cómo protegerte marca una gran diferencia. La primavera no tiene por qué ser una tortura de estornudos y pañuelos. Toma el control con pequeños cambios en tu rutina, consulta a un especialista si lo necesitas y mantente al tanto de los niveles de polen en tu alcaldía. Porque, aunque el aire esté lleno de esporas, tú puedes seguir disfrutando de la ciudad sin que tus alergias te roben el ánimo.