Trump ordena extraer minerales de los océanos: Este será el precio para el planeta

La firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump para acelerar la extracción de minerales del fondo de los océanos desató una controversia mundial. Aunque esta industria apenas comienza a emerger, sus posibles impactos ya encienden las alarmas entre científicos, ambientalistas y comunidades costeras. ¿Qué pasará con los océanos si permitimos que gigantescas […]

Abr 25, 2025 - 18:08
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Trump ordena extraer minerales de los océanos: Este será el precio para el planeta

La firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump para acelerar la extracción de minerales del fondo de los océanos desató una controversia mundial. Aunque esta industria apenas comienza a emerger, sus posibles impactos ya encienden las alarmas entre científicos, ambientalistas y comunidades costeras. ¿Qué pasará con los océanos si permitimos que gigantescas máquinas revuelvan sus entrañas?

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Crédito: X

¿Qué es la minería en el fondo de los océanos?

La minería en aguas profundas busca extraer nódulos polimetálicos del fondo del océano. Estos nódulos —formados durante millones de años— contienen minerales clave para la tecnología moderna: manganeso, cobalto, níquel, cobre y tierras raras. Son esenciales para fabricar baterías, paneles solares, teléfonos inteligentes y hasta armamento.

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Estados Unidos estima que puede extraer mil millones de toneladas de material en una década, lo que, de acuerdo con esta administración, representaría una inyección de 300 mil millones de dólares a su PIB y la creación de 100 mil empleos. Bajo este argumento, Trump impulsó la autorización para iniciar exploraciones fuera de la jurisdicción estadounidense, desafiando a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (AIFM), organismo de la ONU encargado de regular estas actividades.

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Crédito: American Chemical Society

Los océanos: Un ecosistema en riesgo

Los fondos marinos no son desiertos oscuros. Son ecosistemas tan complejos como desconocidos, hogar de especies únicas como tiburones bioluminiscentes y caracoles acorazados. Muchas de estas criaturas viven exclusivamente en los nódulos que se planean extraer. Cuando desaparezcan, lo harán con ellos.

La biodiversidad del océano profundo está compuesta por especies longevas, de crecimiento lento y reproducción esporádica. Un disturbio como la minería podría causar extinciones irreversibles y alterar redes tróficas que se extienden hasta la superficie, afectando a peces comerciales, mamíferos marinos e incluso al ser humano.

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Crédito: Northwestern University

Los océanos no son solo agua

Además de ser el hogar de millones de especies, los océanos son aliados esenciales contra el cambio climático. Absorben más del 90% del exceso de calor generado por la actividad humana y cerca del 40% del dióxido de carbono. Pero estos servicios climáticos dependen de una biodiversidad saludable, especialmente en las profundidades.

Al perturbar estos ecosistemas, podríamos dañar irreversiblemente el mayor sumidero de carbono del planeta, comprometiendo la lucha contra el calentamiento global.

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Crédito: Universidad de Montreal

Contaminación submarina: El otro gran enemigo

La minería en el fondo marino implica el uso de maquinaria colosal, tan pesada como una ballena azul, que remueve el lecho y succiona minerales hacia la superficie. El proceso genera enormes nubes de sedimentos que pueden desplazarse kilómetros, sofocando organismos marinos, alterando la química del agua e interfiriendo con la comunicación acústica de cetáceos como las ballenas.

A esto se suma el ruido constante, que puede afectar el comportamiento reproductivo y alimenticio de muchas especies marinas.

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Crédito: American Chemical Society

¿Cómo impactaría a los humanos?

Si bien la minería ocurre en alta mar, sus consecuencias se sienten en tierra firme. Las instalaciones para procesar los materiales extraídos requieren infraestructura costera, lo que significa pérdida de hábitats, desplazamiento de comunidades y amenaza a actividades tradicionales como la pesca artesanal.

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Particularmente preocupante es el impacto sobre pueblos indígenas del Pacífico Sur, cuya relación con el mar es no solo económica, sino cultural y espiritual.

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Crédito: Maui University

¿Y el reparto justo?

La minería submarina debería, en teoría, beneficiar a toda la humanidad. El lecho marino, según la ONU, es patrimonio común de la humanidad. Sin embargo, las reglas actuales del juego parecen favorecer a países desarrollados y empresas privadas, mientras que las naciones del sur global asumen los riesgos sociales y ambientales.

La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ya ha emitido 31 licencias de exploración que cubren un área cuatro veces más grande que Alemania, en regiones ricas en minerales como la Zona Clarion-Clipperton, entre México y Hawái. A pesar de su mandato de proteger los océanos, la AIFM está siendo cuestionada por ceder ante presiones industriales.

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Crédito: International Seabed Authority

¿Transición energética a costa de los océanos?

Los defensores de la minería argumentan que estos metales son esenciales para una transición verde. Pero como advierten organizaciones como Ocean Conservancy o el Centro para la Diversidad Biológica, destruir uno de los últimos ecosistemas vírgenes del planeta para fabricar baterías no es sostenible.

La minería submarina promete metales para el futuro, pero amenaza con borrar secretos milenarios del pasado y desequilibrar el presente. En un planeta ya sobrecargado, ¿realmente vale la pena arriesgar los océanos para seguir cavando, ahora bajo el agua?