Si tú también estás enganchado a vídeos de comida extremos, no estás solo: el "gastrocringe" se está adueñando de la red
Los vídeos de exhibicionismo gastronómico llevan un tiempo plagando las redes sociales. De platos caseros a extravagancias de alta cocina que, de un tiempo a esta parte, se han visto acompañados de una nueva tendencia: el gastrocringe. Se trata de un término acuñado por el chef Julián Otero para definir las últimas tendencias en vídeos, donde se dan cita influencers, comida grotesca y despilfarro glotón, todo para alimentar (precisamente) un algoritmo que sabe cómo apelar a nuestros instintos más básicos. Gastrocringe, el fenómeno. Estamos ante un término inventado por el cocinero Julián Otero, del equipo de i+D del restaurante Mugaritz (Errentería, Gipuzkoa) y que, desde su cuenta en Instagram, puebla sus stories de innumerables ejemplos de influencers y comercios que proponen un acercamiento caricaturesco y, según su opinión, nocivo, a la comida. “Fue una especie de intención de justicia ante lo que veía y estaba mal" comenta en eldiario.es: "En estos clips hay muchas cosas que no están bien ya no solo a nivel técnico, sino a nivel moral". Algunos ejemplos. Lo que se ve en los vídeos que atesora Otero (cuya cuenta está dedicada a un enfoque más responsable de la cocina, pero que archiva estos vídeos en las historias destacadas de su perfil) es una auténtica feria de los horrores culinarios: recetas hipercalóricas y de tamaño monstruoso, objetos fabricados con comida (con bonus para la guarrería), erotismo barato (y siempre con abundante desperdicio de nutrientes), atentados a la sanidad pública, influencers obsesionados con la comida desproporcionada, visitas a locales infernales... En Xataka Justo antes de encerrarse en el cónclave, los cardenales han hecho una última cosa en El Vaticano: darse un atracón Los nombres propios. Dentro de toda esta oleada de creadores que intentan subirse a todo tipo de tendencias virales, destacan algunos creadores que están orientando sus vídeos cada vez más a la comida grotesca. Son casos como el de Nick DiGiovanni, un cocinero que oscila entre lo tradicional y los excesos, o el de Burak Özdemir, una de las estrellas internacionales del género, conocido por sus excesivas preparaciones para alimentar regimientos y su estoica sonrisa. La lista, sin necesidad de irnos a estrellas internacionales, es interminable: el tremendo Piyush Singh, las guarrerías excesivas de Edurnyx, el muy local y muy demente My Top Burgers, el desperdicio puro y duro de comida de Surthany Hejeij, el estilo clónico e imitadísimo de Comilonestv... La relación es inmensa. @comilonestv UNO DE LOS BUFFET MÁS BARATO CON COMIDA BEBIDA Y POSTRE Restaurante Chicken & Pasta

Los vídeos de exhibicionismo gastronómico llevan un tiempo plagando las redes sociales. De platos caseros a extravagancias de alta cocina que, de un tiempo a esta parte, se han visto acompañados de una nueva tendencia: el gastrocringe. Se trata de un término acuñado por el chef Julián Otero para definir las últimas tendencias en vídeos, donde se dan cita influencers, comida grotesca y despilfarro glotón, todo para alimentar (precisamente) un algoritmo que sabe cómo apelar a nuestros instintos más básicos.
Gastrocringe, el fenómeno. Estamos ante un término inventado por el cocinero Julián Otero, del equipo de i+D del restaurante Mugaritz (Errentería, Gipuzkoa) y que, desde su cuenta en Instagram, puebla sus stories de innumerables ejemplos de influencers y comercios que proponen un acercamiento caricaturesco y, según su opinión, nocivo, a la comida. “Fue una especie de intención de justicia ante lo que veía y estaba mal" comenta en eldiario.es: "En estos clips hay muchas cosas que no están bien ya no solo a nivel técnico, sino a nivel moral".
Algunos ejemplos. Lo que se ve en los vídeos que atesora Otero (cuya cuenta está dedicada a un enfoque más responsable de la cocina, pero que archiva estos vídeos en las historias destacadas de su perfil) es una auténtica feria de los horrores culinarios: recetas hipercalóricas y de tamaño monstruoso, objetos fabricados con comida (con bonus para la guarrería), erotismo barato (y siempre con abundante desperdicio de nutrientes), atentados a la sanidad pública, influencers obsesionados con la comida desproporcionada, visitas a locales infernales...
Los nombres propios. Dentro de toda esta oleada de creadores que intentan subirse a todo tipo de tendencias virales, destacan algunos creadores que están orientando sus vídeos cada vez más a la comida grotesca. Son casos como el de Nick DiGiovanni, un cocinero que oscila entre lo tradicional y los excesos, o el de Burak Özdemir, una de las estrellas internacionales del género, conocido por sus excesivas preparaciones para alimentar regimientos y su estoica sonrisa.
La lista, sin necesidad de irnos a estrellas internacionales, es interminable: el tremendo Piyush Singh, las guarrerías excesivas de Edurnyx, el muy local y muy demente My Top Burgers, el desperdicio puro y duro de comida de Surthany Hejeij, el estilo clónico e imitadísimo de Comilonestv... La relación es inmensa.
@comilonestv UNO DE LOS BUFFET MÁS BARATO CON COMIDA BEBIDA Y POSTRE Restaurante Chicken & Pasta