"Si solo pudiera comprar una acción, no dudaría ni un segundo... sería esta"

“Si solo pudiera tener una acción en mi cartera, no dudaría ni un segundo. Sería Berkshire Hathaway”. Con esta contundente afirmación, el analista David Butler lanza una declaración que, en tiempos de ruido y euforia en los mercados, suena casi a herejía... o a sabiduría ancestral.

May 1, 2025 - 15:44
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"Si solo pudiera comprar una acción, no dudaría ni un segundo... sería esta"

¿Puede una acción de un conglomerado tradicional ser la mejor apuesta en una era dominada por inteligencia artificial, criptomonedas y tecnológicas volátiles?

Bajo la sombra imponente del 'Oráculo de Omaha', Berkshire Hathaway ha construido algo más que un imperio: ha tejido una filosofía de inversión que combina la paciencia con la potencia, y el conservadurismo con una capacidad bélica de despliegue financiero que haría palidecer a más de un fondo soberano. ¿Es esta acción el arca de Noé bursátil que podría sobrevivir a cualquier tormenta?

UNA CESTA DE TESOROS ELEGIDOS POR LOS MEJORES

Comprar acciones de Berkshire Hathaway es como tener una versión hiperconcentrada de un ETF (fondo cotizado), pero con un matiz crucial: no se trata de un índice automático, sino de una cartera diseñada meticulosamente por uno de los equipos de inversión más legendarios de la historia.

"Berkshire te da exposición a las mejores oportunidades del mercado, sin que tengas que moverte de tu silla. Y sin las comisiones de un gestor activo", señala Butler, quien ve en esta acción una suerte de pasaporte vitalicio a la élite del capitalismo.

Entre sus participaciones más emblemáticas figuran Apple, Coca-Cola y American Express. Pero el alma del conglomerado va más allá de esas acciones cotizadas. Berkshire es propietaria directa de empresas que forman parte del paisaje emocional del consumidor medio norteamericano: desde GEICO y Dairy Queen hasta redes de concesionarios y ferrocarriles.

EL MILAGRO DEL 'FLOAT': INVERTIR CON DINERO AJENO

Una de las grandes joyas ocultas del modelo Berkshire es su manejo del 'float'. En pocas palabras, el conglomerado ha sabido usar las primas no reclamadas de sus aseguradoras como capital de inversión. Es como si tú pudieras invertir el dinero de otros... legalmente.

"Las aseguradoras de Berkshire no son solo un negocio rentable, son una fuente de financiación casi mágica. Ese dinero, que aún no tiene que pagar siniestros, es invertido con la precisión quirúrgica que caracteriza a la casa", explica Butler.

Este modelo le ha permitido a Berkshire actuar como un 'hedge fund' disfrazado de 'holding' tradicional. El resultado: décadas de crecimiento compuesto que hacen palidecer al S&P 500.

UNA MONTAÑA DE DINERO ESPERANDO EL MOMENTO

Pero lo que realmente distingue a Berkshire Hathaway hoy no es su pasado glorioso, sino su presente apabullante. A finales de 2024, la empresa acumulaba más de 334.200 millones de dólares en efectivo y activos líquidos. Una cantidad que no solo le permite dormir tranquila: le da el poder de mover el mercado a voluntad.

"Buffett no está acumulando dinero porque le guste coleccionar billetes. Está esperando su oportunidad. Y cuando llegue, Berkshire tendrá la pólvora seca lista para disparar", advierte el mencionado estratega.

El contexto actual —una guerra comercial relanzada por la administración Trump, tensiones geopolíticas y una corrección latente en los mercados— podría ser, paradójicamente, el escenario ideal para que esa montaña de 'cash' se convierta en una avalancha de adquisiciones estratégicas.

¿Y SI BUFFETT YA NO ESTÁ?

Uno de los grandes temores entre inversores es qué pasará cuando Warren Buffett ya no esté al frente de la compañía. La respuesta, para Butler, es clara: la maquinaria ya funciona sola.

"Berkshire no es solo Buffett. Es un ecosistema de gestión y prudencia que trasciende a su fundador. Su legado está tan institucionalizado como el logo de Coca-Cola", afirma.

Con sucesores ya definidos y una filosofía que prioriza la autonomía operativa de sus empresas subsidiarias, Berkshire ha evitado el error de crear una estructura dependiente del carisma de un solo hombre.

UNA VALORACIÓN RAZONABLE EN UN MUNDO DE BURBUJAS

Mientras el mercado persigue unicornios y se enamora ciegamente de tecnológicas sin beneficios, Berkshire cotiza con la sobriedad de quien sabe lo que vale. Su capitalización bursátil ronda los 1,2 billones de dólares, con un precio por acción de aproximadamente 533 dólares a finales de abril de 2025.

Pero lo más sorprendente no es su tamaño, sino su rendimiento: las acciones de clase B han superado al S&P 500 en más del 90% en los últimos cinco años. Un desempeño que, lejos de depender de la euforia, ha sido impulsado por resultados tangibles y una disciplina inquebrantable.

EL ÚLTIMO REFUGIO DE LOS INVERSORES PACIENTES

En un mundo donde todo parece girar más rápido —desde los ciclos económicos hasta los titulares virales— Berkshire Hathaway representa una anomalía. Una especie de faro estable que sigue brillando sin necesidad de innovaciones disruptivas ni promesas rimbombantes.

"Berkshire no te va a duplicar la inversión en tres semanas. Pero probablemente te permitirá dormir tranquilo durante tres décadas", añade Butler con tono sereno.

CONCLUSIÓN: COMPRAR EL TIEMPO, NO LA MODA

Apostar por Berkshire Hathaway no es una jugada de corto plazo. Es una declaración de principios: elegir la solidez frente al ruido, el análisis frente a la intuición, y la acumulación silenciosa frente al espectáculo. No promete fuegos artificiales, pero puede ofrecer lo más difícil de lograr en el mercado: crecimiento sostenido, rentabilidad razonable y un colchón gigantesco para capear cualquier temporal.

Porque a veces, la mejor inversión no es la que grita más alto, sino la que sabe cuándo hablar... y cuándo esperar.