¿Y si prueban a hacer política en lugar de pedagogía?
'Hacer pedagogía' se repite en los últimos tiempos hasta la extenuación y vale lo mismo para un roto que para un descosido

Buenas tardes. Hubiera sido interesante leer al sabio filólogo Fernando Lázaro Carreter en sus dardos en la palabra acerca de 'hacer pedagogía', la tan manoseada expresión de moda. En realidad, Lázaro Carreter, él sí, hacía pedagogía acerca de las virtudes del buen uso de nuestro idioma y contra el papanatismo de quienes abusan de los anglicismos, los latiguillos y las frases hechas. 'Hacer pedagogía' se repite en los últimos tiempos hasta la extenuación y vale lo mismo para un roto que para un descosido. Sirve para todo menos para explicar pedagógicamente, con argumentos y con datos, el por qué de las decisiones políticas. La invocación a la pedagogía se esgrime como un conjuro, como un sortilegio, como unas palabras mágicas capaces de provocar efectos por sí solas en situación de crisis.
¿Las comunidades protestan porque el Gobierno ha pactado un sistema de financiación para Cataluña con Junts sin tenerlas en cuenta? Invoquemos a la pedagogía y todo se aclarará, a los convencidos les servirá de placebo y a los enfadados les indignará todavía más.
¿Los socios de gobierno, y los perceptores del SMI, se enfadan porque la subida del Salario Mínimo Interprofesional va a ir acompañada de la obligación de declarar el IRPF para parte de quienes lo reciban? Que vaya marchando una doble ración de pedagogía y, mientras tanto, si la cosa se pone muy fea, hagamos una rectificación de las de toda la vida.
La pedagogía, tan admirable en el ámbito educativo, se estrella en la arena política contra la crisis más grave que afronta el Gobierno, en una pinza a cuenta del aumento del gasto militar. Entre la amenaza de Putin y el corte de mangas de Trump a la Unión Europea. Entre el rechazo de sus aliados al gasto militar y el empecinamiento del presidente Sánchez en no pedir apoyo al PP, que sí es partidario del plan europeo.
El asunto es demasiado importante como para ventilarlo con juegos semánticos y con vetos perpetuos. Plan de ciberseguridad e industria de defensa por aumento de gasto/inversión en defensa, por ejemplo. Malabares para asegurar que incrementar esta partida no se notará en las demás. Invocar un Ejército europeo que no estaría disponible hasta dentro de lustros…
Lo lógico es explicar qué se quiere (y se debe hacer), para qué y con qué presupuesto, para cumplir con lo que exigen la encrucijada actual y la Unión Europea. Así quizás se consigan los apoyos necesarios, haciendo política para adultos. Acudiendo al Congreso, para dar sentido a su función, para presentar los presupuestos, como mandan la Constitución y la lógica política, aunque sea para perder… una votación, nunca el tiempo. Porque nunca se malgasta el tiempo en la práctica democrática.