River estaba para hundirse, pero hizo de la escala previa al superclásico un trampolín anímico

Tras un flojísimo primer tiempo y un 0-2, mejoró con los cambios y llegó al empate frente a Independiente del Valle en la altura de Quito, en la Libertadores

Abr 24, 2025 - 04:53
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River estaba para hundirse, pero hizo de la escala previa al superclásico un trampolín anímico

Pudo ser una derrota dura y terminó siendo un empate balsámico ante Independiente del Valle. River se vio al borde del abismo, que desde la altura de Quito se observa más profundo y oscuro, pero salió vivo cuando nadie apostaba dos pesos tras su desolador primer tiempo, cuando parecía encaminarse a una derrota (0-2) irreversible. Se despertó con los cambios en la segunda etapa y se trae un punto que vale más que lo que representa a simple vista. Porque le permite quedar primero en su grupo de la Copa Libertadores y le hace más placentera la espera del superclásico del próximo domingo.

“Siempre nos ha costado en la altura”, reconoció Gallardo en la previa, antes de meterse en el vestuario del estadio, rememorando sus malas experiencias en el ciclo anterior. Con esos antecedentes, River salió a hacer un partido cauteloso, parado en un bloque bajo y sin mucha distancia entre las líneas para economizar energías. En los 2850 metros de Quito, los 90 minutos suelen resultar demasiado largos para el depósito de oxígeno del que llega desde el llano.

El Muñeco también admitía que Independiente del Valle era peligroso por las bandas. Un diagnóstico acertado para el que no tuvo remedio, porque a los 10 segundos, Aron Rodríguez ya lo desbordaba a Bustos y le anunciaba la noche de pesadilla que le esperaba. Por ese sector también andaba Simón, que le prestó poca colaboración, en un panorama que se fue agravando cuando a los dos zagueros centrales les costó hacer pie en los cierres y coberturas.Mateo Carabajal y Franco Mastantuono luchan por la pelota. El volante de River no tuvo una noche destacada

River cedió la pelota y también la iniciativa. Se agrupó solo para hacer sombra, sin ajustar las marcas, con una línea media permeable y una defensa que se desestabilizó en cuanto la exigieron un poco. En Buenos Aires no solo se habían quedado Enzo Pérez y Marcos Acuña, preservados para enfrentar a Boca, sino también una postura más firme y determinada de un equipo que pretende llegar lejos en la Copa Libertadores.

River adoptó un plan muy peligroso: no proponía casi nada con la pelota y pronto se descubrió que su resistencia era de cristal. Independiente del Valle fue fiel a si mismo en su propuesta de abrir al rival con Ibarra y Rodríguez, dos pistones por los costados, a los que se agregaba el lateral Loor con las proyecciones.

River dejó crecer a su adversario, que ya de por sí se sabe fuerte en su casa. No se nutre de un gran apoyo popular, en un estadio solo ocupado por 7000 hinchas en su capacidad para 12.000. Lo de Independiente del Valle, un club joven, formador de promesas y racionalmente administrado, pasa por la cultura futbolística que adquirió desde que en 2019 obtuvo ante Colón el primero de sus tres títulos internacionales.Spinelli hace la seña de los dos goles que marcó, en el peor momento de River, durante el primer tiempo

Por las copas continentales, Palmeiras es el único visitante que se llevó un triunfo allí. No había margen para que River se sorprendiera con algo desconocido, y sin embargo Independiente lo lastimó con lo previsible: subió la intensidad, lo quebró por las bandas y definió por adentro con un centro-delantero atento a lo que generaran sus compañeros. En seis minutos, entre los 24 y 30 del primer tiempo, Independiente le dio dos sopapos con la mano pesada que figura en su catálogo: desequilibrio por el costado, en este caso con dos subidas de Loor -Mastantuono no lo siguió- y centros que instalaron el pánico en el área visitante. Claudio Spinelli, un argentino que devino trotamundos, definió a un toque en ambas ocasiones. Pezzella y González Pirez nunca lo detectaron.