Ya no le interesaba a nadie: Los tristes últimos días de Carlos Jesús que murió en soledad
Fallece Carlos Jesús, el icónico vidente de los 90: «Murió en soledad y tristeza» Este viernes se hizo pública una noticia que remueve la memoria colectiva de quienes vivieron la televisión española de los años 90: Carlos Jesús, el peculiar vidente y curandero que alcanzó la fama por sus insólitas apariciones en el programa «Al ... Leer más

Fallece Carlos Jesús, el icónico vidente de los 90: «Murió en soledad y tristeza»
Este viernes se hizo pública una noticia que remueve la memoria colectiva de quienes vivieron la televisión española de los años 90: Carlos Jesús, el peculiar vidente y curandero que alcanzó la fama por sus insólitas apariciones en el programa «Al Ataque», ha fallecido. Aunque su muerte se ha dado a conocer recientemente, se ha confirmado que ocurrió en el pasado mes de enero, sumida en el silencio y la indiferencia mediática.
Un fallecimiento discreto, una vida marcada por la soledad
La información fue revelada por Jesús Chavero, amigo cercano del vidente, durante su participación en el programa de televisión «Y ahora Sonsoles». Allí, Chavero compartió un testimonio que deja entrever la dura realidad que vivió Carlos Jesús en sus últimos días. Según explicó, el fallecido tenía 80 años y murió completamente solo. «No se ha enterado nadie porque no le interesaba, estaba tan triste por la historia que le hizo famoso, que perturbó su día a día», afirmó con visible tristeza.
De Dos Hermanas al estrellato televisivo con origen en Raticulín
Carlos Jesús, cuyo verdadero nombre era Carlos Cabello Rey, nació en Sevilla y residía en la localidad de Dos Hermanas. Durante los años 90, se convirtió en un personaje muy popular gracias a sus inverosímiles afirmaciones. Él mismo aseguraba ser vidente, curandero, la reencarnación de Jesucristo e incluso afirmaba tener una vida paralela en un planeta al que llamaba Raticulín.
Esta mezcla de espiritualidad, ciencia ficción y extravagancia fue precisamente lo que lo catapultó al estrellato televisivo. Entre 1992 y 1993, sus apariciones en el espacio humorístico «Al Ataque», dirigido y presentado por Alfonso Arús, lo convirtieron en un fenómeno mediático. Allí era entrevistado por un joven Javier Cárdenas, quien más tarde lo volvería a acompañar en otros formatos televisivos.
Crístofer, Micael y la creación de un personaje inolvidable
Una de las particularidades que hicieron único a Carlos Jesús fue su peculiar estructura de personalidad. A lo largo de sus intervenciones, aseguraba manifestarse a través de dos alter egos: Crístofer y Micael. Según sus propias palabras, Crístofer era el encargado del mantenimiento de las naves espaciales del planeta Raticulín, mientras que Micael era la voz de Jesús, hablaba con tono robótico y traía mensajes cósmicos a la humanidad.
Estas características lo transformaron en un personaje de culto dentro del universo televisivo español. Sus discursos, llenos de conceptos delirantes y su estilo entre ingenuo y mesiánico, le otorgaron un lugar en la cultura popular, entre la comedia involuntaria y la fascinación esotérica.
Su paso por «Crónicas Marcianas», el final del personaje televisivo
Tras la euforia generada por su presencia en «Al Ataque», Carlos Jesús fue incorporado por Javier Sardà en su programa en directo «Crónicas Marcianas», uno de los late nights más vistos de la época. Allí volvió a coincidir con Javier Cárdenas, quien se encargaba de llevar a la pantalla personajes extravagantes. Sin embargo, el formato más ácido y satírico del programa no siempre fue amable con él, y su imagen pública fue, poco a poco, cayendo en el ridículo.
Con el tiempo, el vidente fue desapareciendo de los medios, refugiado en el anonimato y afectado por el peso de haber sido una figura constantemente caricaturizada. Según relató su amigo, esa fama, lejos de enaltecerlo, terminó convirtiéndose en una carga que deterioró su ánimo y su relación con el mundo.
Un legado entre lo místico y lo mediático
Carlos Jesús será recordado como una figura inclasificable de la televisión. Para algunos, fue un ejemplo de cómo la televisión puede llevar al estrellato a personajes fuera de lo común; para otros, el reflejo de cómo los medios pueden consumir y desechar a sus protagonistas sin contemplaciones. Su muerte en soledad y sin atención pública contrasta con el eco mediático que alguna vez generó.
Lo cierto es que, con su partida, se apaga una de las llamas más estrafalarias y recordadas de la televisión noventera española. Carlos Jesús, Crístofer, Micael… o quien haya sido realmente, ya forma parte del imaginario colectivo de toda una generación.