Refutaciones
Una de las consecuencias más grotescas de los hallazgos del telescopio espacial James Webb, aunque no por completo inesperada, es que los fundamentalistas de la superstición, el pensamiento mágico y el esoterismo se muestran triunfantes y propagan frases como “la física está rota” o “el Big Bang es un embuste, y se los habíamos avisado”. Concluyen que si el Big Bang es una patraña (no lo es, hay ahí un error de concepto), entonces la Tierra es plana, y sanseacabó. Y cuando sostienen que la física está rota, se refieren a la tensión de Hubble, no siempre con una idea clara de qué es. Apuesto lo que quieran a que escriben estos mamarrachos en una computadora que existe y funciona gracias a cientos de leyes de la física, desde la ley de Ohm hasta la de conservación de la energía. Tan rota no está, entonces.Pero hay algo más triste debajo de esta arremetida taumatúrgica. El pensamiento científico, no así la superstición, contiene los mecanismos para auto refutarse. La ciencia es, de hecho, una historia de refutaciones. Pero muchas de esas refutaciones son complementarias. Digamos, Einstein no cancela a Newton. Ni Bernhard Riemann a Euclides. Por contraste, el pensamiento mágico no ha cambiado para nada desde que existe, y eso sí que está roto.

Una de las consecuencias más grotescas de los hallazgos del telescopio espacial James Webb, aunque no por completo inesperada, es que los fundamentalistas de la superstición, el pensamiento mágico y el esoterismo se muestran triunfantes y propagan frases como “la física está rota” o “el Big Bang es un embuste, y se los habíamos avisado”. Concluyen que si el Big Bang es una patraña (no lo es, hay ahí un error de concepto), entonces la Tierra es plana, y sanseacabó. Y cuando sostienen que la física está rota, se refieren a la tensión de Hubble, no siempre con una idea clara de qué es. Apuesto lo que quieran a que escriben estos mamarrachos en una computadora que existe y funciona gracias a cientos de leyes de la física, desde la ley de Ohm hasta la de conservación de la energía. Tan rota no está, entonces.
Pero hay algo más triste debajo de esta arremetida taumatúrgica. El pensamiento científico, no así la superstición, contiene los mecanismos para auto refutarse. La ciencia es, de hecho, una historia de refutaciones. Pero muchas de esas refutaciones son complementarias. Digamos, Einstein no cancela a Newton. Ni Bernhard Riemann a Euclides. Por contraste, el pensamiento mágico no ha cambiado para nada desde que existe, y eso sí que está roto.