Una libreta de instituto, una joya del tenis y, 33 años después, la venganza perfecta de Conchita Martínez

Toda adolescente tiene su diario donde apunta sus secretos mejor guardados. Garabatos, notas de tareas pendientes por hacer o incluso confesiones personales que no es capaz de contar ni a su mejor amiga. No lo compartirá con nadie, y aún menos lo enseñará públicamente delante de cámaras. Pero nadie se espera que un simple cuaderno puede llegar a ser una de las claves para ganar uno de los torneos de tenis más importantes y culminar una revancha que lleva gestándose 33 años.

Para entender esta increíble historia hay que situar dos nombres propios. El primero, el de la nueva estrella del tenis internacional: Mirra Andreeva. La jugadora rusa de 17 años acaba de ganar el Masters 1000 de Indian Wells, convirtiéndose en la más joven desde Serena Williams en 1999. Derrotó a Aryna Sabalenka en la final e Iga Swiatek en semifinales, es decir, nada menos que a la número uno y dos del ranking mundial.

Su talento es casi innato; comenzó en el tenis a los 5 años y ya despuntó como profesional a los 15 años. Desde entonces repite un curioso ritual: lleva a los partidos una libreta donde anota la información esencial sobre las estrategias y aspectos técnicos de sus contrincantes. En cada descanso de juego revisa con cuidado esta especie de amuleto.

Este original método ha sido elogiado por fans y especialistas, quienes destacan cómo ha potenciado su control de los errores involuntarios que comete en sus victorias más recientes. La deportista demuestra en cada partido un mayor enfoque analítico y una gran capacidad de adaptación en cada momento del juego.

Conchita Martínez por fin obtuvo su ansiada victoria

Nada de esto sería posible sin la segunda protagonista de esta historia, la entrenadora de Andreeva y gran estrella del tenis en la década de los 90: Conchita Martínez. La ex número 2 mundial y ganadora de un Wimbledon (1994) es un pilar muy importante para la adolescente rusa tanto dentro como fuera de la pista.

En las declaraciones sobre su victoria en semis, la joven manifestó el gran equipo que hacía con Conchita y cómo la ha ayudado en todo su camino. Por eso tenía un objetivo en mente: "mi entrenadora perdió en la final aquí cuando era jugadora, así que voy a intentar tomarme la revancha". Dicho y hecho.

La tenista española disputó dos finales por el título californiano, pero cayó en ambas. La primera frente a Monica Seles en el 1992 y la segunda en 1996 frente a Steffi Graf en un igualadísimo partido (7-6 y 7-6). 33 años después, su pupila le ha dado uno de sus títulos soñados.