Adiós al moho: el truco para evitar que salga en las fresas y conservarlas más tiempo
Aunque la termoterapia no se tenga muy en cuenta en los hogares para conservar la fruta y la verdura por más tiempo, es una de las técnicas más eficaces y fáciles de hacer.

La temporada de fresas ya ha llegado a España y esta fruta ha empezado a llenar todos los mercados con su color rojo pasión y su sabor riquísimo. Además, gracias a su versatilidad en la cocina, pudiendo hacer desde postres hasta ensaladas, hacen que las fresas sean una de las frutas más consumidas y queridas por la gente.
Sin embargo, uno de los mayores problemas es su corta vida útil, poniéndose malas a los pocos días de comprarlas. Lo que suele pasar es que les aparece moho y acaban en la basura antes de haberlas disfrutado. Pero, que no cunda el pánico porque hay un truco muy fácil y efectivo ayuda a conservarlas intactas durante más tiempo: la termoterapia.
¿Qué es la termoterapia?
La termoterapia es una técnica que todavía no se lleva mucho a la práctica en los hogares porque no se conoce, pero es muy sencilla de aplicar y tan solo consiste en meter las fresas en agua caliente durante unos 30 segundos. Esto va a contribuir a eliminar cualquier bacteria o microorganismo que estén en la fresa, que desencadenará en moho, y que nos obligará a tirar la fruta a la basura.
Siguiendo con la termoterapia y después del rapidísimo baño caliente, hay que meter las fresas inmediatamente en agua fría para parar en seco el efecto del calor y evitar de esta forma que se reblandezcan y pierdan la textura fresca.
Por último, hay que secarlas muy bien con un papel de cocina para absorber el extra de humedad y se deben guardar en un recipiente hermético en la nevera para que se conserven de manera intacta durante al menos una semana.
Esta técnica es una de la más utilizadas en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de vida útil de frutas y verduras y no tener que añadir sustancias químicas para conseguirlo.
¿Por qué funciona esta técnica?
El moho y las bacterias que provocan que las fresas se pongan malas son muy sensibles a la temperatura. Por eso, cuando se mete la fruta en agua caliente, se eliminan muchas de estas esporas antes de que puedan desarrollarse con el paso de los días.
Después, al meterlas en agua fría, se evita que el calor deteriore la textura de la fresa. Y, secándolas muy bien antes de guardarlas en un recipiente hermético o bien sellado con papel film, se reduce la humedad, que es otra característica imprescindible para que el moho crezca a sus anchas.
Otro punto a favor de este método es que no solo termina con el moho, sino que también elimina las bacterias que aceleran el proceso de descomposición. Además, a diferencia de otras técnicas, como el uso de vinagre o bicarbonato, la termoterapia al estar basada en agua no deja ningún tipo de olor o sabor en las fresas.
Otros trucos para conservar las fresas
Por suerte, también existen otros ‘tips’ para conservar las fresas intactas por mucho más tiempo y poder disfrutarlas como más nos gusten sin tener que tirarlas a la basura en pocos días.
Uno de los más fáciles y utilizados consiste en guardarlas en un recipiente hermético que esté forrado con papel de cocina, ayudando así a absorber la humedad y evitando la aparición de moho.
Otro método que se ha hecho bastante popular por redes sociales es sumergir las fresas en una mezcla de agua y vinagre durante unos minutos. Esto ayuda a eliminar las bacterias y las esporas de moho. Después, tal y como sucede en la termoterapia, es imprescindible secarlas bien antes de guardarlas.
Por último, si se quieren conservar las fresas por mucho más tiempo, la mejor opción es congelarlas. Para ello, tan solo hay que lavarlas, secarlas, meterlas en una bolsa de congelación o de ‘zip’ y guardarlas en el congelador. Pueden mantenerse perfectamente durante un año y de esta forma son muy útiles para hacer recetas como helados de fresa, batidos, para usar como ‘topping’ en yogures, etc.