Tarde de vía crucis, en la víspera del Domingo de Pasión

Tarde de primavera en Sevilla . El casco antiguo rebosa vida y devoción, con un trasiego constante de fieles y visitantes que aprovechan el sábado para adentrarse en los templos abiertos, contemplar los pasos dispuestos en besamanos y vivir de cerca la esencia de la ciudad en esta época. El ambiente, teñido de incienso y azahar, se completó con varios vía crucis. El Señor Atado a la Columna de la hermandad de las Cigarreras avanza con su imponente presencia; la sobriedad y el silencio envuelven a Pasión y Muerte, mientras que el Cristo de Burgos impone con su hieratismo castellano bajo la tenue luz del atardecer. Es titánico el esfuerzo que está realizando las Cigarreras para organizar su estación de penitencia y celebrar, al mismo tiempo, todos los cultos propios de la Cuaresma. Mientras tanto, en el centro de Sevilla, la Virgen de la Victoria amanecía en la iglesia de Los Terceros junto a la Virgen del Subterráneo. Muy cerca, en el retablo mayor, el Señor de la Cena a la espera de su besapiés del Domingo de Pasión. En la tarde, al otro lado del río, el Señor Atado a la Columna recorría en vía crucis las calles del barrio de Los Remedios . Un culto externo cargado de sobriedad, iniciado y culminado en la capilla del colegio de Santa Ana, ofreciendo una novedosa estampas que todos recordarán. Es una cita esperada cada sábado previo el pregón de la Semana Santa. El titular de las Cigarreras, una vez finalizado el culto, partirá a los Terceros. Pasión y Muerte, ya en la noche era trasladado en vía crucis hasta los salesianos de Triana desde donde hará la estación de penitencia dentro de cinco días. Mientras tanto, en San Pedro, el Cristo de Burgos, la imagen del Señor documentada más antigua de la Semana Santa de Sevilla, con más de 450 años de historia a sus espaldas, recorría la feligresía en un gran ambiente de Cuaresma. Salió por la puerta de Santa Ángela de la Cruz y entró por la plaza de San Pedro, visitando los conventos de Santa Ángela, el Espíritu Santo y Santa Inés. En este último, el cortejo se adentró en el interior de las dependencias y la iglesia, propiciando el momento más íntimo y sobrecogedor del recorrido. Un instante de silencio profundo, de oración compartida entre el Señor y las religiosas de clausura, que quedará grabado en la memoria de los presentes. El crucificado salió tumbado, cercano para todos, pero especialmente para sus hermanos, que con sus propias manos y hombros lo sostuvieron sobre la cruz, llevándolo por el entorno de San Pedro. Una escena que recordaba a los antiguos vía crucis, cuando las imágenes se palpaban, se sentían, se vivían a flor de piel. Este domingo estará en besapiés y por la noche subirá a su paso de salida.

Abr 6, 2025 - 02:23
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Tarde de vía crucis, en la víspera del Domingo de Pasión
Tarde de primavera en Sevilla . El casco antiguo rebosa vida y devoción, con un trasiego constante de fieles y visitantes que aprovechan el sábado para adentrarse en los templos abiertos, contemplar los pasos dispuestos en besamanos y vivir de cerca la esencia de la ciudad en esta época. El ambiente, teñido de incienso y azahar, se completó con varios vía crucis. El Señor Atado a la Columna de la hermandad de las Cigarreras avanza con su imponente presencia; la sobriedad y el silencio envuelven a Pasión y Muerte, mientras que el Cristo de Burgos impone con su hieratismo castellano bajo la tenue luz del atardecer. Es titánico el esfuerzo que está realizando las Cigarreras para organizar su estación de penitencia y celebrar, al mismo tiempo, todos los cultos propios de la Cuaresma. Mientras tanto, en el centro de Sevilla, la Virgen de la Victoria amanecía en la iglesia de Los Terceros junto a la Virgen del Subterráneo. Muy cerca, en el retablo mayor, el Señor de la Cena a la espera de su besapiés del Domingo de Pasión. En la tarde, al otro lado del río, el Señor Atado a la Columna recorría en vía crucis las calles del barrio de Los Remedios . Un culto externo cargado de sobriedad, iniciado y culminado en la capilla del colegio de Santa Ana, ofreciendo una novedosa estampas que todos recordarán. Es una cita esperada cada sábado previo el pregón de la Semana Santa. El titular de las Cigarreras, una vez finalizado el culto, partirá a los Terceros. Pasión y Muerte, ya en la noche era trasladado en vía crucis hasta los salesianos de Triana desde donde hará la estación de penitencia dentro de cinco días. Mientras tanto, en San Pedro, el Cristo de Burgos, la imagen del Señor documentada más antigua de la Semana Santa de Sevilla, con más de 450 años de historia a sus espaldas, recorría la feligresía en un gran ambiente de Cuaresma. Salió por la puerta de Santa Ángela de la Cruz y entró por la plaza de San Pedro, visitando los conventos de Santa Ángela, el Espíritu Santo y Santa Inés. En este último, el cortejo se adentró en el interior de las dependencias y la iglesia, propiciando el momento más íntimo y sobrecogedor del recorrido. Un instante de silencio profundo, de oración compartida entre el Señor y las religiosas de clausura, que quedará grabado en la memoria de los presentes. El crucificado salió tumbado, cercano para todos, pero especialmente para sus hermanos, que con sus propias manos y hombros lo sostuvieron sobre la cruz, llevándolo por el entorno de San Pedro. Una escena que recordaba a los antiguos vía crucis, cuando las imágenes se palpaban, se sentían, se vivían a flor de piel. Este domingo estará en besapiés y por la noche subirá a su paso de salida.