Romper el tabú de que los jóvenes vascos escuchen hablar de ETA: "Les gusta conocer esa parte de la historia"

Bajo el título ‘30 años de la Socialización del Sufrimiento. Una conversación entre víctimas y jóvenes’ tres alumnos de Bachillerato frente a sus 400 compañeros de clase han escuchado por primera vez los testimonios de Sara Buesa y Joxemari MitxelenaLa Ertzaintza sólo mantiene ya la escolta a 21 cargos políticos en Euskadi una vez desaparecida la amenaza de ETA El silencio. Eso es lo que reina en clase cuando comienzan a tratar pasajes del terrorismo en Euskadi en las aulas. Puede que por lo lejano que les parece esa oscura parte de la historia, o porque la ven como una película que jamás ocurrió. “En muchas casas ETA es un tabú y no conocen nada hasta que planteamos estos temas en clase. Por mucho que hayamos sido parte de una sociedad en el terrorismo o incluso hayamos sido víctimas, es difícil hablar de estos temas a nuestros hijos, pero a los jóvenes les gusta conocer esa parte de la historia”, explica a este periódico Eider Aznar, profesora de Begoñazpi ikastola, uno de los centros a los que pertenecen los cerca de 400 jóvenes que este jueves han participado en el primer encuentro compartido entre alumnos y víctimas del terrorismo, celebrado en el BEC de Barakaldo, y que da continuidad a las experiencias individuales en las aulas. Los jóvenes han escuchado por primera vez los testimonios en primera persona de Sara Buesa, hija de Fernando Buesa, vicelehendakari del Gobierno vasco asesinado por ETA, junto a su escolta Jorge Díez Elorza, en el año 2000 y de Joxemari Mitxelena, quien se vio obligado a renunciar a su cargo de concejal de EA y a abandonar su pueblo, Oiartzun, debido a las amenazas y la persecución sufrida. Este último ha narrado cómo sufría insultos y amenazas constantes en su etapa política en el pueblo guipuzcoano, pero la gota que colmó el vaso fue cuando llegó a su casa y encontró un gato negro colgado de la puerta. “En Oiartzun ETA, antes de matar a nadie, siempre ponía un gato negro en la puerta de casa. Toco madera, pero soy el único que vive al que le hayan puesto un gato negro”, ha relatado visiblemente emocionado. Durante varios segundos se ha mantenido el silencio. Después los jóvenes se han fundido en un emocionante aplauso, incluso aquellos que estaban más centrados en sus teléfonos móviles que en el relato de Mitxelena se han unido. El relato ha continuado contando que tras aquel suceso tuvo que marcharse del pueblo y separarse de su mujer y su hija. “Fue muy duro, me tuve que marchar y me dijeron que cuando pasara todo podría volver. Había que proteger la vida”, ha afirmado. En Oiartzun ETA, antes de matar a nadie, siempre ponía un gato negro en la puerta de casa. Toco madera, pero soy el único que vive al que le hayan puesto un gato negro Joxemari Mitxelena — Exconcejal de EA en Oiartzun El relato de Mitxelena ha impactado a los jóvenes también por la enseñanza que ha dejado en ellos. “Aquellos que estaba acostumbrado a que se cambiaran de acera cuando me veían pasar un día no lo hicieron. Me dijeron que querían hablar conmigo. Nos tomamos una cerveza y me preguntaron si podíamos poner el marcador a cero. Olvidar no, pero había que mirar adelante, dando más valor a las cosas que nos unen que a las que nos separan. Hoy es el día que sigo militando en el mismo partido político que ahora está en coalición con los que antes me amenazaban o justificaban las amenazas. Podemos estar muy enfrentados, podemos odiarnos a muerte, pero si somos capaces de sentarnos y dejar los reproches a un lado, daremos un buen ejemplo a las nuevas generaciones. Olvidar no se olvida nunca, pero vamos por el buen camino, porque todo se puede hablando, sin armas, sin amenazas. Este pueblo tiene futuro y merece la pena”, ha lanzado ante una sala que ha estallado en aplausos tras sus palabras. Las palabras de Sara Buesa también han logrado emocionar al público joven. Sobre todo en el momento en el que ha narrado las últimas palabras que le dijo su padre al salir de casa y no volver nunca más. “Recuerdo perfectamente ese día como si fuera ayer, lo puedo revivir. Estuvimos comiendo en casa, tomamos café y mi aita salió con mi hermano de casa. Sus últimas palabras hacia mí fueron '¿Hace frío?' y salió fumando un puro. Me quedé en casa con mi madre y escuché una explosión fuerte. Cuando hablo de ello veo como flashes de aquel momento, oigo los sonidos, siento las sensaciones. Una imagen que tengo grabada es la de la vela que todavía estaba encendida y con la que aita se encendió el puro. En aquel momento te sientes arrancada de la realidad, como si te hubieran arrancado una parte del cuerpo. Los sentimientos de angustia, miedo y tristeza te desbordan”, ha recordado. Se puede leer aquí una reconstrucción de aquel atentado. Te sientes arrancada de la realidad, como si te hubieran

