La furia desencadenada por el 'establishment' culé contra Marciniak tiene más que ver con la frustración que con el hecho de que hace años se descubriera en su vestuario un neceser con el escudo del Real Madrid, y la frustración es el fruto del éxtasis del nuevo rico, esa sensación de invulnerabilidad que te lleva a colgar un Miró encima de la bañera o a disecar un elefante. El Barça no respetó en ningún momento una competición que no domina y que lleva sin ganar desde el estreno de 'Cocineros al volante'; tampoco consideró al Inter, al que en el reparto del casting le tocó el papel de muerto necesario antes de la final (PSG o Arsenal no tenían mucho...
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