Al inmenso error de Trump hay que contestar con mayor libertad económica

Trump ha incrementado su guerra comercial y ha impuesto aranceles a una gran parte de países, desde pequeñísimas naciones hasta las más desarrolladas economías, porque, según él, han saqueado a Estados Unidos. Trump impulsa un tiempo en el que parece que el proteccionismo y sus prácticas tratan de abrirse camino de nuevo en el contexto … Continuar leyendo "Al inmenso error de Trump hay que contestar con mayor libertad económica"

Abr 4, 2025 - 20:30
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Al inmenso error de Trump hay que contestar con mayor libertad económica

Trump ha incrementado su guerra comercial y ha impuesto aranceles a una gran parte de países, desde pequeñísimas naciones hasta las más desarrolladas economías, porque, según él, han saqueado a Estados Unidos. Trump impulsa un tiempo en el que parece que el proteccionismo y sus prácticas tratan de abrirse camino de nuevo en el contexto internacional, con todo el efecto negativo que ello tendrá en la economía y el empleo, que sólo conducirá a un empobrecimiento conjunto de la economía internacional, ya que sólo se puede entender el desarrollo actual de nuestra sociedad, tanto de la nacional como de la internacional, desde la óptica del libre comercio, de su internacionalización y del derribo, por tanto, de barreras al mismo.

Los datos no dejan lugar a dudas: tanto en la primera mitad del siglo XIX como en la segunda parte del siglo XX y el tiempo que llevamos en el siglo XXI han sido momentos de gran expansión económica y una paz internacional más duradera y amplia. El libre comercio y la internacionalización de la economía aportan elementos muy positivos al progreso económico:

  • Generan competencia entre las empresas, para las que constituye un incentivo para ser más eficientes para poder vender más.
  • Esa competencia consigue disminuir costes, que desemboca en mejoras de la productividad.
  • Esas mejoras de la productividad, que hacen bajar los precios, logran una mayor competitividad de dichas empresas y productos.
  • El libre intercambio, sin aranceles ni barreras, permite que los ciudadanos puedan comprar más tipos de productos y más baratos, lo que les hace mejorar su bienestar, tanto por la diversificación de productos y servicios a los que tienen acceso, como por el menor precio que tienen que pagar por ellos, que les hace ganar poder adquisitivo.
  • Todo lo anterior permite aumentar transacciones, actividad económica y empleo, que dotan a las sociedades de prosperidad, seguridad y paz.

Por el contrario, las restricciones al comercio y a la internacionalización de la economía son nocivas para el desarrollo económico, al frenar la actividad económica y el empleo. Cuando se implantaron en la segunda mitad del siglo XIX, generaron el caldo de cultivo de las dos grandes guerras del siglo XX.
Por tanto, el proteccionismo es un peligro para el crecimiento económico, el empleo y la prosperidad de todos los ciudadanos, pues impide el progreso y, con ello, la generación de actividad, puestos de trabajo y riqueza.

Así, todo proteccionismo es empobrecedor, tensa los precios, disminuye la capacidad adquisitiva de los agentes económicos y perjudica a la inversión vía un menor ahorro, por pérdida de renta disponible, y vía una menor confianza a la hora de invertir en determinadas localizaciones, además de por el probable mantenimiento de tipos altos en la zona dólar, para combatir las potenciales presiones inflacionistas que pueden surgir derivadas de los aranceles que se establezcan.

Ese proteccionismo aplicado causará un daño importante sobre el conjunto de la economía internacional, que puede ver rebajado su crecimiento entre medio punto y punto y medio, según sea la intensidad de respuesta y la escalada en la guerra arancelaria, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo, además en un entorno de desaceleración económica en la UE y quizás en Estados Unidos, pese a la fortaleza que ha mostrado su economía hasta ahora, tal y como ya están recogiendo los mercados de valores.

Trump está generando una guerra comercial que a quien primero va a empobrecer es a los estadounidenses. Con su errática y nociva política comercial, Trump no va a hacer a América más grande, como dice su lema, sino que va a hacer a los estadounidenses más pobres.

A corto plazo, también empobrecerá al resto de economías, pero si éstas son inteligentes, harán como Australia, no contraatacar y dejar que Estados Unidos se ahogue en su inflación proteccionista. La respuesta al proteccionismo no puede ser más proteccionismo, sino más liberalización. ¿Trump quiere el proteccionismo y el camino a la autarquía estadounidense? Que lo haga, a ver qué tal le va. La UE, si fuese inteligente, lo cual quizás sea mucho pedir, no contestaría con aranceles, sino con mayor libertad, con reformas profundas y con la eliminación de tanta traba que asfixia a ciudadanos y empresas europeas. Si opta por esta vía reformista, puede liderar la economía internacional, dado que Estados Unidos parece decidido a suicidarse. Si contesta, por el contrario, con aranceles, empobrecerá a sus ciudadanos como Trump va a empobrecer a los estadounidenses con la tabla de impuestos arancelarios -calculados, por cierto, como las cuentas del Gran Capitán- que aprobó el miércoles.

Seamos inteligentes y contraataquemos con mayor libertad y mayor comercio y dejemos que Trump, si quiere empecinarse en su error empobrecedor, lo haga, y que si entra en razón, rectifique, pero no sigamos su juego nocivo y dispongámonos, desde el reformismo y liberalismo económico, a liderar la economía mundial. Desgraciadamente, mucho me temo que la UE no optará por la vía reformista, pero es lo que debería hacer.