Abr 11, 2025 - 07:10
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Romper el tabú de que los jóvenes vascos escuchen hablar de ETA: "Les gusta conocer esa parte de la historia"

Romper el tabú de que los jóvenes vascos escuchen hablar de ETA: "Les gusta conocer esa parte de la historia"

Bajo el título ‘30 años de la Socialización del Sufrimiento. Una conversación entre víctimas y jóvenes’ tres alumnos de Bachillerato frente a sus 400 compañeros de clase han escuchado por primera vez los testimonios de Sara Buesa y Joxemari Mitxelena

La Ertzaintza sólo mantiene ya la escolta a 21 cargos políticos en Euskadi una vez desaparecida la amenaza de ETA

El silencio. Eso es lo que reina en clase cuando comienzan a tratar pasajes del terrorismo en Euskadi en las aulas. Puede que por lo lejano que les parece esa oscura parte de la historia, o porque la ven como una película que jamás ocurrió. “En muchas casas ETA es un tabú y no conocen nada hasta que planteamos estos temas en clase. Por mucho que hayamos sido parte de una sociedad en el terrorismo o incluso hayamos sido víctimas, es difícil hablar de estos temas a nuestros hijos, pero a los jóvenes les gusta conocer esa parte de la historia”, explica a este periódico Eider Aznar, profesora de Begoñazpi ikastola, uno de los centros a los que pertenecen los cerca de 400 jóvenes que este jueves han participado en el primer encuentro compartido entre alumnos y víctimas del terrorismo, celebrado en el BEC de Barakaldo, y que da continuidad a las experiencias individuales en las aulas.

Los jóvenes han escuchado por primera vez los testimonios en primera persona de Sara Buesa, hija de Fernando Buesa, vicelehendakari del Gobierno vasco asesinado por ETA, junto a su escolta Jorge Díez Elorza, en el año 2000 y de Joxemari Mitxelena, quien se vio obligado a renunciar a su cargo de concejal de EA y a abandonar su pueblo, Oiartzun, debido a las amenazas y la persecución sufrida. Este último ha narrado cómo sufría insultos y amenazas constantes en su etapa política en el pueblo guipuzcoano, pero la gota que colmó el vaso fue cuando llegó a su casa y encontró un gato negro colgado de la puerta. “En Oiartzun ETA, antes de matar a nadie, siempre ponía un gato negro en la puerta de casa. Toco madera, pero soy el único que vive al que le hayan puesto un gato negro”, ha relatado visiblemente emocionado.

Durante varios segundos se ha mantenido el silencio. Después los jóvenes se han fundido en un emocionante aplauso, incluso aquellos que estaban más centrados en sus teléfonos móviles que en el relato de Mitxelena se han unido. El relato ha continuado contando que tras aquel suceso tuvo que marcharse del pueblo y separarse de su mujer y su hija. “Fue muy duro, me tuve que marchar y me dijeron que cuando pasara todo podría volver. Había que proteger la vida”, ha afirmado.

En Oiartzun ETA, antes de matar a nadie, siempre ponía un gato negro en la puerta de casa. Toco madera, pero soy el único que vive al que le hayan puesto un gato negro

Joxemari Mitxelena Exconcejal de EA en Oiartzun

El relato de Mitxelena ha impactado a los jóvenes también por la enseñanza que ha dejado en ellos. “Aquellos que estaba acostumbrado a que se cambiaran de acera cuando me veían pasar un día no lo hicieron. Me dijeron que querían hablar conmigo. Nos tomamos una cerveza y me preguntaron si podíamos poner el marcador a cero. Olvidar no, pero había que mirar adelante, dando más valor a las cosas que nos unen que a las que nos separan. Hoy es el día que sigo militando en el mismo partido político que ahora está en coalición con los que antes me amenazaban o justificaban las amenazas. Podemos estar muy enfrentados, podemos odiarnos a muerte, pero si somos capaces de sentarnos y dejar los reproches a un lado, daremos un buen ejemplo a las nuevas generaciones. Olvidar no se olvida nunca, pero vamos por el buen camino, porque todo se puede hablando, sin armas, sin amenazas. Este pueblo tiene futuro y merece la pena”, ha lanzado ante una sala que ha estallado en aplausos tras sus palabras.

Las palabras de Sara Buesa también han logrado emocionar al público joven. Sobre todo en el momento en el que ha narrado las últimas palabras que le dijo su padre al salir de casa y no volver nunca más. “Recuerdo perfectamente ese día como si fuera ayer, lo puedo revivir. Estuvimos comiendo en casa, tomamos café y mi aita salió con mi hermano de casa. Sus últimas palabras hacia mí fueron '¿Hace frío?' y salió fumando un puro. Me quedé en casa con mi madre y escuché una explosión fuerte. Cuando hablo de ello veo como flashes de aquel momento, oigo los sonidos, siento las sensaciones. Una imagen que tengo grabada es la de la vela que todavía estaba encendida y con la que aita se encendió el puro. En aquel momento te sientes arrancada de la realidad, como si te hubieran arrancado una parte del cuerpo. Los sentimientos de angustia, miedo y tristeza te desbordan”, ha recordado. Se puede leer aquí una reconstrucción de aquel atentado.

Te sientes arrancada de la realidad, como si te hubieran arrancado una parte del cuerpo. Los sentimientos de angustia, miedo y tristeza te desbordan

Sara Buesa Hija de Fernando Buesa, dirigente socialista asesinado por ETA

Tras lo ocurrido, Sara Buesa tiene en mente dos conversaciones: la primera, con su hermano, que le dijo que “eso no había hecho más que empezar”, haciendo referencia al duro proceso que les esperaba después del asesinato de su padre a manos de ETA y otra de su madre, asegurando que a pesar de todo lo vivido, la vida “es bonita y vale la pena”. Esa ha sido una de las lecciones de esperanza que ha querido dar al alumnado vasco y que muchos de ellos se han llevado a casa.

La jornada bajo el título ‘30 años de la socialización del sufrimiento. Una conversación entre víctimas y jóvenes’  ha sido organizada por el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora). En ella, además de las víctimas, han participado tres estudiantes de primero de Bachiller, Ander Benítez de San Pelayo Ikastetxea de Ermua, Adrián Losada del Instituto Unamuno de Bilbao, y Ane Marrín de Lauaxeta Ikastola de Amorebieta-Etxano, así como Itziar Aspuru, quien ha explicado su trayectoria como activista por la paz en la asociación Gesto por la Paz, además de la “normalización” de la violencia que vivía la sociedad, que en muchos casos optaba por “mirar para otro lado” cuando los atentados o las amenazas tenían lugar. El origen del evento ha sido explicar cómo ETA, hace tres décadas, decidió ampliar sus miras y amenazar a concejales, periodistas, empresarios o jueces y fiscales.

Ane, Adrian y Ander han sido los tres alumnos que han estado sobre el escenario junto a los protagonistas. Los tres han oído hablar del terrorismo en sus casas, pero era la primera vez que escuchaban a víctimas. “Fue un sufrimiento generalizado que nos recuerda que hay que mirar al pasado para evolucionar”, ha reconocido Ane. Los jóvenes han hablado sobre la desinformación en las redes sociales y que a día de hoy les llegan mensajes políticos a través de Tik Tok. Ander, por su parte, dice que “intenta no hacerles caso”. “Cada uno tiene su pensamiento, pero es un error basarte en las redes sociales porque hay mucha desinformación”, ha admitido.

Si yo hubiese estado en esa época, me podría haber pasado a mí también perfectamente

Ane Alumna de primero de Bachillerato

La última pregunta ha corrido a cargo de Sara Buesa, que se ha dirigido a los tres para preguntarles qué perciben a día de hoy sobre el terrorismo. “La herencia de ETA sigue presente en el País Vasco, igual no desde aquella manera, pero sigue habiendo pequeños detalles, como cuando sales y se sigue relacionando a la gente de aquí con ETA”, ha detallado Adrián. A lo que Ane ha proseguido argumentando que “se frivoliza lo relacionado con el terrorismo”. “Si dices que eres de Euskadi te llaman etarra y lo dicen desde una manera fría sin pensar en cómo lo pueden pasar esas familias o sin saber lo que hay detrás”, ha alertado la joven.

Jornada en Barakaldo  ‘30 años de la Socialización del Sufrimiento. Una conversación entre víctimas y jóvenes’

A modo de conclusión los alumnos han descrito el encuentro como “impactante y estremecedor”. “Hasta qué punto se puede deshumanizar a una persona condenándole a acabar con su vida y condenando también a su familia a todo ese sufrimiento”, ha señalado Ander, que ha destacado “lo que tuvieron que sufrir las familias de los amenazados, algo que le da una dimensión mayor que la que ya tienen de por sí los asesinatos de ETA”. Por último, Ane ha hablado sobre la necesidad de “empatizar” con las víctimas de ETA. “Si yo hubiese estado en esa época, me podría haber pasado a mí también perfectamente y es un golpe de realidad también para nosotros”, ha concluido.

A la salida, Alain y Lander, alumnos de primero de Bachillerato han valorado la posibilidad de escuchar a “dos generaciones distintas hablar sobre algo que involucra a toda la sociedad”. “Es un tema que nos involucra a todos. Ha sido muy enriquecedor y necesario”, ha explicado Alain. Lander, por su parte, se ha quedado con el hecho de que “se ha visto cómo hay gente que entiende el conflicto de forma diferente”. “Se ha visto el aprendizaje que ha habido durante los años de la sociedad vasca”, ha concluido.

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